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La bioquímica mexicana Gabriela León Gutiérrez ha desarrollado unas potentes nanopartículas antimicrobianas de origen vegetal capaces -merced a su capacidad antiséptica y desinfectante- de eliminar todo tipo de virus, bacterias, hongos, esporas, tripanosomas y micobacterias patógenas de forma inocua. Vegetales que según asevera ya utilizaron para ello civilizaciones tan distintas como la china, la azteca y la maya. Es más, ha patentado el nanocompuesto que ya se comercializa para erradicar infecciones intrahospitalarias y como uso tópico en cremas, pomadas, jabones y un gel de higiene íntimo estando preparados una pasta de dientes y un enjuague bucal. Incluso ha sido aprobado ya su uso médico en patologías como pie diabético, heridas quirúrgicas infectadas, quemaduras e infecciones, incluidas las vaginales.

Y no hablamos de promesas sino de realidades porque se hallan en productos que ya se comercializan. Es más, quienes las han desarrollado afirman que proceden de sustancias vegetales de gran capacidad terapéutica e inocuas que son además biodegradables. No dañan la salud, ni los alimentos, ni el medio ambiente. Y en tal caso, ¿cómo es posible que hallazgo tan importante no haya tenido apenas repercusión mediática? Pues probablemente porque el descubrimiento lo hizo una pequeña empresa mexicana –Gresmex– y sobre todo porque puede tener un enorme impacto económico en la cuenta de resultados de las multinacionales farmacéuticas así como en las de fertilizantes y desinfectantes si su uso se generaliza, además en la ganadería, la agricultura e, incluso, en la restauración de obras de arte.

¿Lo duda? Pues quizás ayude a vencer su escepticismo el hecho de que su descubridora, la bioquímica mexicana Gabriela León Gutiérrez, se entrevistó en 2013 con el entonces presidente de Estados Unidos Barack Obama a petición de éste, ya que quería saber en persona el alcance de su investigación. Como asimismo habló con la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, para hablar de la proyección de su descubrimiento. Es más, ese mismo año la filial mexicana de una de las mayores firmas de servicios profesionales del mundo, Ernst & Young, la entregaría el premio empresarial Emprendedor del Año. Y no solo eso: su descubrimiento fue calificado como «innovación disruptiva» por el Foro Económico Mundial y su empresa invitada por la ONU a formar parte de la UN Foundation en la que están las 100 empresas llamadas a mejorar el futuro de la humanidad. Agregaremos que el 13 de julio de 2016 el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial entregó a Gabriela y a su hermano y socio, Sergio, la patente que asegura su propiedad intelectual y la exclusiva de explotación en 139 países.

Hablamos de dos hermanos que iniciaron su andanza empresarial fabricando productos convencionales de limpieza e higiene personal -jabones, geles antibacterianos, perfumes y artículos para tocador- que vendían a grandes cadenas comerciales cuando en 2008 un hijo de Gabriela, Bernardo, sufrió una grave infección intrahospitalaria por un rotavirus que atacó su sistema respiratorio y digestivo poniendo en peligro su vida aunque finalmente la pudo superar. Sería entonces cuando Gabriela -mientras esperaba con angustia la recuperación de su hijo- decidió estudiar cómo evitar este tipo de infecciones intrahospitalarias que según la revista médica británica The Lancet provocan cada año la muerte de 700.000 personas, de ellas 240.000 niños de menos de 4 semanas. Y se puso a investigar. Según nos explicaría su idea inicial era encontrar algún potente antivírico pero posteriormente comprobaría que el producto natural que finalmente desarrolló era también efectivo contra bacterias, hongos, esporas y otros microorganismos patógenos. Investigación de la que por cierto se encargó su propia empresa familiar –Gresmex– haciendo 28 versiones del producto hasta dar con unas nanopartículas que según asevera destruyen el ADN de todo tipo de microorganismos patógenos ¡sin dañar los de animales y humanos!

El hasta hace poco Director Médico del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) de México, Rafael Navarro, explica sobre las pruebas realizadas al producto -hoy comercializado como Nbelyax– lo siguiente: «En 2010 se hicieron pruebas en el servicio de Medicina Genómica del ISSSTE -sobre todo para ver si la sustancia daña el ADN humano- y se constató que no es así. Y eso es de sumo interés médico ya que, por ejemplo, puede ser usado en la limpieza exhaustiva de quirófanos donde no ha de quedar ni un centímetro de superficie con microorganismos. Representa una gran ganancia para los servicios quirúrgicos la posibilidad de tener un nebulizador inocuo que mate los microbios por simple contacto y sea efectivo muchas horas después de ser aplicado«.

