–Luego las estatinas, al reducir los niveles de colesterol, pueden estar provocando alzheimer en lugar de prevenirlo.
-Exacto. Pero es que además reducen el suministro al cerebro de ácidos grasos y antioxidantes ya que son igualmente transportados hasta él por las lipoproteínas. Y por si fuera poco impiden la síntesis de coenzima Q10 pues esta molécula comparte la misma vía metabólica que el colesterol. Grave problema porque la coenzima Q10 es vital en todo el metabolismo celular; de hecho se encuentra tanto en las mitocondrias como en los lisosomas jugando en ambos lugares un papel crítico como antioxidante.
EL APOE-4, REFLEJO DE UN DEFECTUOSO APORTE DE GRASAS AL CEREBRO
–Antes dijo que la proteína ApoE es clave en el suministro de ácidos grasos al cerebro. ¿Y qué papel juega su variante, el alelo apoE-4?
-El apoE-4 es el alelo que se asocia con un mayor riesgo de padecer alzheimer y se considera parte fundamental del rompecabezas de la enfermedad. Se asegura que una persona con apoE-4 heredado -y está presente en un 13-15% de la población- tiene veinte veces más posibilidades de desarrollar alzheimer. Sin embargo comprender el papel en el transporte de grasas y colesterol de la proteína apoE en el cuerpo es un paso clave que apoya la idea de que lo que es vital en esta enfermedad es ¡el déficit de grasas! Si los astrocitos necesitan la apoE para transportar lípidos y colesterol a través de la barrera hematoencefálica y liberarlos después en el líquido cerebroespinal es razonable pensar que su versión aberrante, el alelo apoE-4, suponga un claro deterioro en el suministro de ambas sustancias. Lo que es compatible con la observación de que la mielina se degrada en los lóbulos frontales del cerebro de las personas que poseen el alelo apoE-4 y con una notable reducción -de hasta 6 veces- de la cantidad de ácidos grasos presentes en el líquido cefalorraquídeo de los pacientes de alzheimer.
En todo caso no se justifica alarmar a quienes posean ese alelo porque sólo un 5% de las personas que llegan a sufrir alzheimer lo tienen. Es obvio que hay algo más importante en juego. Y a nuestro juicio es un adecuado suministro de grasas y colesterol.
–Por cierto, ¿por qué las personas con el alelo aberrante apoE-4 tienden a tener más alto el colesterol sérico?
-Hay que investigarlo más, pero el aumento en el nivel de colesterol de quienes poseen ese alelo podría deberse a una pobre tasa de absorción de colesterol por sus cerebros y al intento del organismo de resolver ese problema. Esta hipótesis fue abordada en 1998 por un equipo de investigadores que estudió a 444 hombres de entre 70 y 89 años de los que existían extensos registros de sus niveles de colesterol durante varias décadas y se encontraron con que en muchos casos poco antes de que se presentaran los síntomas del alzheimer sus niveles de colesterol se habían reducido. Lo que les llevó ya entonces a sugerir que ¡elevar la cantidad de colesterol podría proteger del alzheimer! Años después se propone absurdamente lo contrario.
LA PROTEÍNA BETA AMILOIDE, ¿INJUSTAMENTE SEÑALADA?
–¿Y por qué durante años se ha postulado que la aparente responsable del alzheimer es la proteína beta-amiloide?
-La beta-amiloide es la sustancia que forma la famosa placa que se acumula y encuentra en el cerebro de los pacientes fallecidos con alzheimer y fue eso lo que llevó a muchos investigadores -no a todos- a pensar que podía ser la principal causa de la enfermedad. Y se pusieron a buscar fármacos para evitar su aparición o destruirla. Ahora bien: que la beta-amiloide está implicada en la enfermedad es obvio pero, ¿es la causa o efecto de otro evento patogénico? Hoy muchos neurólogos creen que en realidad podría ser ¡un mecanismo de defensa!
–¿Cómo?
