Matar dromedarios para frenar el CO2
Australia estudia autorizar el exterminio de cientos de miles de camélidos para reducir las emisiones de gases
Andrés Pérez. París 18/07/2011
Un grupo de turistas disfruta a lomos de los dromedarios en una playa de la costa occidental australiana. -AFP
Es una idea «estúpida» y «aberrante» para los científicos. Y, sin embargo, la Administración australiana lo está estudiando con total seriedad. Las autoridades de Canberra planean autorizar la matanza de los dromedarios salvajes que proliferan por todo el país, y cuya población se acercaría al millón y medio de animales. El Gobierno, que fijó la semana pasada un impuesto para las emisiones de CO2 que realizan las empresas, medita ahora matar dromedarios para reducir las emisiones de sus flatulencias, con lo que caerían los gases efecto invernadero y se contribuiría a los objetivos de Kioto. Así, el documento que estudia el Gobierno atribuye a cada dromedario la responsabilidad de 45 kilos de emisiones de metano, lo que equivale a una tonelada por año de CO2. Un total de 1,2 millones de animales que emiten otros tantos millones de toneladas cada año.
La propuesta parte de Northwest Carbon, una de las mayores empresas de carbón del país y, por tanto, una de las responsables de las emisiones de dióxido de carbono australianas. Según medios locales, la compañía ha sugerido que podría asumir las cacerías desde helicópteros.
La propuesta parte de una gran compañía local de carbón
La IsoCard (Sociedad Internacional de Investigación y Desarrollo de los Camélidos) lanzó la alerta con un comunicado del 5 de julio, difundido en Francia por el Cirad, el principal centro de agronomía tropical y de regiones áridas. Los 300 principales expertos en camélidos de la IsoCard califican de «falsa» y «estúpida» la idea que está circulando en la Administración australiana. El Gobierno de Canberra, escriben, «sugiere que las emisiones de metano» contenidas en las flatulencias del «dromedario salvaje de las estepas son mayores que las del resto del ganado».
Múltiples «fallos»
Los científicos, que han mirado con lupa el documento australiano producido por el Departamento de Cambio Climático y Eficiencia Energética (DCCEE), han encontrado en él varios «fallos que merecen respuestas empíricas». Según IsoCard, los cálculos efectuados por ese departamento contienen un error de bulto: calculan la masa de emanaciones de metano de los dromedarios salvajes a partir de estudios efectuados sobre el aparato digestivo de los bueyes.
Canberra cree que emiten 1,2 millones de toneladas de CO2
Si bien el camello o el dromedario son efectivamente rumiantes como el buey, recuerdan los expertos, disponen de un aparato digestivo muy diferente. «La eficacia metabólica del dromedario es más elevada que en los bovinos». Por otra parte, insisten, «su metabolismo energético funciona como el de los animales monogástricos», poco emisores de metano. «Por lo tanto, la estimación de sus emisiones de metano efectuada por el DCCEE es muy discutible», subrayan los científicos.
La historia del dromedario en Australia es una auténtica maravilla del colonialismo del siglo XIX y de la mecanización agrícola del XX. Los animales fueron introducidos en la isla-continente a partir de 1840 para ayudar a los colonos que empezaban a establecerse en las regiones áridas o semiáridas. De hecho, el primero de esos dromedarios enrolados obligatoriamente era un español de las islas Canarias. Luego procedieron, por miles, en su mayoría de la Península Arábiga, y hasta de Pakistán, donde también existe una industria del dromedario, pese a que la naturaleza les había confiado sólo su primo asiático, el camello.
Los expertos en camélidos califican la idea de «aberrante»
Después de ejercer sus dotes de animal del desierto en tareas como el transporte, las minas, la construcción ferroviaria, las granjas de agricultura o de ganadería, y hasta haber servido para el primer servicio postal serio en las zonas semidesérticas, cayó en desuso. Las tropas de dromedarios libres y salvajes se han reproducido a gran velocidad. Un recuento comparativo del Gobierno encontró que la población se ha multiplicado por ocho en diez años.
Consultado por Público, Bernard Faye, el especialista en camélidos del Cirad francés, calificó de «fantasiosa» esa estimación, y juzgó que el Gobierno australiano tiene «una actitud de caricatura». Canberra, dice este experto, «sólo busca designar un culpable, un chivo expiatorio fácil».
Fuente; https://tudeudaconelplaneta.es.tl/Matar-dromedarios-para-frenar-el-CO2.htm