Por Justin Catanoso/Mongabay Latam
Mientras el cambio climático se agrava a gran velocidad con consecuencias devastadoras y los bosques en pie siguen siendo fundamentales para combatir este fenómeno, la tala para ser quemados va en aumento, pues se ha convertido en toda una industria alrededor del mundo.
2021/01/05
Instalaciones de quema de biomasa forestal de Enviva en el condado de Sampson, Carolina del Norte. Imagen cedida por Dogwood Alliance.
La industria de la biomasa forestal se está extendiendo en todo el mundo —aumenta rápidamente de tamaño, alcance, ingresos e influencia política— incluso cuando los climatólogos y los ecólogos forestales advierten que esta industria está poniendo en riesgo los bosques templados y tropicales.
Asimismo, ejerce presión política para que los gobiernos utilicen los pellets de madera —pequeños trozos de madera y serrín que reúnen desechos forestales compactados— como una “energía renovable” alternativa a la quema de carbón.
“Hemos señalado en distintas ocasiones que la sustitución a gran escala del carbón por biomasa forestal [para la generación de electricidad] acelerará el calentamiento global y aumentará los riesgos de sobrepasar los objetivos fijados en el Acuerdo de París”, sostuvo Michael Norton, director ambiental del Consejo Asesor Científico de las Academias Europeas, en su declaración de diciembre de 2019 para los países de la Unión Europea.
“La razón es simple: cuando se explota un bosque para utilizarlo como bioenergía, todo el carbono de la biomasa entra en la atmósfera rápidamente, pero no será reabsorbido por los nuevos árboles por décadas. Esto no es compatible con la necesidad imperiosa de abordar la crisis climática”, dijo Norton.
Al tiempo que la industria de la biomasa forestal se expande a toda velocidad en Estados Unidos, Canadá, Rusia, Vietnam y Europa del Este, también avanza la amenaza a un incalculable número de hectáreas de bosques naturales y a los ecosistemas biodiversos que estos albergan, necesarios para el secuestro del carbono y la mitigación del cambio climático en esas mismas naciones y regiones. Incluso cuando el calentamiento global se prepara para marcar un nuevo y lamentable récord en 2020.
“Nuestros dos principales desafíos ambientales —el cambio climático y la pérdida de la diversidad— se encuentran estrechamente relacionados. Por ello, la prioridad de los gobiernos debería ser mantener los bosques en pie”, sostuvo Sasha Stashwick, defensora principal del Consejo para la Defensa de Recursos Naturales, en una entrevista a BioEnergy Insight.
“La mayor parte de la madera que se quema en centrales eléctricas del Reino Unido proviene de bosques ecológicamente sensibles del sureste de los Estados Unidos. Esos bosques constituyen sistemas poderosos y eficientes de secuestro de carbono y albergan singulares especies de vida silvestre que no se encuentran en ninguna otra parte en el mundo”, afirmó Stashwick. Sin embargo, estos bosques no pueden cumplir su importante propósito si se los tala y se los transforma en pellets de madera. Porque los árboles demoran décadas en volver a crecer.
En 2017, la demanda de pellets de madera industriales superó los 14 millones de toneladas. Para el 2027, se espera que la demanda duplique con creces los 36 millones de toneladas previstos. Asimismo, se estima que los mayores incrementos de quema de biomasa hacia 2027 se producirán en Europa, Japón y Corea del Sur, mientras que los nuevos bosques de origen para satisfacer esa alta demanda serán aquellos ubicados en países como Brasil, Mozambique y Australia. Imagen cedida por Environmental Paper Network.
Industria de la biomasa en pleno apogeo
A excepción de los Países Bajos —donde la quema de pellets de madera como política se encuentra en estudio— la actual industria de la biomasa forestal refuta y desestima las críticas ambientales. Lo que es más, el sector parece marchar sobre ruedas. Esto se debe, en gran medida, a la laguna en materia de contabilidad de carbono de Naciones Unidas, que entiende la quema de bosques para la generación de electricidad como una actividad neutra en carbono, a pesar de que las ciencias duras demuestran lo contrario.
Considere estas noticias, publicadas en los últimos meses, que dan cuenta del crecimiento exponencial de la industria:
Según el análisis del sector realizado por Forisk Consulting, las exportaciones estadounidenses de pellets de madera se han más que triplicado, de 1,9 millones de toneladas métricas registradas en 2012 a alrededor de 6,9 millones de toneladas métricas en 2019; los primeros cinco meses de 2020 superaron los primeros cinco meses del año pasado.
