¿Qué pasa con los humedales de Bogotá?
Con ocasión del día mundial de los humedales, le contamos cuál es la situación de estos ecosistemas en la capital del país y qué se está haciendo para recuperar su biodiversidad. Algunos están en grave peligro.
Humedal Juan Amarillo en el 2003.
Colombia es el segundo país más biodiverso del mundo y esa distinción permite que el país tenga en su geografía más de 31.700 humedales registrados. Tan solo en la capital del país existen alrededor de 50 humedales, algunos conocidos como el Juan Amarillo (o Tibabuyes) y otros no tanto, como el Neuta en Soacha.
Los humedales están entre los ecosistemas más diversos y productivos de toda la naturaleza, ya que están en capacidad de suministrar agua potable, albergar diversas especies de animales, evitar inundaciones y regular la humedad en el ambiente. Pero con el pasar de los años estos ecosistemas han sido víctimas de problemas como el vertimiento de residuos tóxicos y desechos que fueron menguando la vida que albergaban.
Incluso en otros casos más graves, estos humedales han sido considerados como terrenos baldíos que se venden de manera ilegal o que se invaden para actividades económicas como la ganadería o la vivienda. Su pérdida ha sido uno de los factores que ha contribuido al incremento de inundaciones y escasez de agua potable, mientras que las edificaciones que se han hecho encima o alrededor de estos frágiles ecosistemas han sido objeto de frecuentes derrumbes y hundimientos.
Por problemas como estos es que desde 1972 se creo la convención sobre los humedales en Ramsar, Irán. Conocida como la convención de Ramsar, este tratado y el entramado institucional creado para darle seguimiento monitorean el estado de los humedales en el mundo. Según uno de sus estudios más recientes ha desaparecido el 64% de los humedales del planeta.
¿Qué se ha hecho en Bogotá?
Desde la pasada administración del alcalde Gustavo Petro, en Bogotá se inició un trabajo para la recuperación y restauración de algunos de los humedales más importantes cómo: Capellanía, Córdoba, El Burro, El Salitre, Guaymaral, Jaboque, Juan Amarillo, La Conejera, La Vaca, Meandro del Say, Neuta, Santa María del Lago, Techo, Tibanica y Torca.
El caso más emblemático es el del humedal Juan Amarillo en el que desde 1995 se realizaron diversos estudios con el fin de crear planes de manejo el primero lo hizo DAPHNIA, empresa que propuso la reconversión ambiental del ecosistema basándose en la transformación del área inundable en un conjunto de cinco lagunas rodeadas por zonas verdes de reforestación y contención de lluvias. Posteriormente las diversas administraciones han destinado parte de sus recursos para la limpieza y descontaminación, no solo del humedal, sino del río que lleva el mismo nombre. El año pasado, por ejemplo, el Acueducto de Bogotá retiró más de 35 toneladas de buchón, una planta acuática invasora la cual ayuda a filtrar los contaminantes en el agua si se controla su crecimiento, pero de no hacerlo mata el espejo de agua, la flora, fauna y acaba con el oxígeno.
Hasta el año pasado se retiró esta planta en una extensión aproximada de 10 hectáreas previamente descontaminadas, así se logró mejorar la capacidad de autorrestauración del humedal para que sea visitado por aves como tinguas (fochas), garzas y patos. La meta para 2017 es remover 80 toneladas de buchón de mínimo 20 hectáreas más en la parte sur del humedal ubicado en las localidades de Engativá y Suba.
Asimismo, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) a través de su Plan Padrino de Humedales ha limpiado más de 3.000 metros cuadrados de agua en el Humedal Neuta, además se frenó la invasión de zonas aledañas por actividades agropecuarias, pastoreo y vertimiento de agua contaminada. Desde diciembre de 2016, con dragas y máquinas anfibias y con jornadas de descontaminación se ha logrado sacar más de 50 bultos de escombros y otro tipo de desperdicios. Esta labor permitió una mejor circulación hídrica y ha despejado la ribera del humedal al que han regresado patos y garzas y otras especies de aves.
Otro de los humedales que está siendo objeto de trabajos de conservación es La Conejera, que pasó de ser el más contaminado en Bogotá en la década de los noventa, a ser el más recuperado al día de hoy. A la fecha, cuenta con la mayor biodiversidad de toda la capital y es el único lugar en el mundo donde se encuentra la Margarita de pantano. Además desde 2012 fue catalogado por la Secretaria de Ramsar como uno de los 14 mejores lugares en el mundo para hacer turismo sostenible, avistamiento de aves y educación ambiental.
Sin embargo, no todo es positivo y los humedales más perjudicados y desprotegidos son los de Capellanía, El Burro, La Vaca, Techo y Tibanica. Los últimos cuatro de una importancia considerable pues están ubicados en uno de los sectores más secos de la ciudad, lo que hace fundamental su función como reguladores hídricos y ambientales.
Humedales de Bogotá, se esta haciendo algo (semana.com)
8/12/2020