«Cabrón», «fascista», «hijo de puta» y «payaso» son algunos de los insultos que le dirigió un ciudadano de baleares al consejero de Deportes, Carlos Delgado. EFE

El Juzgado de Instrucción número 4 de Palma ha condenado a 240 euros de multa a un ciudadano por una falta de injurias por haber insultado al conseller de Turismo y Deportes del Gobierno de Baleares, Carlos Delgado, cuando se lo encontró en la calle y por otra de maltrato, al ponerle la zancadilla.

En concreto, el juzgado condena al acusado a 80 euros de multa por los insultos y a 160 por la falta de maltrato de obra, según la sentencia, informa el Tribunal Superior de Justicia de Baleares.

La titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Palma, Piedad Marín, considera probado que el condenado hostigó durante unos diez minutos a Delgado y no solo le injurió de forma reiterada sino que también perturbó su integridad física haciéndole una zancadilla, tal como denunció el conseller y corroboró su esposa.

Frente al relato sólido y «con todo lujo de verosímiles detalles» que ofreció el denunciante, la jueza considera que el que realizó el denunciado en el juzgado fue ambiguo.

Los hechos por los que el hombre ha sido condenado ocurrieron el pasado 11 de enero, cuando se encontró por la calle con el conseller, que iba caminando junto a su esposa embarazada, y le insultó llamándole «cabrón», «fascista», «hijo de puta» y «payaso».

La jueza considera probado que el condenado también hizo gestos y comentarios alusivos a unas fotografías del conseller publicadas en medios de comunicación, en las que aparecía tras una cacería con unos testículos de ciervo en la cabeza.

«Cabrón, te faltan los huevos en la cabeza, ¿dónde están los huevitos?», le preguntó el hombre.

Posteriormente, el condenado adelantó a la pareja e hizo la zancadilla al consejero, que tropezó pero evitó caer al suelo. Los insultos continuaron hasta que Delgado empezó a grabarle con un teléfono móvil.

Dos semanas después volvieron a coincidir en una pastelería y el denunciado pidió disculpas al conseller.

La jueza no aprecia «motivos bastardos» en la decisión del político de presentar la denuncia, lo que hizo por un sentido cívico, y recuerda que incluso el consejero manifestó que su presencia en el juicio solo podía perjudicarle dado su cargo público.

También señala que haber pedido disculpas honra al denunciado, por lo que no aplica en toda su extensión la pena que corresponde a este tipo de faltas.