Pinnacle Renewable Energy, la productora de pellets de madera, tuvo un segundo trimestre récord (abril a junio de 2020) en términos de producción y venta de biomasa forestal en Columbia Británica y Alberta, Canadá. Según los registros públicos, la compañía vendió 620.000 toneladas métricas de pellets para la exportación durante el mencionado trimestre, lo cual representa un incremento del 21 % respecto del trimestre anterior y un aumento del 30 % respecto del mismo periodo en 2019.
Enviva, empresa de Maryland que cotiza en bolsa y que es considerada la mayor productora mundial de pellets de madera, invirtió 175 millones de dólares en la adquisición de su novena planta en el sureste de los Estados Unidos. En paralelo, dos plantas se encuentran actualmente en construcción en Alabama y Misisipi y prometen ser las instalaciones de producción de pellets más grandes del planeta. Los pellets de madera de Enviva tienen como principal destino las centrales de carbón de Reino Unido, aunque también se comercializan cada vez más en Japón y Corea del sur.
Carolina del Norte, el mayor productor de pellets entre los estados del sureste norteamericano, acaba de aprobar la instalación de su quinta planta, esta vez en el condado de Robeson, que ya cuenta con otra planta de Enviva. Allí, toda la producción tiene como destino la exportación. El Departamento de Calidad Ambiental (DEQ) de Carolina del Norte ha otorgado un permiso a la empresa británica Active Renewable Energy Power, a pesar de la oposición de distintos grupos ambientalistas y de la sociedad civil y del compromiso asumido por parte de dicho organismo de no utilizar jamás biomasa para la generación de energía en ese estado.
Sitios operativos y propuestos de quema de biomasa en EE. UU. y Canadá. Haga clic aquí para obtener una imagen interactiva de este mapa. Imagen cedida por Energy Justice Network.
Imagen cedida por Southern Environmental Law Center.
Drax, la empresa británica con el mayor consumo mundial de pellets de madera para la generación de energía, ha reportado un próspero primer semestre del 2020. También informó que la ganancia para los inversores gracias a sus actividades superó en un 16 % a las ganancias obtenidas la primera mitad del 2019. Además, la producción en sus propias plantas de fabricación de pellets en el sudeste de los Estados Unidos ha registrado un incremento del 15 % respecto del 2019, como también una reducción de los costos en un 9 %. Drax continúa gozando de más de mil millones de dólares anuales en subsidios gubernamentales, ya que, técnicamente, la biomasa está considerada como una fuente de energía neutra en carbono, al igual que la energía eólica o solar.
Según un reciente estudio, los subsidios para la generación de biomasa son tan altos en Corea del Sur que —al igual que ocurre en Reino Unido y la UE— la nación asiática está recortando las inversiones que podrían ir a verdaderas fuentes de energía renovable, como la energía solar o eólica. Este país recibe provisiones de Rusia y EE. UU., pero también de Vietnam, Indonesia y Malasia, cuyas selvas tropicales biodiversas ya se encuentran bajo presión extrema por causa de la agroindustria y la minería.
Japón, la tercera economía más grande del mundo, debe importar casi toda su energía desde el desastre nuclear de Fukushima en el año 2011. Para resolver esa necesidad, se encuentra en proceso de conversión de más de 20 centrales eléctricas de carbón a plantas de biomasa y carbón, hasta tanto pueda lograr la transición total hacia el uso de pellets de madera. Por su parte, Vietnam, un país relativamente nuevo en la producción de pellets, probablemente desmontará cientos de hectáreas de bosques tropicales para satisfacer la creciente demanda de biomasa de Japón. Por su parte, los fabricantes de pellets de Canadá y Estados Unidos también se preparan para cumplir con la creciente demanda del país asiático.
Según los analistas financieros, se estima que para 2027 la ganancia global a partir de la biomasa duplicará los 221,7 mil millones de 2019, hasta alcanzar los 425,8 mil millones. Gran parte de esa ganancia provendrá de la tala y quema de árboles, como también de la liberación de carbono en la atmósfera. En los papeles, sin embargo, los objetivos nacionales fijados en el Acuerdo de París se verían cumplidos.
A principios de 2019, los investigadores siguieron el rastro de los camiones madereros que provenían de bosques latifoliados con destino a las instalaciones de Enviva en Northampton, Carolina del Norte. Este claro talado se encuentra en la cuenca del río Tar-Pamlico, junto a Sandy Creek, que desemboca en la ensenada de Pamlico, en Carolina del Norte. Imagen cedida por Dogwood Alliance.
Un camión cargado de madera ingresa en la planta de producción de pellets de Enviva en Northampton, Carolina del Norte. Imagen cedida por Dogwood Alliance/NRDC.