Por un aborto incondicional
La Razón / Wilma Pérez / La Paz
22 de agosto de 2013
Mientras existan gente con esta clase de convicciones, nunca podremos evolucionar ante ese problema.
La solución es bien sencilla: siempre que nos percatemos de algún/a manifestante que esté en contra del aborto libre hay que lanzarles piedras, mejor si utilizamos hondas o tirachinas (en este último caso es mejor utilizar las bolas de los cojinetes).
Deberían tomar nota de los datos que nos facilitó Carlos Vallvé Leal, de Sant Antoni de Vilamajor, pues el pasado viernes 23 de octubre de 2009 publicó en la Vanguardia “Abortos clandestinos” donde nos recuerda que cada ocho minutos fallece una mujer a causa de un aborto clandestino.
Si no se deja de poner trabas a todas aquellas mujeres que lo quieran realizar, nunca se conseguirá que bajen esas cifras, si no que irán en aumento. ¿Acaso vale más la vida de un feto que la de las propias mujeres?
Un dato; en la República Dominicana y en Nicaragua son los únicos países que impiden practicar cualquier tipo de aborto.