Pues bien, Gresmex comercializa hoy con la marca Éviter varias líneas de productos que permiten su uso en humanos, animales, agricultura y restauración de obras de arte produciendo para ello 2.300 litros de nanopartículas al año y ha empezado a expandirse a través de la empresa con sede en Londres Nanomax International. Y de todo ello hemos hablado con la doctora en ingeniera bioquímica Gabriela León.

POTENTÍSIMO ANTIMICROBIANO

Díganos, ¿por qué hablan ustedes de nanopartículas «biodegradables»?

-El concepto de biodegradabilidad en Nanotecnología no procede de la nanopartícula en sí. Para que una nanopartícula tenga una función específica es preciso modificar su superficie. Hay nanopartículas de arcilla como el dióxido de titanio y otras de oro, plata u otro metal. Pero asimismo hay nanopartículas de dióxido de titanio modificadas con metales siendo éstos los que provocan más temor porque su potencial toxicidad en animales y humanos no se conoce bien; no se sabe el daño que pueden llegar a causar si se acumulan en el hígado o el cerebro.

Así que para crear nuestras nanopartículas biodegradables utilizamos como soporte dióxido de titanio -arcilla común en la naturaleza existente desde el comienzo de la vida- e introdujimos en ellas extractos vegetales (más bien «nanosustancias» de ellos); principalmente cítricos pero también otros como la pimienta o la canela. Hecho esto recubrimos esas nanopartículas con moléculas biológicas -como los fosfatos- a fin de que los microorganismos patógenos no las detecten y puedan penetrar en su interior como moléculas «troyanas» permitiendo así que las nanosustancias vegetales introducidas imposibiliten su replicación. Y es biodegradable porque los extractos vegetales utilizados lo son: biodegradables y de origen cien por cien natural. Tenemos certificaciones que demuestran que nuestro producto es biodegradable e inocuo.

Es verdad que el dióxido de titanio está en la naturaleza en varias formas -como rutilo (tetragonal), anatasa (octahédrico) y brookita (ortorrómbico)- y se trata del pigmento inorgánico de mayor producción mundial (E-171). Se utiliza de hecho para blanquear productos como el requesón, el yogur, el helado, la crema agria, los chicles, los dulces, las pastillas, los dentífricos y muchos otros. Sin embargo en 2009 un grupo de científicos del Jonsson Comprehensive Cáncer de la UCLA (EEUU) demostró que sus nanopartículas pueden causar daño genético sistémico en ratones induciendo roturas en el ADN. Y el Instituto Nacional de Investigación Agronómica de Francia (INRA) -a principios de 2017- que puede provocar lesiones precancerosas en el colon. Así acaeció tras proporcionar durante 100 días agua con dióxido de titanio a un grupo de ratas. Obviamente tal resultado no puede extrapolarse sin más a humanos y por ello el Gobierno francés pidió a la Agencia Nacional de Seguridad Alimentaria que lo investigue. El Comité Mixto de Expertos en Aditivos Alimentarios de la Organización para la Alimentación y la Agricultura y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) afirma por su parte que añadir más de 3 gramos por cada 100 de producto lácteo sí puede bloquear la respiración celular -afectando en especial al hígado y los riñones- y provocar cáncer. De hecho la propia Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) lo tiene catalogado como posible carcinógeno para humanos en el Grupo 2B. ¿Tan seguros están ustedes de que no es peligroso aplicado tópicamente?

-Lo estamos. Se trata de una sal mineral presente en la naturaleza que además nosotros utilizamos solo en su fase anatasa, la de más baja reactividad; además, el «disfraz biológico» que le «ponemos» quita aún más reactividad a la poca que tiene en esa fase. Entiéndase que no usamos la arcilla sino nanopartículas. Y todas las certificaciones que obran en nuestro poder indican que no existe toxicidad alguna. Ni en las nanopartículas Nbelyax ni en la línea de productos Eviter.

