Por: Martha Colmenares
Aunque Juan Carlos Loyo, ministro para la Agricultura y Tierras, dice que sí hay harina, arroz, aceite, azúcar, leche y pastas, pues resulta todo lo contrario. Pero cómo es posible que le digan a uno esto, cuando somos los consumidores que vamos a los supermercados y no conseguimos estos productos, y andamos de un lado a otro a ver si encontrarnos algo. Dígame con la leche, me consta porque lo vivo, la gente corriendo a buscar un paquete cuando se da el pitazo y se hacen colas interminables con empujones incluidos por la desesperación de lograr un alimento tan básico. Así se vive. Y lo peor, que se intensifica el alza, caso además, de los medicamentos, lo cual es bien grave. Por experiencia propia, lo digo, porque me toca hacer el mercado de mi casa. A propósito, siguen los relacionados sobre la nefasta ley del precio justo y el video con lo expresado por el presidente de Cavidea, las razones por las cuales nos toca este martirio por el empeño de este régimen de acabar con la empresa privada y la política del socialismo desleal que no cubre de paso, ni un 10 por ciento de la población.
Regulación de precios aumenta la escasez de alimentos septiembre 28, 2011
El presidente de Cavidea, Pablo Baraybar, dijo que los precios regulados están por debajo de los costos de producción y están teniendo dificultades para procesar aceite, harina, pastas, arroz y otros alimentos, reseña El Nacional. “No existe justicia en el ajuste de precios de acuerdo a los costos”, dijo.
Agregó que no se está permitiendo a las empresas tener una responsabilidad justa. Baraybar indicó que no han sido convocados para analizar las estructuras de costos en el marco de la Ley de Costos y Precios Justos y tampoco para discutir el reglamento de esa ley. La escasez supera el 20% en la mayoría de los alimentos y en el caso del aceite se ubica entre el 60% y 70%.
Asimismo, Baraybar insistió en que el Gobierno y la empresa privada deben resolver el problema de rezago de precios y escasez. “Tenemos una devaluación del 100%, necesitamos reunirnos con el gobierno urgente”, acotó en rueda de prensa al tiempo que indicó que son muchas las empresas que no pueden seguir trabajando y produciendo a pérdida a causa de la regulación de precios.
“Cómo podemos fijar precios, si no conozco el precio no puedo comprar la materia prima, ya hemos enviado repetidas veces comunicaciones al Gobierno nacional y no se ha sentado con nosotros a discutir la Ley de Costos y Precios Justos”, insistió el presidente de Cavidea.
“Nosotros no necesitamos esperar hasta el 21 de noviembre para saber cómo será la Ley de Costos, necesitamos que el Gobierno trabaje con nosotros, porque la situación es crítica”.
13/02/2022
1 Comment
Rubén Torres
3 años agoEs triste que sucedan casos como este, nosotros (los españoles) hemos vivido algo similar con la postguerra.
El final de la Guerra Civil no supuso el fin de la violencia política ni la vuelta a la normalidad. El bando triunfante no tenía la intención de perdonar los crímenes de sus adversarios ni de iniciar un proceso de reconciliación nacional. El nuevo sistema político iniciado a partir del 1 de abril de 1939 se basaba en la división entre vencedores y vencidos, en la imposición de los valores de los primeros y en la negación de los principios políticos e ideológicos de los segundos. Por ello, la inmediata posguerra estuvo presidida por la represión y la persecución política, la escasez de alimentos y productos de primera necesidad y el juego de influencias de las distintas familias que habían formado el bando victorioso en la Guerra Civil. Los alimentos no sólo eran escasos, sino de ínfima calidad. Con la finalidad de garantizar el suministro de productos de primera necesidad se implantó la cartilla de racionamiento, aunque se reveló claramente insuficiente. Los que disfrutaban de una buena situación económica recurrieron al mercado negro aunque no era necesario ser rico para saltarse el racionamiento; cualquier pariente o amigo en el Ejército, la Administración o la Falange tenía acceso a productos al margen de la cartilla. Durante 10 años los españoles tuvieron que padecer las penurias del racionamiento, mientras unos pocos acumulaban grandes fortunas gracias al estraperlo.
No es mi intención hablarles de la guerra civil española, simplemente quería hacerles ver que sabemos lo que se siente ir a por alimentos y ver estanterías vacías.
Debo “felicitar” a los productores de leche por la fantástica labor de haber envenenado las mentes de los ignorantes. Les habéis inculcado que la leche de vaca o de cabra, etc. es vital para los niños a sabiendas que ningún otro animal se alimenta de una leche de diferente especie. Tanto es así que siempre se escuchan voces diciendo: nos falta un alimento tan básico (se refieren a la leche de vaca). Es increíble cómo habéis triunfado. ¡Cuántos millones os hace ganar ese producto digno de borregos!
Hay miles de indígenas que jamás han visto una vaca y deberíais ver lo sanos que están. Lo que se demuestra que es un alimento inútil en nuestra dieta. El calcio lo podemos obtener de varias especies vegetales.