Si bien el nivel de deforestación en los nueve primeros meses del año se ubicó por debajo de las 787.000 hectáreas registradas en el mismo período de 2019, supera los datos registrados en 2018, 2017, 2016 y 2015. El número de incendios va en aumento.
2020/10/10
Incendios y deforestación en la Amazonia brasileña. Foto: Greenpeace
Más de 700.000 hectáreas fueron deforestadas en la Amazonia brasileña entre enero y septiembre, una cifra alarmante a pesar de ser un 10 por ciento inferior a la registrada en el mismo período de 2019.
Los datos oficiales del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) revelan que en septiembre se talaron 96.400 hectáreas, un 34 por ciento menos que en septiembre del año pasado, cuando la deforestación superó las 145.000 hectáreas.
El nivel de deforestación en los nueve primeros meses del año se ubicó igualmente por debajo de las 787.000 hectáreas registradas en el mismo período de un año atrás. Gran parte de lo que sucede con la amazonia, sus talas y sus quemas se le atribuyen a las políticas del presidente Jair Bolsonaro, un escéptico del cambio climático que de manera permanente abre la posibilidad a que la selva amazónica sea expuesta a actividades mineras y agropecuarias.
Los focos de incendios han sido frecuentes en la Amazonia brasileña. Foto: Greenpeace
Pero la superficie talada en los primeros nueve meses de 2020 ya supera el total registrado en los años previos: 495.000 hectáreas en 2018, 355.000 hectáreas en 2017, 603.000 en 2016 y 219.000 en el año 2015.
Cifras muy altas
«Las cifras de deforestación siguen siendo altas e inaceptables. En septiembre, una superficie equivalente a dos canchas de fútbol fue talada, por minuto, de forma ilegal», advirtió Marcio Astrini, secretario ejecutivo de la ONG Observatorio do Clima.
Aunque las cifras de la deforestación son inferiores a las de 2019, la cantidad de incendios en la Amazonia aumentó 61 por ciento en septiembre en relación al mismo mes del año pasado, con 32.017 focos identificados por los satélites del INPE.
En los primeros nueve meses del año, se registraron 76.030 focos, frente a los 66.749 entre enero y septiembre de 2019, un aumento de 14 por ciento.
Al sur de la Amazonia, en el Pantanal -un gigantesco humedal rico en biodiversidad-, los incendios batieron todos los récords: con 8.106 focos, septiembre fue por lejos el peor mes desde que el INPE inició la serie estadística, en 1998.
La apertura de carreteras es frecuente en la Amazonia de Brasil. Foto: AFP
El récord anual, que databa de 2005 (12.536 focos) fue más que superado en los últimos nueve meses, con 18.259 focos de incendio desde enero.
Contrariando las críticas de ambientalistas y especialistas, el gobierno afirma que no ha fallado en su política de combate a los incendios, que atribuye a la fuerte sequía que afecta a ambas regiones.
La importancia de Pantanal
La biodiversidad y riqueza ecológica de Pantanal es incalculable, pero las llamas están acabando con vastas áreas. Reconocido como Reserva de la Biósfera por la Unesco y santuario de una rica fauna nativa, este humedal posee una extensión superior a 170.500 kilómetros cuadrados, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
Este ecosistema cubre áreas en Brasil, Paraguay y Bolivia. Aproximadamente el 62 por ciento del mismo está en el centro-oeste de Brasil, en los estados de Mato Grosso y Mato Grosso do Sul. En Paraguay hay un 20 por ciento y en Bolivia el restante 18 por ciento, en la región conocida como el Chaco.
Incendios han consumido miles de hectáreas en el Pantanal. Foto: AP
Según WWF, el Pantanal alberga 656 especies de aves, 159 de mamíferos, 325 especies de peces, 98 de reptiles, 53 de anfibios y más de 3.500 de plantas. Muchas especies amenazadas en otras regiones de Brasil se hallan en número considerable en el Pantanal, como el pájaro gigante jabirú, también llamado tuyuyu.
Datos de la organización WWF Brasil indican que el Pantanal representa alrededor del 3 por ciento de los humedales de todo el mundo y ha sido uno de los menos alterados. Sin embargo, este año esta situación ha variado por cuenta de los incontrolables incendios.
*Con información de AFP
15/11/2020
1 Comment
Rubén Torres
3 años agoGran parte de lo que sucede con la amazonia, sus talas y sus quemas se le atribuyen a las políticas del presidente Jair Bolsonaro, un escéptico del cambio climático que de manera permanente abre la posibilidad a que la selva amazónica sea expuesta a actividades mineras y agropecuarias.
R. Ante cualquier problema lo primero que hay que averiguar es el origen. En este caso vuelve a ser la gente con el poder de decidir qué se hace o no. Los alcaldes, presidentes, concejales, ministros y gobernadores incompetentes son los que lo deciden todo. Todos ellos ya han demostrado lo que saben hacer (empeorar los problemas). Está claro que nuestros gobernantes no están capacitados para asumir sus cargos. El desinterés que demuestran por el medioambiente ocasiona enormes pérdidas, tanto humanas como de animales y vegetación silvestre. Es hora que sean reemplazados por personas resolutivas. Todos esos problemas serían solucionados si los que gobernaran fuesen gente con un alto nivel de formación de ecología, medioambiental, económica y social. Una vez más, abogo para que se elijan personas competentes y dejar a los inexpertos en el banquillo, solo así se pueden encontrar soluciones efectivas. Por enésima vez se ratifica lo que desde hace décadas vengo diciendo: cuando alguien tiene el poder de decidir qué se debe hacer ante un problema y ese alguien no está lo suficientemente cualificado, algunos problemas se agravan irremediablemente.
Por todo ello es imperativo que se forme un colectivo de investigación y colaboración, con la noble misión de crear una nueva economía de la abundancia basada en el procomún.
Es imperativo dejar atrás la codicia y dejar de arrasar la selva. La Naturaleza no debe pagar la insensatez humana. Como ya he explicado en otras ocasiones, se debería haber puesto límites a la gente que quiere tener hijos sin las condiciones económicas ni físicas para tenerlos. Debemos emular a los animales en esa cuestión. Solo los más fuertes y mejor adaptados deberían tener ese derecho. Solo así se dejaría de destrozar a la Naturaleza para ganarse el pan.