Juan José Ibáñez
24 abril 2012
Respiramos aire contaminado, nos bañamos en aguas contaminadas, ingerimos alimentos contaminados, etc. Nuestras poderosas tecnologías para la contaminación resultan ser sumamente eficaces. ¡’En hora buena!, algo sí que funciona en este mundo bobalizado. A finales del mes de agosto, TVE emitió en documental denominado “una dieta de desechos”, que causó el terror entre todos los espectadores que lo visionaron, entre ellos, varios seguidores de este humilde blog. Se hablaba de todos los tipos de venenos que contienen muchos residuos sólidos urbanos RSU etc, etc. Tales «suplementos dietéticos» contaminan suelos, aguas, alimentos y como corolario enferman o matan al propio ser humano. Lamentablemente, no he podido detectar, a la hora de escribir este post, en donde se puede visionar tal testimonio documental. ¡Algo huele a podrido!. Al parecer, se mentaba que tales cócteles venenosos se aplicaban en agricultura ecológica. Obviamente, se trata de una denuncia más que preocupante (indignante), si terminamos pagando más y mejor por tan sustanciosos productos vitamínicos. Daba la casualidad que la Sociedad Española de Agricultura Ecológica -SEAE me había invitado a impartir una ponencia en sus recientes jornadas técnicas sobre el manejo ecológico de suelos. En consecuencia, asistí con cierta precaución-preocupación. Sin embargo en la SEAE, me garantizaron que sus miembros no aplicaban los RSU en sus producciones, en modo alguno. Uno de los problemas a la hora de separar el grano de la paja estriba en los brotes “enanomentales” verdes de muchas empresas agroalimentarias carentes de escrúpulos. Del mismo modo, en el mundo anglosajón el etiquetado “organic farming” no debiera ser considerado, estrictamente, como sinónimo de agricultura ecológica, como tampoco lo es (sino todo lo contrario) la denominada agricultura de conservación, con harta frecuencia. Eso sí, algunos “toca genes” se empecinan en confundir al personal de forma subliminal y tendenciosa. No debe pues extrañarnos que el ciudadano ande totalmente desconcertado (….)
Compostaje de Residuos Sólidos Urbanos. Fuente: InfoAgro
Efectivamente, en un ambiente relajado y extremadamente colaborativo, muy alejado de los que suelen acaecer en numerosos eventos meramente científicos, en donde la arrogancia y cierta mala leche imperan, les hice saber mis inquietudes. Pronto las dudas que me atribulaban pasaron al limbo. Tal hecho no quiere decir, que algunos productos, especialmente los procedentes de países extracomunitarios (léase Unión Europea) cometan fraude de ley. En consecuencia les aconsejo que se fijen mucho en las etiquetas antes de adquirir productos ecológicos de confianza. Ahora bien, el ciudadano debe entender que en los RSU existe tal plétora de contaminantes y sustancias nocivas para la salud ambiental y humana, como para que exijamos etiquetas que nos indiquen su empleo.
Abajo os dejo unas noticias dignas de ser leídas, por cuanto desarrollo y contaminación “perecen ir unidos de la manita”, y más aún en un mundo globalizado en los que las “etiquetas ecológicas”, como otras muchas, pueden cambiar en cualquier punto de la cadena de producción-distribución. Aconsejo a los asiduos consumidores de productos ecológicos que se asesoren en la página Web de la SEAE u otras de la misma guisa. Lo que no podemos permitir es que paguen justos por pecadores.
