Abusos sexuales en la infancia pueden desencadenar trastornos alimentarios en la adolescencia
La Fundación ABB, una institución de carácter benéfico sanitario, sin ánimo de lucro y dedicada a los trastornos de conducta alimentaria (TCA), afirma que un tercio de las víctimas de abusos sexuales en la infancia sufre trastornos alimentarios en la adolescencia.
Según los datos de esta institución, de los casos conocidos de TCA que se relacionan con el sufrimiento de abusos sexuales en la infancia, un 12% padecen anorexia nerviosa, un 37% bulimia nerviosa y un 58% sufre otros trastornos alimentarios no especificados.
Según el psiquiatra de la Fundación, Enrique Armengol, quienes padecen anorexia buscan evitar cualquier contacto o sentimiento sexual y provocar rechazo desagradando al abusador, quienes sufren bulimia, sienten y muestran la rabia hacia el abusador y adoptan esa patología para “no ser atractiva sexual”.
Nosotros añadimos nuestra teoría después de lo mucho que se ha llegado a hablar y estudiar de los trastornos de conducta alimentaria, y nuestra relación la basamos en lo que uno puede o no puede controlar. Es decir, si un niño o una niña han sufrido abusos sexuales, es algo que no han podido evitar, han abusado de ellos y no han podido defenderse.
Ese sentimiento indescriptible les acompaña todos los días, no pueden desprenderse de él, ni cuando llegan a la adolescencia. Es entonces cuando hay cosas que si que pueden controlar, como la ingesta de la comida, y es ahí donde se revelan.
Sea el motivo que sea, lo que está claro es que el abuso sexual infantil destroza la vida de las víctimas y sus familias. Ojalá llegue el momento en que no vuelva a suceder, pero de momento, los afectados deberán recibir toda la ayuda profesional que les ayude a recuperarse para poder vivir.
Fuente; aquí
https://tudeudaconelplaneta.es.tl/Abuso-sexual%2C-3%BA-cap%EDtulo.htm
1 Comment
Rubén Torres
11 meses agoVale, puedo entender que algunos críos queden traumatizados al ser forzados a mantener relaciones sexuales en contra de su voluntad, pero ¿Qué hay de los que lo hacen con su consentimiento? ¿También les provoca algún trastorno? ¿Hay pruebas? Que yo sepa hasta ahora ningún profesional se ha pronunciado, se limitan a decir: es probable que le ocurra esto o aquello, tal vez, quizá, etc. Entonces ¿por qué sigue siendo delito?
Por esa regla de tres habría que detener a todos los que conducen un vehículo si se les aplicasen el mismo criterio, pues todos podrían matar a un peatón o estrellarse contra otro vehículo y dejar gravemente heridos a sus ocupantes.