La paradoja del krill es un fenómeno descubierto por investigadores de la Universidad de Stanford en 2012, que dice que la cantidad contabilizada de krill se desplomó después de que a la cantidad de ballenas le ocurriera lo mismo debido a la caza comercial.

                                                                 Créditos de la foto: NHMU

Básicamente, conforme las ballenas desaparecían, también lo hacía el krill.

Esto normalmente constituiría una paradoja puesto que, ¿no deberían las presas de las ballenas incrementar su población cuando la población de las mismas ballenas disminuye? Eso ocurre siempre que cualquier otro depredador desaparece de su hábitat natural.

“Cincuenta años después de haberse abandonado la caza comercial de ballenas, aún continuamos conociendo el impacto que causó. El sistema ha cambiado”, declaró Matthew Savoca, un estudiante de postdoctorado en el laboratorio Goldbogen de la estación marina Hopkins de la Universidad Stanford y autor principal de la publicación. “Buscamos formas de utilizar esta información para restablecer los ecosistemas marinos y traer de vuelta a las ballenas. Esperamos que esto traiga beneficios a todos, llámese la conservación de la biodiversidad, el rendimiento de las pesquerías, o el almacenamiento del carbono”.

Se descubrió que las ballenas comen mucho más de lo que se pensaba. Una vez que comen, como es natural, defecan. Cuando defecan, el fitoplancton, que son plantas microscópicas acuáticas, absorben dichas heces.

¿Y saben quién se alimenta del fitoplancton?

                                                                 Créditos de la foto: Pew Research Center

Pues sí, el krill. De esta manera, las ballenas y el krill se mantienen con vida uno al otro, y su relación es un tanto diferente de la de muchos depredadores y sus presas. Con esto, la paradoja del krill ha sido resuelta.

                                                                 Créditos de la foto: Stop Killing Whales

  17/04/2024