Actualizado viernes, 25 noviembre 2022

Esta técnica, sencilla y barata puede cambiar el mundo de la electrónica si se perfecciona

Imagen de un microchip. EL MUNDO

La prestigiosa revista ‘Science‘ publica un estudio del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST), en EEUU, que demuestra que es posible usar azúcar para llevar el poder de los microchips a superficies nuevas y no convencionales. La investigación está dirigida por el científico Gary Zabow, quien descubrió por casualidad que la propiedad del azúcar para generar una especie de ‘calcomanías’ de microimanes.

Todo ocurrió cuando Zabow insertó pequeños imanes en trozos de caramelo duro que, al disolverse con el calor y el tiempo el azúcar, liberó estos microimanes sin dejar plásticos o productos químicos dañinos. «Los colores indicaron que las matrices de micropuntos habían conservado su patrón único», explica el científico.

La microimpresión es la técnica que normalmente se utiliza para crear los chips semiconductores. Esta práctica consiste en el proceso de colocar patrones precisos pero minúsculos de millonésimas a mil millonésimas de metro de ancho en las superficies para darles nuevas propiedades.

Los chips semiconductores, las superficies con micropatrones y la electrónica se basan en la microimpresión, el proceso de colocar patrones precisos pero minúsculos de millonésimas a mil millonésimas de metro de ancho en las superficies para darles nuevas propiedades.

Gracias a la técnica REFLEX (REflow-driven FLExible Xfer), los patrones de microcircuitos podrían transferirse como plantillas para permitir que los científicos o fabricantes graben y rellenen los materiales que necesitan en los lugares correctos.

Pero la combinación de azúcar caramelizada y jarabe de maíz puede ser la solución. Una fácil y barata solución descubierta por casualidad por Zabow. Cuando se disuelve en una pequeña cantidad de agua, esta mezcla se puede verter sobre micropatrones en una superficie plana. Una vez que el agua se evapora, el caramelo se endurece, quedando el patrón incrustado. Luego, el caramelo con la impresión se coloca sobre la nueva superficie y se derrite. La combinación de azúcar y jarabe de maíz mantiene una alta viscosidad a medida que se derrite, lo que permite que el patrón mantenga su disposición a medida que fluye sobre las curvas y los bordes. Después, usando agua, el azúcar se puede remover, dejando solo el patrón.

«La industria de los semiconductores ha gastado miles de millones de dólares en perfeccionar las técnicas de impresión para crear chips en los que confiamos», explica Gary Zabow. «¿No sería bueno si pudiéramos aprovechar algunas de esas tecnologías, ampliando el alcance de esas impresiones con algo tan simple y económico como el azúcar?».

https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/ciencia/2022/11/25/638080e9fdddff13738b45a4.html

26/12/2022