Entre los extractos vegetales del producto dan ustedes mucha importancia a los cítricos. ¿Cuáles utilizan concretamente?

-Me permitirá que no entre en detalles ya que forman parte de la patente pero básicamente utilizamos extractos de todos -naranjas, mandarinas, toronjas, kiwis…- aunque en diferentes porcentajes. Cítricos a los que añadimos otros vegetales llegando a la mezcla que hoy consideramos la más efectiva.

¿Se han servido de los conocimientos botánicos de las culturas tradicionales para elaborar sus productos?

-Hemos estudiado y utilizado los conocimientos sobre plantas terapéuticas procedentes de distintas culturas tradicionales. Cuando estudié Ingeniería Bioquímica una de mis materias favoritas era la Farmacología Vegetal porque de ella procede la moderna industria farmacéutica. Desde entonces me han interesado mucho los principios activos de las plantas así que me he pasado mucho tiempo estudiándolos y validándolos hasta tener un buen conocimiento sobre qué planta utilizar en cada caso.

Para elaborar nuestra nanopartícula buscamos en toda la farmacopea mundial tradicional. Los chinos utilizaban -y utilizan- las sustancias activas de los vegetales. Los aztecas, los mayas, los hindúes y prácticamente todas las culturas se han servido de plantas. Desde los egipcios tenemos documentado el uso de principios activos vegetales. Y no solo de manera histórica sino también de manera científica. Y hacia esas fuentes encaminamos nuestra investigación para poder encontrar qué principios estaban mejor documentados científicamente y así conseguir la mezcla ideal que hoy forma parte de nuestra nanopartícula.

¿De verdad no hay microorganismo patógeno que se le resista?

-Acaba con virus, bacterias, hongos, esporas y micobacterias patógenas. Es una especie de «bomba atómica» contra todos esos microorganismos. Actualmente existen buenos productos antibacterianos -algunos incluso específicos para cierto tipo de bacterias- pero que no sirven ni para virus, ni para hongos. Así que se necesitan antivíricos y antifúngicos. Y todos ellos tienen efectos secundarios negativos.

En la propia literatura científica se considera sustancia esterilizante la que libra de bacterias, hongos y esporas… pero no se incluyen ni los virus ni las micobacterias (como la que causa la tuberculosis). Y una de las grandes ventajas de nuestra nanopartícula es que elimina el 100% de las bacterias, virus, hongos, esporas y micobacterias patógenas. Lo hemos demostrado con todas las metodologías y métodos de medición y diagnóstico existentes. Rango tan amplio que nos da la posibilidad de aplicaciones muy necesarias a nivel mundial. Recuérdese que la OMS lleva años alertando del peligro de la resistencia bacteriana, de mutaciones y del surgimiento de superbacterias que muchas veces se encuentran en entornos hospitalarios.

Nuestra filosofía es afirmar que tenemos ventaja competitiva o una buena aplicación solo cuando está totalmente sustentada; no ya por nosotros sino por portavoces o instituciones autorizadas que nos den por escrito que funciona para determinada aplicación o contra determinados microorganismos concretos.

¿Y qué resultados han obtenido en el campo de las superbacterias y las bacterias resistentes?

-Muy buenos, ¡excelentes! Tenemos varias certificaciones que así lo acreditan. Contamos incluso con el aval de un infectólogo de gran prestigio a nivel mundial que trabaja con los Centros de Control de Enfermedades de Estados Unidos como el doctor Guillermo Ruiz Palacios.

Hemos probado con nueve tipos de bacterias súper-resistentes y nuestro producto acaba con todas. Y no solo eso: se ha comparado su eficacia con otros productos -como el cloro y la lejía- y ha demostrado ser mucho más eficaz además de inocua. Es más, mientras que con cloro una superficie tiene que limpiarse cada 15 minutos para lograr la ausencia total de bacterias con Eviter basta limpiar cada 72 horas.

También hicimos una prueba en un laboratorio autorizado por la FDA eliminando en 30 segundos al 99’7% una bacteria tan peligrosa como la Clostridium. No conseguimos el 100% pero en 30 segundos un resultado del 99’7% es un avance espectacular. Nada en el mundo la elimina por encima del 8%. Y es una bacteria intrahospitalaria muy peligrosa que causa muchas muertes…

ANTIVÍRICO Y ANTIFÚNGICO

¿Y qué resultados han conseguido en el campo de los virus?