Como veréis más abajo, en las notas de prensa y blogs que os incluyo, el panorama es tan estremecedor como confuso y contundente. Cabría mentar que algunos comentarios de ASAJA sobre la producción sobre la agricultura ecológica no responden a la realidad. Justificar que somos los caprichosos ciudadanos y la “puritita necesidad” la que induce a la producción de la agricultura industrial y/o la de la conservación, se cae por su propio peso, como os mostraremos en otros post. El afamado matemático Kurt Gödel falleció de inanición, hace muchas décadas, tras “sospechar” que le querían envenenar. La verdad es que si es un tanto hipocondríaco y lo piensa (….). Al margen de la falta de garantías técnicas con vistas a verificar si los RSU se encuentren contaminados por algunos o muchos de la ingente cantidad de tóxicos que “potencialmente pueden contener, lo que más preocupante deviene de que en muchos países y mancomunidades (como la propia Unión Europea) se legisla mucho, pero no se vigila debidamente el cumplimiento de las leyes. En consecuencia, debo reiterar qué como, “principio” de precaución, los ciudadanos se informen debidamente a través de los productores honestos (como la inmensa mayoría de los pertenecientes a la SEAE) o asociaciones de consumidores de tales productos. Vivimos en un mundo repleto de propaganda mentirosa y venenosa. Os dejo ahora estas noticias que quitan las ganas de comer, beber, bañarse, etc.
Somos una especie sucia que vive entre nuestras propias inmundicias. Y así el planeta se subsume en un vertedero debido al portentoso progreso del ¿Homo Sapiens?. El ser más guarro que parió el planeta, al menos en los últimos cientos de millones de años. Y encima numerosos políticos, científicos y tecnólogos tachan a los ciudadanos que defienden la salud del medio ambiente y la suya propia, como trogloditas que impiden el progreso (…) ¿hacia dónde? (…) me pregunto yo personalmente. Lo mismo alegaban, hasta el desastre de Fukusima, los defensores y propagandistas de la energía nuclear, escondidos ahora en sus búnkeres a decenas de metros de profundidad. Incluso tenían la desfachatez de defender que sus plantas no generaban ese repugnante contaminante denominado CO2, por lo que resultaban ser más “ecológicas”. La estulticia no tiene límites.
Una Dieta de Desechos Documental TV
21 de agosto de 2011
RTVE.es 15.04.2010
Las aguas de la alcantarilla donde se han vertido restos de la industria química, de los hospitales, las aguas fecales y su materia orgánica, los productos derivados del petróleo y peligrosos virus y bacterias, forman los residuos sólidos urbanos. Una amalgama de productos tóxicos que solían acabar en las aguas fluviales o marinas, provocando enormes problemas de contaminación.
En la actualidad, la eliminación de estos desechos discurre por otro camino: las plantas purificadoras de agua. Allí, se extraen los líquidos y se dejan los materiales sólidos, que conformarán el llamado compost, utilizado como fertilizante ecológico.
Pero, ¿qué contiene exactamente este compost?. Según los expertos, está compuesto por materia orgánica y los estudios muestran la presencia de metales pesados perjudiciales para la salud y de sustancias cancerígenas como los furanos.
El documental franco-canadiense Una dieta de desechos que este sábado emite Documentos TV relata como en la última década, miles de hectáreas de tierras de labor han sido abonadas con toneladas de estos residuos altamente contaminantes.
Años después, se producían muertes sospechosas, enfermedades y envenenamientos por alta concentración de metales pesados, en las zonas donde se habían utilizado estos residuos sólidos como fertilizantes, que alertaron a la población y a la comunidad científica.
En la actualidad, ciudadanos de Estados Unidos, Canadá, Francia o Suiza se enfrentan a las grandes empresas productoras de estos fertilizantes y a sus propios gobiernos, quienes todavía promueven en algunos casos, su uso. Tan sólo las autoridades suizas lo han prohibido completamente.
Hacen falta unos quinientos años de media para producir dos centímetros y medio de suelo fértil. Con una sola aplicación de compost de residuos urbanos se puede destruir algo que la naturaleza ha tardado 3.000 años en crear.
Del mismo modo, BlogSostenible nos informa de:
El Compost de Aguas Residuales es Tóxico, No Fertilizante Ecológico: Produce tu propio Compost Ecológico
Publicado el 22/08/2011 por Pepe Galindo
Un documental emitido recientemente por “Documentos TV” titulado “Una dieta de deshechos” (55 min., que también puedes ver en youtube), alerta de que granjeros, ciudadanos y científicos de EE.UU., Canadá, Francia y Suiza denuncian muertes, enfermedades y envenenamientos, ocasionados por el compost venenoso, tóxico, procedente de las plantas depuradoras de aguas residuales urbanas.
