Elementos tan básicos como los cables gracias a los que encendemos la luz y nos conectamos a internet, o dispositivos electrónicos y médicos están fabricados con plástico. Además de sus muchas virtudes, implica una serie de desafíos que pasan por su correcto reciclaje.
Por María Ramos Domínguez
Tiempo de lectura; 4 minutos
Es fácilmente maleable, ligero, duradero, resistente y con alta capacidad de aislamiento. Según el informe Plastics – the fast Facts 2023, de la asociación paneuropea de productores de plásticos Plastics Europe, en 2022 la producción mundial de este material alcanzó los 400,3 millones de toneladas, una cifra notable en una industria con menos de dos siglos de antigüedad.
Porque, aunque hace ya 3.500 años que en la cultura olmeca se procesaba caucho natural, es en el siglo XIX cuando se aíslan y descubren elementos como la celulosa, el policloruro de vinilo o el caucho artificial. A partir de los años 30 del siglo XX, estas investigaciones desembocan en la expansión del plástico para diferentes usos y disciplinas.
A cada plástico, su uso y su contenedor
Pero no todos los plásticos son iguales. Para diferenciarlos, en 1988 la Society of the Plastics Industry de Estados Unidos, hoy Plastics Industry Association, propuso un sistema de clasificación: el Código de Identificación de Resinas. Este distingue entre siete tipos en función de la resina plástica empleada en su fabricación, que se identifica mediante una marca impresa en el producto: un número situado en el centro del símbolo internacional de reciclado. Puede llevar también un código de letras debajo del símbolo.
Como recuerdan desde ASTM International –la organización de estándares internacionales encargada de gestionar el sistema–, este código no es un sistema de reciclaje, pero sí una ayuda para este proceso, ya que la identificación del material permite conocer la mejor manera de reaprovecharlo. Si bien la mayoría de plásticos son reciclables, existen algunos que, por sus características, no permiten un reciclaje convencional. Es el caso del PVC y PS.
El primer tipo de plástico es el tereftalato de polietileno, PET o PETE por sus siglas en inglés. Flexible y ligero, se emplea habitualmente en envases alimentarios, como botellas de agua o refrescos, y en el poliéster. El PET es un material totalmente reciclable. No es necesario eliminar sus etiquetas, pero sí se aconseja enjuagar y secar el interior antes de llevarlos al contenedor amarillo.
El polietileno de alta densidad o HDPE es mucho más resistente. Se encuentra en envases no transparentes, como los de productos de limpieza, botellas de leche, productos farmacéuticos como cremas u otros botes y garrafas. Puede reutilizarse para fabricar nuevos envases o piezas de mobiliario. Al igual que ocurre con el PET, se aconseja enjuagar los envases previa disposición en el contenedor amarillo.
El policloruro de vinilo o PVC es el plástico más empleado después del polietileno. En su forma rígida muestra una gran resistencia y fuerza, ideal para su empleo en construcción; por ejemplo, en tuberías. El PVC flexible se utiliza, entre otros, en cableado, suelas o telas impermeabilizadas. Aunque no es fácilmente reciclable, (este residuo no se tira al contenedor amarillo) permite un aprovechamiento versátil si se lleva a lugares que cuenten con tecnologías de reciclaje adecuadas.
El cuarto tipo es el LDPE o polietileno de baja densidad, el más empleado en embalaje gracias a su flexibilidad, su bajo coste y su seguridad en entornos alimentarios. De fácil reciclaje, se puede encontrar en bolsas de plástico, papel film transparente o de burbujas y como aislante en cables eléctricos. Sin embargo, su baja densidad puede contaminar otros materiales durante el proceso de reciclaje, por lo que se recomienda separarlo de otros tipos y asegurarnos de dónde recogen esta tipología en nuestra localidad. Generalmente, en los Puntos Limpios.
El polipropileno (PP) es resistente al calor y esterilizable, dos razones que justifican su empleo para, entre otros, tarteras y envases para cocina o material médico. Es totalmente reciclable, y se aconseja enjuagar su interior antes de llevarlo al contenedor amarillo.
No así el poliestireno o PS, de peor reutilización. Este plástico se emplea, gracias a sus cualidades aislantes y resistentes, tanto en construcción como en envases térmicos para alimentación o laboratorios; también en electrodomésticos o juguetes. Puede llevarse al contenedor amarillo para volver a crear piezas de poliestireno.
La séptima categoría funciona como cajón de sastre donde van otros tipos de plásticos, frecuentemente combinaciones de varios polímeros, que por su carácter de mezcla no siempre son fáciles de reutilizar y que deben llevarse al Punto Limpio o centro municipal donde se recojan este tipo de residuos.
La circularidad aplicada al plástico
Se calcula que, en la Unión Europea, cada habitante generó en 2021 de media 189 kilos de residuos solo de envases. El uso masivo de plásticos hace necesarias acciones que mitiguen su influencia en el medio ambiente e incorporen la economía circular al ciclo de vida de este material. Estas se están implementando gradualmente: el informe de Plastics Europe destaca cómo la producción de plásticos circulares creció un 29% en Europa respecto a 2018 y es ya casi el 20% del total en la región.
Las iniciativas de gestión de residuos plásticos y la tecnología de reciclaje podrían permitir reducir hasta casi el 80% su desecho para 2040, de acuerdo con un estudio publicado en Science.
Lo cierto es que ya hay iniciativas pioneras en marcha, como la consistente en la producción de fenol y acetona desarrollada por Cepsa a partir de plásticos de un solo uso vertidos al contenedor gris. Estos residuos se han aprovechado como materia prima para la producción de energía tras su tratamiento. Pero existen otros proyectos de este tipo, en los que la innovación juega un papel central y que demuestra las posibilidades del plástico dentro de la economía circular a la vez que abogan por la sostenibilidad. Es el caso de Plastic Repair System, firma que se encarga de reparar grandes volúmenes de RTP. Estas siglas en inglés se refieren al embalaje para el transporte de retornables, como pallets o contenedores y el objetivo es permitir su reutilización para prolongar su vida útil.
24/05/2024
1 Comment
Rubén Torres
6 meses agoEl tema del reciclaje ya lo explicado en numerosas ocasiones, por lo que paso de repetirlo.
En cuanto a que existan descerebrados que siguen utilizando la palabra sostenibilidad, veo que pertenecen ese numeroso grupo de visitantes de nula capacidad de integración. A ver si os enteráis de una puta vez, los humanos no sabemos cómo conseguir la sostenibilidad, solo sabemos destruir (unos más que otros).