A lo largo de su historia, España ha participado en toda clase de guerras con muy variados resultados. Recopilamos algunas de las más importantes en esta galería.
Publicado por Daniel Delgado. Periodista especializado en divulgación histórica y cultural.
Creado: 18.02.2021
Francisco I de Francia decía que ‘España solo pare hombres armados’. No es el único personaje histórico relevante que habla de esta forma sobre los españoles. Los historiadores romanos ya dejaron constancia de la admiración que sentían por los pueblos de Hispania y su carácter guerrero, así como sus temores de que pudieran llegar a suponer un problema para Roma. El propio Napoleón reconocería, en sus últimos momentos, el error que había cometido al subestimar a los españoles y cómo esto le había costado todo su futuro. Guste o no guste, la historia de España es la de una sucesión constante de guerras y conflictos que denotan, ante todo, una cosa: los españoles son como su tierra, indómitos.
Muchos siglos antes de que la palabra ‘España’ significara algo, los pueblos autóctonos de la península vivían en paz y en guerra según el momento y el lugar, y en el siglo II a.C. tuvieron que hacer frente a un desafío que no esperaban. Roma había llegado a las costas ibéricas para tocarle las narices a Cartago, su rival por el dominio del Mediterráneo, pero una vez allí decidió quedarse y sacar provecho, aunque pagando un alto coste. Los pueblos de la península vendieron cara su independencia e hicieron sangrar a la poderosa Roma mucho más de lo que podrían haber esperado.
Tras los romanos llegaron los godos, herederos de los mercenarios germanos que habían viajado hasta la península para asistir a las legiones y acabaron ocupando el poder. Se formaron entonces una serie de reinos feudales que, durante unos trescientos años, estuvieron casi en guerras constantes por el poder. En el 711 se produciría la invasión musulmana y un nuevo jugador entraría a la partida, haciendo que las lealtades de cristianos y musulmanes variasen según la conveniencia de cada momento. Durante la segunda mitad del siglo XV, bajo el reinado de Isabel y Fernando, se lograría completar la ‘Reconquista’ y se abrirían las fronteras del reino, convirtiéndose en el imperio más poderoso de su tiempo con Carlos I y Felipe II al frente.
España participaría en tantas guerras como grande era su influencia. Las constantes tensiones con Francia o Inglaterra o los movimientos independentistas de Países Bajos y las colonias de ultramar parecían no ser suficiente, ya que es habitual encontrarse con una o dos guerras civiles por el camino. Se mire como se mire, demasiadas guerras.
Con todo, uno no puede comprender la historia de España (y la de gran parte del mundo) si no comprende estos conflictos que tantas vidas marcaron. Por ello recopilamos algunos de los más importantes en esta galería.
Imagen: Wikimedia Commons
1. Guerra contra Roma
Los romanos llegaron a la península Ibérica en el 218 a.C. con el objetivo de derrotar a los cartagineses que allí se asentaban y debilitar su influencia en el Mediterráneo. Sin embargo, una vez cumplida esta misión, se dieron cuenta de los enormes beneficios que podía suponerles el controlar aquella tierra rica en campos que cultivar y minas y canteras que explotar.Las guerras hispanas fueron un conjunto de conflictos, intermitentes y descoordinados, en los que los distintos pueblos de la península (lusitanos, celtíberos, galaicos, vacceos…) combatieron contra el dominio y la presencia de Roma en sus tierras. Según cómo se mire, estos comenzaron desde el mismo momento en que Roma desembarcó en la península (muchos hispanos lucharon junto a los cartagineses) o desde el año 195 a.C. aproximadamente, momento en que comenzó la expansión hacia el interior de la península Ibérica. Los pueblos nativos demostraron su ardor guerrero y no se lo pusieron fácil a Roma (Hispania era uno de los peores destinos a los que podía ser enviado un legionario), y de todos los frentes y batallas se destacan la rebelión lusitana encabezada por Viriato (147 a.C. – 139 a.C.) y la defensa que los celtíberos presentaron en Numancia, cuya caída marca la victoria romana.