-Tenemos certificados que acreditan su efectividad ante más de 18 tipos de virus, incluidos algunos de los más complicados: influenzas como el H1N1, los virus estacionales, el virus sincicial respiratorio, el del papiloma, los herpes 1 y 2 y los de la rabia, la hepatitis y la varicela. Hasta contamos con una experiencia positiva con el virus del ébola aunque sin aval científico. Cuando surgió la epidemia de ébola en África intentamos ayudar pero como en México no teníamos la cepa de ese virus el jefe de Virología del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, el doctor Carlos Cabello, nos sugirió que probáramos con virus que tuvieran la misma conformación, mismas capas protectoras y mismo material genético. Probamos pues con todos esos virus de características similares al ébola y vimos que los eliminaba todos al 100%. Así que el Dr. Cabello nos hizo una carta de presentación para la OMS y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) mexicana avaló el uso de nuestros productos.

¿Y les admitieron la colaboración?

-Sí. Y con el objetivo de proteger a los médicos, enfermeras y voluntarios que formaban la parte fundamental de la lucha contra el ébola enviamos a Liberia -gracias al apoyo de la empresa estadounidense FedEx– 2’8 toneladas de Eviten Productos antisépticos y esterilizantes para instrumental quirúrgico y equipo médico. Ocupándose de la distribución para los hospitales con pacientes infectados en Monrovia (Liberia) la organización internacional Direct ReHef y sus organizaciones asociadas.

Tres meses y medio después recibimos una carta del Ministerio de Salud de Liberia dándonos las gracias por ayudarles a contener la pandemia. Sin embargo como no se hicieron pruebas de laboratorio la eficacia ante el ébola no está científicamente avalada. No importa, nos satisface saber que nuestro producto se probó en una situación de emergencia mundial como ésa. Además las pandemias son multifactoriales. Fue un drama que nos hizo reflexionar y asumir la responsabilidad que tenemos hacia la humanidad.

¿Y cuál es la experiencia de sus productos con los hongos patógenos?

-Eliminamos el Aspergillus niger, hongo intrahospitalario respiratorio tremendamente resistente. Y también tenemos certificados de eficacia sobre las cándidas, hongos muy habituales en las mucosas genitales, bucales e intestinales. Algo importante porque hay bebés recién nacidos que quedan hospitalizados con soporte respiratorio como consecuencia de infecciones fúngicas. Y también tenemos constatada su eficacia -al cien por ciento- en hongos como el Aspergillus fumigatus y el Aspergirus flavus presentes en semillas y silos.

La verdad es que a nosotros mismos nos ha sorprendido el potencial de las nanopartículas que desarrollamos para eliminar virus en bacterias, micobacterias, hongos y esporas.

No nos extrañaría que no les crean… o les boicoteen. Parece inauditamente eficaz.

-Pues tenemos las certificaciones correspondientes a disposición de las instituciones que deseen.

¿De organismos independientes?

-Claro. Del Instituto Politécnico Nacional sobre su eficacia contra micobacterias, de la Universidad Nacional Autónoma sobre los tripanosomas y del Instituto Nacionalde Enfermedades Respiratorias sobre virus y su inocuidad. También trabajamos mucho con el Instituto de Seguridad Social al Servicios de los Trabajadores del Estado, la Universidad Autónoma de Nuevo León y otros laboratorios autorizados por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS).

La primera parte de la investigación se hizo con pruebas in vitro; entre otras cosas porque hay virus que solo pueden manejarse en laboratorio. Con metodologías intemacionalmente reconocidas por las agencias reguladoras que dan validez científica a las investigaciones al comprobar su eficacia contra virus y micobacterias. Eficacia que hemos constatado en un amplísimo espectro de microorganismos con pruebas muy diversas en diferentes laboratorios de Estados Unidos. Incluidas las de la biodegradabilidad de todos nuestros productos. Hemos probado en animales que no son corrosivos ni tóxicos a 30, 90 y 365 días. No solo pruebas dérmicas sino de genotoxicidad.

ESPACIOS BIOSEGUROS

¿Y han podido hacer pruebas de este tipo en humanos?

