3 Enero 2017
Andrés P. Mohorte
Mark Zuckerberg detesta los cuerpos desnudos. Los detesta hasta el punto de relegarlos a un plano prohibido dentro de la empresa de su vida, Facebook. Hemos hablado con anterioridad de cómo la red social por antonomasia ha retirado imágenes no pornográficas de cuerpos humanos desnudos, ya tuvieran un carácter divulgativo o emocional, entre grandes polémicas. Ahora ha ido un poco más allá: tampoco cabe arte renacentista.
Es lo que descubrió una historiadora del arte italiana cuando, con propósitos educativos y laudatorios, subió a su página personal una imagen del Neptuno de bronce que se puede encontrar en las calles de Bolonia. La estatua forma parte de una céntrica fuente en el casco antiguo de la ciudad, y su diseño y creación data de 1567. Es una pieza histórica renacentista, y como tal se inspira en los modelos artísticos de la Antigua Roma y Grecia. Esto es, está desnuda.
Suficiente afrenta para que saltaran las alertas en Facebook. Pese a que no se trata, obviamente, de un desnudo humano, Elisa Barbari, la dueña de la página, recibió de forma automática un mensaje de la compañía: «La imagen viola las normas de Facebook» porque presenta un desnudo explícito. Aunque sea de bronce.
Neptuno, posando desvergonzadamente para Facebook. (Marcok/Wikipedia)
Según explica Barbari a The Daily Telegraph, la imagen del prominente Neptuno de Bolonia tenía un contenido «sexual» incompatible con las condiciones de uso de Facebook. El mensaje añadía, además, que los desnudos no son permisibles ni siquiera con propósitos educativos o meramente artísticos (esto es, más allá de la pornografía), algo absurdo para la italiana: «En los ’50, durante las ceremonias escolares de graduación, la ciudad cubría la estatua. Quizá Facebook prefiera que vuelva a estar vestida otra vez».
Las palabras de Barbari resuenan con la política oficial de Facebook e Instagram de un tiempo a esta parte: una visión puritana del desnudo que limita en amplios sentidos la creación artística. Da igual de qué tipo de desnudo se trate.
A Zuckerberg tampoco le valen imágenes históricas
Ni siquiera si tal desnudo está absolutamente despojado de connotaciones sexuales. Lo vimos de forma reciente con la célebre fotografía de Phan Thị Kim Phúc corriendo desnuda, de niña, tras ser rociada con napalm durante la Guerra de Vietnam. La instantánea, tomada por Nick Ut para Associated Press, fue utilizada por el periódico noruego Afterposten en una serie de publicaciones, y Facebook optó por censurarlas todas. Acto seguido, el director escribía una carta abierta a Zuckerberg que se convirtió en viral.
Para Afterposten y otros, Facebook había entrado en un terreno peligroso no permitiendo la carga de imágenes de contenido histórico como la de Phan Thị Kim Phúc. Si la estrecha cintura de la compañía sirve en Instagram para impedir que la aplicación se convierta en una suerte de GoneWild, en Facebook se aplica de forma indiscriminada y, como vemos, entre obvios conflictos editoriales.
Hay más casos, aunque ninguno haya llegado al extremo de censurar un (muy maravilloso) pedazo de bronce. Hace un año, un artista alemán denunció el doble rasero de Facebook con esta imagen, en la que una mujer desnuda de cintura para arriba posaba junto a un hombre portando un cartel con mensajes antisemitas. ¿La lección? La fotografía estaría censurada, pero no por el mensaje de odio, sino por los pezones femeninos.
Mientras Facebook continúa envuelta en diversos polémicas con los medios de comunicación por su negativa a ejercer de editor de contenidos, la gran batalla editorial puesta sobre la mesa tras la victoria de Donald Trump y la preponderancia de las fake news, la cuestión de si determinada clase de contenido debe o no debe entrar dentro de sus redes continúa viva. La mala prensa de Facebook a este respecto ya ha conseguido cierta relajación en sus formas. Aunque no total: Botticelli y compañía siguen perdiendo la contienda.
Imagen | Iacopobastia, Dimitris Kamaras
19/03/2024
1 Comment
Rubén Torres
2 años agoMe parece indignante.
El tema de la censura hace mucho tiempo que está publicado en los artículos; Las leyes. Por lo tanto no tengo más que decir.