Imagen: Wikimedia Commons
2. La ‘Reconquista’
Bajo este nombre se conoce popularmente a las diferentes guerras que enfrentarían a los reinos cristianos de la península contra los musulmanes que la invadieron (llamados por un rey godo) en el año 711. Muchos historiadores cuestionan el nombre común de ‘ Reconquista’ ya que este abarca un periodo de casi 700 años (hasta la toma de Granada en 1942) y agrupa una serie de conflictos irregulares (en muchos casos los cristianos se aliaban con los musulmanes para luchar contra otros cristianos) como si formasen parte de un todo bélico.Invitados por el visigodo Ágila, las fuerzas del califato Omeya lideradas por Táriq ibn Ziyad desembarcaron en la península Ibérica y comenzarían una rápida expansión en la que acabaron con la resistencia visigoda en la batalla de Guadalete ese mismo año y lograron controlar casi la totalidad del territorio. No sería hasta el año 721, con la batalla de Covadonga y la victoria de Don Pelayo, cuando comenzaría la verdadera oposición cristiana contra los musulmanes. Desde ese momento, las luchas y alianzas serían tan constantes como los cambios en los equilibrios de poder, afectados en gran parte por lo que sucedía en las lejanas tierras del califato Omeya. La batalla de Navas de Tolosa (1212) supuso la apertura de las tierras del sur para los cristianos y el comienzo del fin de Al-Ándalus, cuya caída definitiva llegaría en 1492 con la toma de Granada por parte de los Reyes Católicos.
Imagen: Wikimedia Commons
3. Guerra de las Comunidades
La llamada Guerra de las Comunidades fue un levantamiento armado contra Carlos I (contra sus representantes extranjeros, más bien) por parte de un grupo de nobles castellanos que se sentía ninguneado y despreciado por su nuevo rey.Desde la llegada al trono de Carlos I en 1516, el joven rey se había mostrado más preocupado por lo que sucedía en Europa que en sus dominios y siempre se había apoyado más en los consejeros flamencos que traía en su cortejo que en los nobles castellanos. La situación se agravó cuando, en 1519, Carlos fue nombrado emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico y viajó hasta Alemania para ser coronado, dejando al mando del reino a Adriano de Utrecht. Aprovechando la ausencia del monarca, ciudades como Toledo, Salamanca, Segovia, Ávila o Valladolid se alzaron en armas y rechazaron la autoridad del rey, implantando un sistema de autogobierno que defendía ante todo los derechos y beneficios de los castellanos. Las revueltas campesinas hicieron que muchos miembros de la alta nobleza prefirieran posicionarse de parte del bando realista y, tras la derrota sufrida en Villalar, los principales líderes comuneros (Padilla, Bravo y Maldonado) fueron ejecutados.
Imagen: Wikimedia Commons
4. La Conquista del Nuevo Mundo
El descubrimiento del continente americano por parte de Cristóbal Colón en 1492 expandió las fronteras del mundo conocido hasta entonces y supuso un nuevo horizonte que explorar y explotar para los reinos europeos. Los españoles encabezaron este proceso y, durante el siguiente siglo, cientos de barcos zarparon rumbo al Nuevo Mundo con la intención de asentarse, explorar tierras desconocidas o de guerrear contra los nativos para asegurar su dominio y control. La conquista de América fue progresiva y violenta, caracterizada por la superioridad armamentística de los españoles y sus alianzas temporales con pueblos nativos que estaban, a su vez, enfrentados contra los hasta entonces señores del continente (imperios azteca e inca). De esta época nos llegan nombres como los de Hernán Cortés, Francisco Pizarro, Diego de Almagro, Núñez Cabeza de Vaca o Vasco Núñez de Balboa.Los territorios conquistados pasaban a formar parte de la corona española, se estructuraba un sistema político, económico y comercial y se integraba a los nativos y sus costumbres en él (unas veces más que otras).
Imagen: Wikimedia Commons
5. Guerra de Esmalcalda
Planteada como una guerra de religión, la lucha entre los católicos de Carlos V y los protestantes agrupados bajo la Liga de Esmalcalda era en realidad un pulso por el poder político y económico frente al intervencionismo del emperador. La Guerra de Esmalcalda se libró entre 1546 y 1547 y, en ella, un grupo de príncipes alemanes se opuso a los deseos de Carlos V de mantener como religión oficial y exclusiva en el imperio el catolicismo, habiendo prohibido la publicación de los textos de Martín Lutero. Las fuerzas realistas, lideradas por el Duque de Alba, lograron imponerse frente a los rebeldes y Carlos V los derrotó en persona en la batalla de Mühlberg.
Imagen: Wikimedia Commons
6. Guerra de los Ochenta Años
La Guerra de los Ochenta Años fue, básicamente, el intento de las diecisiete provincias que hoy en día forman los Países Bajos por independizarse del Imperio español. De hecho, la lucha no iba tanto contra la figura del rey sino contra la escasa gobernabilidad que podían ejercer. La contienda comenzó en 1568 y fue un conflicto en el que, además de España y los Países Bajos, acabaron interviniendo otras potencias europeas que querían sacar partido de la situación. Fue en esta guerra donde los legendarios Tercios Viejos se hicieron un nombre y aunque hubo victorias considerables (como la obtenida en Breda en inmortalizada por Velázquez), la duración de la guerra sangró las arcas españolas e hizo que finalmente los Países Bajos consiguieran independizarse y dirigir su propio gobierno.
Imagen: Wikimedia Commons