-La proteína beta-amiloide tiene entre otras funciones la de estimular la producción de una enzima, la lactato deshidrogenasa, que promueve la descomposición de piruvato -producto del metabolismo anaeróbico de la glucosa- en lactato a través de un proceso de fermentación anaeróbica con posterior producción de una sustancial cantidad de Adenosín Trifosfato (ATP). Y el lactato, a su vez, puede ser utilizado como fuente de energía por las neuronas. Es pues un proceso con grandes ventajas ya que reduce significativamente el riesgo de exposición de los ácidos grasos al oxígeno, proporciona una fuente de combustible para las neuronas vecinas en forma de lactato y proporciona un componente básico para la síntesis de ácidos grasos. Luego todo indica que la beta-amiloide se produce como consecuencia del estrés oxidativo del medio ambiente ¡debido a un suministro inadecuado de grasas y colesterol!
LA DIETA CETOGÉNICA RICA EN GRASAS
–Y si tomar estatinas es un disparate y no hay fármacos que sean útiles en el alzheimer, ¿qué se puede hacer?
-Ante todo desintoxicarse, desacidificar y oxigenar el organismo. Además, negarse a tomar el tratamiento con estatinas Y paralelamente cambiar la dieta y seguir una alimentación rica en grasas y baja en carbohidratos. En suma, seguir una dieta «cetogénica» -nombre que proviene del hecho de que el metabolismo de las grasas produce cuerpos cetónicos como subproducto- es muy útil para el metabolismo en el cerebro. Ahora bien, una dieta cetogénica clásica consiste en un 88% de grasa, un 10% de proteína y un 2% de carbohidratos y yo creo que tal cantidad de grasa es excesiva; para defendernos activamente contra el alzheimer parece más razonable una dieta con un 50% de grasa, un 30% de proteínas y un 20% de hidratos de carbono no refinados.
–Luego no está usted de acuerdo tampoco con que las grasas sean perjudiciales para la salud…
-Obviamente. Se trata de una falacia casi omnipresente. Las grasas son necesarias y no se adelgaza dejando de ingerirlas. Salvo las grasas «trans» que sí son especialmente dañinas si se consumen de forma elevada; de hecho ésas sí aumentan el riesgo de sufrir alzheimer. Lo irónico es que son precisamente las que más frecuentemente se hallan en los alimentos altamente procesados. Según un trabajo de investigación aparecido en 2004 en American Journal of Clínical Nutrition con un grupo de mujeres posmenopáusicas una dieta de alto contenido en grasas protege mejor las arterias que una baja en grasas.
CAE EL MITO DE LA DIETA RICA EN CARBOHIDRATOS Y BAJA EN GRASAS
Hasta aquí la entrevista a la doctora Stephanie Seneff que complementa la que le hicimos en 2010 y apareció en el n° 131. Y no crea el lector que va desencaminada. A principios de este mismo año -2014- Suecia se ha convertido en el primer país occidental que ha decidido rechazar en sus directrices dietéticas la conocida dieta baja en grasas y rica en carbohidratos sustituyéndola por una baja en carbohidratos y rica en grasas. El Consejo Sueco para la Evaluación de Tecnologías Sanitarias -integrado por diez médicos expertos – revisó 16.000 estudios -publicados hasta el 31 de mayo de 2013- y elaboró un informe titulado; El tratamiento dietético de la obesidad que recoge las nuevas directrices dirigidas a las personas obesas y diabéticas abogando por una dieta baja en carbohidratos y alta en grasas como lo más eficaz en ambos casos. Lo singular es que uno de sus miembros es el profesor Fredrik Nystróm quien durante mucho tiempo fue ridiculizado por sus colegas que se referían a él despectivamente como «la madre de la dieta baja en carbohidratos» y ahora que se le ha dado la razón comenta en el blog de salud DietDoctor.com -el más popular de Escandinavia- lo siguiente: «Cuando todos los estudios científicos recientes se alinean el resultado es indiscutible: nuestro profundo temor a la grasa es completamente infundado. Usted no consigue la grasa de los alimentos grasos al igual que no recibe la aterosderosis del calcio o se vuelve verde por consumir vegetales verdes«. Nystróm defendió durante mucho tiempo que hay que disminuir el consumo de alimentos ricos en azúcares, carbohidratos y almidón para lograr niveles saludables en sangre de lípidos, colesterol e insulina desechando pues el azúcar, las patatas, la pasta, el arroz, la harina de trigo o el pan y consumir aceite de oliva, nueces, mantequilla, crema con toda la grasa, pescado azul y los cortes de carne más grasientos. En suma, una propuesta similar a la que el director de Discovery DSALUD, José Antonio Campoy, viene haciendo desde que en 2002 apareció su obra La Dieta Definitiva -con el matiz de que éste es partidario de las grasas saturadas pero no de las de origen animal por razones prolijas ahora de explicar- y justifica por qué seguirla ayuda en tantas patologías
