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13/01/2022

Francisco Hernández, De niño quería ser astronauta, policía y soldado: fui soldado.

Respondido el 22 de julio

Acepto y reconozco que la vida de mi hermana María Luisa ha sido toda una desgracia, tengo seis hermanas y ella es la mayor de todas. Mi madre la abandonó con papá por los golpes y malos tratos; sin cuidados de nadie un día sufrió muy graves quemaduras en gran parte de su cuerpo, cargó con la responsabilidad de ser la primera, desde niña fue esclava de papá en su taller de dulces típicos, lo acompañó de pulquería (tienda donde se vende pulque, una bebida fermentada tradicional de México) en pulquería esperándolo afuera… mientras bordaba encerrada dentro del viejo auto, después al borracho se le ocurrió comprar dos puestos en el mercado Miraflores y allí la tenía todo el día mientras él se embriagaba en «El Capricho», la pulquería más cercana. Hasta le dio un balazo en una pierna un día que se le cayó su ridículo revolver 0.22″, mi hermana solo tuvo dos novios: uno de lejecitos casi platónico y el que es su esposo, con el que se casó para escapar de mi padre.

Vive en Guanajuato, hasta hace poco tiempo ella me visitaba cada año por una semana, una vez trajo a su hija y sus nietos. Sin querer empezamos a recordar a papá… hablar de aquel infierno fue inevitable… se proclamó la hija que más sufrió con aquel sujeto y no estuve de acuerdo, así que le platiqué (le hablé) lo que a mi me había tocado… pues cuando se casó yo la reemplacé.

Le confesé cosas que a nadie nunca le había contado, y que mis dos hermanas menores que las presenciaron tampoco las habían platicado.

También fui esclavo desde los 7 años y acompañé al borracho en sus parrandas encerrado en aquel viejo auto, pero yo me cubría con harapos, sin calzones ni calcetines, mis zapatos rotos con los dedos de fuera, mi cama que en realidad eran unas tablas infestadas de millares de chinches, teniendo prohibido jugar, hablar, reír, enfermarme, bañarme… calificado como el niño más pendejo (persona sinvergüenza o despreciable) que pudiera existir, tachado de homosexual gritándome puto en la calle delante de las gentes… y encima acusándome de ser el amante de mi propia madre…

Mi hermana lloraba mientras le platicaba y su hija nos miraba con los ojos muy abiertos, después que nos calmamos un poco mi hermana me dijo: «Mejor no me hubieras platicado todo eso delante de mi hija, para ella su abuelo -nuestro padre- era un santo y casi lo tenía en un altar, yo nunca le he platicado sobre el balazo, las pulquerías y todo lo que sufrí acompañándolo».

«Todo eso debería haber quedado en secreto, es lo que nos tocó vivir a nosotros, ella no tenía por qué enterarse de nada de aquello».