En el proceso de limpieza del agua que tiramos en las ciudades (al váter, o por el lavabo), se produce un residuo sólido con el que no se sabe qué hacer. En muchos sitios lo están usando como si fuera fertilizante ecológico. Pero no lo es, porque desgraciadamente en las aguas residuales no sólo hay residuos orgánicos sino que pueden tener productos tóxicos, como metales pesados, que acaban en ese compost y que contaminarán el suelo y los alimentos que se cultiven en ese suelo.
Entre las denuncias de ese documental están la corrupción en la EPA (Agencia de Protección Ambiental del gobierno de EE.UU.), varias muertes que no quieren investigar, o un campo en el que prácticamente desaparecieron las lombrices de tierra al usar ese compost. Las lombrices son una buena forma de medir la calidad de la tierra. En Suiza se consiguió prohibir el uso de ese compost tóxico en la agricultura.
Es importante aclarar que el auténtico compost es el mejor abono posible y procede simplemente de la descomposición de materia orgánica. No mata las lombrices, sino que las alimenta. Si tenemos macetas, un jardín, o un huerto, podemos PRODUCIR COMPOST fácilmente para usarlo como abono. La idea es muy simple: En un lugar, que puede ser una esquina de nuestro huerto o jardín, o hasta en un pequeño macetero, podemos depositar básicamente restos orgánicos vegetales: hojas secas, cáscaras de frutas y de huevo, etc. Luego, tenemos que esperar a que se convierta en tierra negra (lo cual puede tardar entre varias semanas y varios meses). La humedad y el calor aceleran el proceso, por lo que resulta útil humedecer regularmente, y dejar lo más cerca posible de zonas de campo, para que los insectos y bacterias puedan llegar a nuestro compost y descomponerlo rápidamente. El proceso puede atraer moscas y otros insectos, y producir olores desagradables por lo que hay que elegir un sitio aireado y suficientemente alejado de la casa (dos metros es suficiente para cantidades no muy grandes). Se puede hacer también compost más cerca de nuestra casa, en un balcón por ejemplo, pero en ese caso, lo ideal es hacer poca cantidad y depositar los restos vegetales lentamente, para que la descomposición sea lenta. Con esto no sólo conseguimos un abono estupendo sino que además, conseguimos producir menos basura en nuestra casa.
La basura también es comida para las gallinas, como vimos en un artículo reciente de este blog, y tal vez alguien de nuestro entorno quiera cuidar las gallinas a cambio de nuestra basura…
El gran Empédocles de Agrigento decía que todo estaba compuesto por cuatro elementos: el agua, el fuego, el aire, y la tierra. El ser humano está alterando el estado natural de esos elementos y a eso se llama contaminación. Contaminamos el agua con el aire (lluvia ácida y dioxinas), y con la tierra (metales pesados, hidrocarburos, y otros tóxicos), contaminamos la tierra con los restos de limpiar nuestra agua ensuciada, y con nuestro contaminado aire, contaminamos el aire con el fuego, al quemar tanto como quemamos… quemamos la Tierra, y la Vida. Pero también sabemos cuidar, limpiar y proteger.
«Pienso. La mayor parte de la carne que nos comemos procede de animales que se alimentan con pienso elaborado a base de cereales (60%-70%) y soja transgénica (20%-25%), grasas animales y vegetales (3%-5%) y otros productos como sales, vitaminas, aditivos para mejorar el sabor, espesantes, entre otros (3%-17%)», contesta Jorge de Saja, director de la Confederación Española de Fabricantes de Alimentos Compuestos para Animales (Cesfac), a la pregunta de qué come lo que comemos. El pescado de piscifactoría sigue la misma dieta.
FUENTE | El País Digital 25/09/2011