Conviene recordar en todo caso que un estudio dirigido en 2004 por M. A. Reger titulado Effects of beta-hydroxybutyrate on cognition in memory-impaired adults (Efectos del beta-hidroxibutirato sobre la cognición en adultos con problemas de memoria) y publicado en Neurobiology of Aging descubrió una diferencia significativa en la eficacia de una dieta enriquecida con grasa en las personas que no tienen el alelo apoE-4 en comparación con los que lo tienen. Al primer grupo se le dio una bebida que contenía triglicéridos de cadena media emulsionados -como los que se encuentran en altas concentraciones en el aceite de coco- mostrando una significativa mejora en la puntuación de una prueba estándar de alzheimer mientras que aquellos con el alelo apoE-4 no mejoraron. De lo que se infiere que una mayor absorción de grasa de alta calidad por los astrocitos se traduce en una mejora cognitiva; algo que quienes tienen el aberrante apoE-4 no pueden lograr porque el transporte que efectúan sus IDL e LDL es defectuoso.
Terminamos citando las palabras de la doctora Beatrice Golomb -responsable de un equipo de investigadores de la Universidad de California (EEUU) que también estudió la relación riesgo- beneficio de las estatinas- en el trabajo Implications of statin adverse effeets in the elderly (Implicaciones de los efectos adversos de las estatinas en las personas de edad) publicado en 2004 en Expert Opinión on Drug Safety. «Los datos de los ensayos aleatorios confirman que reducir el nivel de colesterol no alarga la vida de las personas mayores, incluidas las de quienes presentan alto riesgo de sufrir alguna enfermedad del corazón. No hay evidencia alguna que apoye la presunción de que reducir el colesterol tiene un impacto favorable en cualquier causa de morbilidad». Y añade: «Los resultados indican que los efectos adversos de las estatinas aumentan en este grupo de edad. Además, las personas mayores pueden ser más vulnerables a efectos secundarios conocidos y la evidencia acumulada proporciona un serio motivo de preocupación sobre los nuevos riesgos que pueden sobrevenir, incluyendo el cáncer, las enfermedades neurodegenerativas y la insuficiencia cardíaca. La evidencia fisiológica sobre el impacto de las estatinas en la función mitocondrial y de ésta en el envejecimiento apoyan estas preocupaciones. Además el impacto de los efectos secundarios negativos de las estatinas -por ejemplo problemas musculares y cognitivos- puede amplificarse en este grupo ya que pueden atribuirse erróneamente al envejecimiento. Y una modesta disminución de las funciones cognitivas y físicas en las personas ancianas puede aumentar la discapacidad, hospitalización, institucionalización y mortalidad».
Y ahora atrévase usted a tomar estatinas o ingiera cualquiera de esos productos que prometen mejorar su salud reduciendo los niveles de colesterol…
Antonio F. Muro
Recuadro:
El aceite de coco, eficaz en el alzheimer
En 2009 la FDA -agencia estadounidense del medicamento- aprobó con el nombre comercial de Axona un alimento médico (food medical) para el tratamiento de los enfermos de alzheimer leve o moderado tras demostrar un par de estudios clínicos que con su consumo se experimenta una cierta mejoría. Y es que se metaboliza en cuerpos cetónicos que el cerebro utiliza para producir energía cuando se deteriora su capacidad para procesar glucosa (está demostrado con escáner que en estos enfermos la captación de glucosa por el cerebro es claramente menor). ¿Y qué contiene el producto? Pues básicamente triglicéridos de cadena media que tienen la peculiaridad de convertirse el organismo en cetonas independientemente de los niveles de glucosa en sangre o de la cantidad de carbohidratos que ingiera con la dieta el enfermo. Es decir, se convierten en cetonas independientemente de los alimentos que se ingieran (como se sabe el organismo produce cetonas naturalmente en cuanto se eliminan los azúcares y carbohidratos de la alimentación diaria y de ahí la eficacia en numerosas patologías de las dietas cetogénicas y de La Dieta Definitiva).