-Dada la naturaleza del producto de momento contamos solo con experiencias puntuales. En México por ejemplo existe una araña bautizada como «violinista» que al picar inyecta una toxina que deshace las proteínas del tejido provocando gangrena inmediata en la zona y, por supuesto, infección. En Tijuana una enfermera que no conocíamos atendió a un hombre al que había picado una de estas arañas en la ingle gangrenándose desde los genitales hasta las rodillas momento en el que ella decidió limpiar la herida -infectada por pseudomonas- y aplicarle compresas con nuestra crema antiséptica. Se salvó, no hizo falta amputarle y a los dos meses se le pudo hacer un injerto de piel quedando prácticamente perfecto.

Nuestros productos son eficaces frente a cortes y heridas cutáneas así como frente a picaduras. Y asimismo lo son en casos de quemaduras -cicatrizan más rápido y sin formar queloides- y de pie diabético

¿En casos de pie diabético?

-Funciona de maravilla. Tenemos cuatro médicos cirujanos vasculares trabajando en un protocolo específico y hay ya una treintena de casos documentados con pruebas microbiológicas que confirman el tipo de bacteria que estaba en las úlceras antes de ser eliminada. Llamando la atención sobre todo el caso de una persona con una úlcera de quince años provocada por una bacteria intrahospitalaria al que habían sometido a todos los procedimientos -incluidos el lavado quirúrgico y la bomba de alto vacío- sin conseguir cerrar la herida y en menos de tres semanas estaba prácticamente cerrada. Aplicación muy importante porque desafortunadamente México es el país con mayor prevalencia de diabetes.

¿Y ante tan buenos resultados han conseguido ustedes generalizar ya el uso en México de sus productos a nivel hospitalario?

-Hemos esterilizado con éxito quirófanos y áreas completas de hospitales ¡pero está claro que nadie es profeta en su tierra! Nos pusieron todo tipo de trabas, aunque finalmente estamos avanzando. Hay hospitales muy grandes -como el civil de Guadalajara- que utilizan nuestro producto desde hace varios años y prácticamente han erradicado las infecciones intrahospitalarias. También nos pidieron ayuda en la zona de terapia intensiva del Hospital de Pediatría Dr. Silvestre Frenk Freunden el que había niños que llevaban tres meses internados por infección y con una sola aplicación pudimos reducir un 93% la carga microbiana; llegando en los cinco días siguientes al 98%. Fue una experiencia espectacular.

Nuestros productos crean espacios seguros porque no solo conseguimos eliminar los microorganismos patógenos de las superficies del instrumental médico sino también proteger las manos de cirujanos y enfermeras. De hecho incluso tenemos una aplicación que permite eliminar microorganismos de las obras de arte.

DISPOSITIVO MÉDICO, NO FÁRMACO

Si hemos entendido bien el producto original patentado de nanopartículas vegetales se llama Nbelyaxy a partir de él han desarrollado toda una gama para distintas aplicaciones…

-Eso es. Línea de varios productos bautizada como Éviter. Uno es un sanitizante de superficies que se puede aplicar a metal, vidrio y tela que no mancha, no es corrosivo y es biodegradable. Tenemos asimismo un esterilizante en frío para instrumental médico quirúrgico y también un jabón líquido para las manos, una crema antiséptica que sustituye al alcohol en gel o a los geles antibacterianos, unas toallitas húmedas, un gel lubricante íntimo para evitar contagios de transmisión sexual y una línea bucal.

También tenemos un producto para nebulizar y hacer una limpieza exhaustiva de quirófanos mucho más rápida; nebulizador que ya ha sido probado experimentalmente para combatir la roya que destruye las plantas del café así como para eliminar hongos en la Bilbioteca Paíafoxiana de Puebla en la que se guardan libros de hasta 500 años de antigüedad. Y por supuesto, otro para aplicaciones agrícolas,

¿Y no pueden ingerirse las nanopartículas para tratar infecciones internas?

-Esa posibilidad debe ser investigada y valorada. Hoy solo está comprobada su inocuidad en humanos aplicada de forma tópica y autorizado su uso externo para prevenir infecciones o desinfectar cortes y heridas en la piel y boca así como picaduras y tratamiento de cavidades corporales. Su ingesta exige su aprobación como fármaco y eso requiere una investigación seria, rigurosa y profunda. Y lo cierto es que hemos empezado a realizarla. De hecho pensamos que en pocos años podremos tener una buena aplicación farmacéutica multipotencial, algo muy necesario porque hoy es habitual infectarse al tiempo con virus y bacterias o con bacterias y hongos y el tratamiento de ambos problemas por separado puede ser más tóxico que la quimioterapia. Conseguir pues un antimicrobiano de espectro total que pueda ser ingerido o introducido en el cuerpo de forma no dolorosa es uno de nuestros objetivos. Y estamos recorriendo ese camino con responsabilidad porque sabemos que podemos conseguirlo.

¿No existe la posibilidad de probarlo en casos como el de una sepsis avanzada?

-Para nosotros es muy importante generar credibilidad científica y eso exige asumir todos los protocolos y regulaciones… aunque muchas veces te frenen. Sin embargo, ante un caso como el que plantea quizás debiera permitirse probar dado que no hacer nada implica asumir la muerte del enfermo.

Especialmente porque en nuestro caso tenemos el respaldo de certificaciones que demuestran su inocuidad en uso tópico.

Habiendo sido usted recibida personalmente por el expresidente de Estados Unidos Barack Obama para hablar de sus productos y su empresa reconocida por la ONU es de suponer que en su país estará siendo ayudada…

-Pues no; más bien se ha cuestionado nuestro trabajo. Al ser una empresa pequeña y familiar las autoridades inferían que no podíamos tener capacidad para desarrollar moléculas sofisticadas de tan alto impacto. Por otra parte, nos negamos a asumir la corrupción imperante; no nos prestamos a ello. Así que no se nos apoya aunque en nuestro país las infecciones intrahospitalarias le cuestan al estado 37.000 millones de pesos (unos 1.600 millones de euros).

¿Tienen pensado expandirse por otros países?

-Estamos tratando de introducir los productos en Estados Unidos y Europa pero la regulación de ambas zonas es complicada. Mientras solo estamos presentes en México, Centroamérica, Perú y Paraguay. Lo que sí tenemos es contactos muy avanzados con China. En cualquier caso se están probando asimismo en otros países por agricultores que los han solicitado: en Chile para las uvas, en Filipinas para el mango, en la India para el plátano… Incluso en España hay un cliente interesado en utilizarlo contra la Xylella fastidiosa que infecta a los olivos.

EL MILAGRO VERDE

-Hablemos un momento de las aplicaciones agrícolas. ¿Pueden ustedes llegar a ser competencia de compañías de pesticidas como Monsanto?

-Ya somos competencia. Nuestro producto es eficaz para todo tipo de parásitos en todo tipo de plantas. Tenemos ya certificación de su eficacia en 42 microorganismos patógenos. Entre ellos, ante la Roya naranja del café y el Clavibacter del tomate. Acabamos además de desarrollar un novedoso protocolo para virus en cultivos cuyos resultados han sido espectaculares porque no solo evitamos que la planta enferme sino que aumente su producción; entre ellas el frijol. Lo hemos corroborado ya en miles de hectáreas cultivadas.

Trabajamos en dos segmentos de mercado: un producto agrícola orgánico enfocado a productos para exportación -como las fresas- y otro más barato enfocado a productos masivos como el frijol o la patata que estamos probando en cultivos de mango y cítricos.

-Usted es bioquímica; con sinceridad, ¿qué es hoy más peligroso para la salud? ¿Las micobacterias o los pesticidas que se están utilizando?

-Los residuos de los plaguicidas son más peligrosos porque muchos contienen fosfatos o metales que el organismo no puede procesar y son muy tóxicos. Y no desvelo nada nuevo: todas las grandes compañías del sector tienen documentados y comprobados los graves problemas de salud de sus plaguicidas.

¿Puede decirnos para finalizar cuáles van a ser sus próximos pasos?

-Consolidarnos y seguir investigando la eficacia en otros patógenos y microorganismos. Sobre todo en Londres a través de Inmolecule International donde tienen laboratorios en los que poder trabajar con virus como el del ébola y el SARS no disponibles para investigación en México. Y le puedo además adelantar que estamos ilusionados desarrollando dos nanopartículas con el fin de regenerar células y tejidos.

Antonio F. Muro

Fuente; Revista Discovery Salud. Número 212-Febrero 2018         

https://www.dsalud.com/reportaje/desarrollan-unas-potentes-nanoparticulas-vegetales-antimicrobianas/

18/06/2022