Ahora bien, los triglicéridos de cadena media están presentes en distintas fuentes alimenticias naturales y no es pues necesario ingerir fármaco o alimento médico alguno; siendo la fuente más rica en ellos el aceite de coco natural -no refinado -que es precisamente el que se está utilizando en los estudios para producir fármacos. Y es que cerca del 63% del aceite de coco lo componen triglicéridos de cadena media. Bastando dos cucharadas diarias del mismo para obtener un efecto significativo sobre la función cerebral de ancianos y enfermos de alzheimer.
Uno de los informes más serios y reveladores al respecto lo publicaría el 29 de octubre de 2008 en el St. Petersburg Times de Tampa (Florida) la doctora Mary Newport, Directora Médica de la Unidad de Cuidados Intensivos de recién nacidos del Hospital Regional de Spring Hill (EEUU). Resulta que se diagnosticó a su marido con alzheimer temprano y al comprobar que ninguno de los fármacos recetados mejoraba su situación decidió investigar por su cuenta llegando a los ensayos con los triglicéridos de cadena media decidiendo entonces apostar por la fuente natural del producto: el aceite de coco. Y en cuanto comenzó a incluirlo en su dieta empezó a mejorar. Incapaz de recordar ya el día o el mes en el que vivía acababa de anotar un 14 sobre 30 en una de las pruebas utilizadas para detectar la demencia y evaluar el nivel de deterioro cognitivo -entraba pues en la fase grave de la enfermedad- y sólo 24 horas después de ingerir dos cucharadas de aceite de coco mezclado con harina de avena obtenía cuatro puntos más en el test. «El aceite de coco que ingirió -contaría la doctora Newport- parecía levantarle la niebla; podía pensar con claridad otra vez«. Cinco meses después los temblores habían disminuido, los trastornos de visión que le impedían leer habían desaparecido y volvió a mostrarse sociable y a interesarse por el mundo que le rodeaba. Cabe agregar que la doctora Newport había antes suspendido el tratamiento con estatinas que estaba siguiendo su marido.
Hoy la doctora Newport se ha convertido en experta en el tema y tiene abierta una web –www.coconutketones.com– en la que se recogen los avances en la investigación científica sobre el aceite de coco así como los testimonios de quienes ya lo han probado. Y son muchos los familiares que informan de mejoras sustanciales en el estado de los enfermos allegados.
«Hay varios grandes estudios actualmente en curso sobre el uso de triglicéridos de cadena media en el alzheimer -explica Newport en su web-. Es más, las cetonas como combustible alternativo también se están estudiando en la Universidad del Sur de Florida para el tratamiento de cáncer, la esclerosis lateral amiotrófica o enfermedad de Lou Gehrig, la cicatrización de heridas, la toxicidad del oxígeno, la epilepsia y el estado epiléptico utilizando dietas cetogénicas que contienen triglicéridos de cadena media así como ásteres cetónicos. Y si bien los resultados llevarán algún tiempo se puede de momento proporcionar cetonas al cerebro como combustible alternativo mediante el consumo de alimentos que contengan triglicéridos de cadena media para producir cetonas. ¿Qué tiene que perder?»
Terminamos indicando que en España hay varias empresas que comercializan aceite de coco aunque sería conveniente ingerirlo siguiendo una dieta cetogénica o moderadamente cetogénica (caso de La Dieta Definitiva).
Fuente; Revista Discovery Salud. Número 169 – Marzo 2014
6/11/2022