A veces se da un exceso de especímenes, un fenómeno un tanto paradójico y bastante desagradable para muchos especialistas que ilustra a la perfección este problema. Y es que, aunque estén sanos, algunos acaban siendo sacrificados debido, entre otras cosas, a la falta de espacio.

En el 2014 el zoo de Copenhague decidió sacrificar una jirafa que se encontraba en perfecto estado. Lo hicieron a la vista del público así como su disección. (R. Muy Nº 460/79)

R. Antes de sacrificar una jirafa sana o cualquier otro animal que los zoos no puedan mantener debería agotar todas las opciones posibles. Podrían anunciar por radio y prensa la posibilidad de donarlos a cualquiera que lo quiera y pueda mantener correctamente. Por supuesto se les hará unas visitas periódicas para comprobar el estado de los animales por gente experta. Si pasados 60 días nadie se interesa por ellos cabe la opción de dárselos a los animales depredadores como presas vivas. Con esto, los zoos tendrían más clientes y los animales carnívoros no perderían su instinto depredador.

En un comunicado, esta institución destacaba que un 75% de los ecosistemas terrestres y un 66% de los marinos están gravemente alterados y que más del 85% de los humedales que existían en el año 1700 se han perdido, un escenario que “es culpa de todos” y que “representa una amenaza de una dimensión sin precedentes en la historia de la humanidad”. En este sentido, podría decirse que cada decisión que se toma hoy en un zoo adquiere una importancia sin precedentes por las consecuencias que quizá tenga en el futuro. (R. Muy Nº 460/80).

R. Si se publicara: Todos los meses se lesiona el 70% de los niños en los colegios españoles y que eso es “culpa de todos los padres”. Eso sería inaceptable, no tiene sentido, una noticia absurda, pues igual de absurdo es decir: un 75% de los ecosistemas terrestres y un 66% de los marinos están gravemente alterados y que más del 85% de los humedales que existían en el año 1700 se han perdido, un escenario que “es culpa de todos”. Existe todo un ejército de personas encargadas de dirigir lo que se debe hacer y cómo actuar. Una legión de personas que cobran un buen sueldo por desempeñar mal su trabajo (a las pruebas me remito, por mencionar un grave error, les recuerdo que en la dictadura de Franco se anegaron miles de hectáreas de bosques exterminando millones de animales, autorizó matanzas de lobos, linces y aves rapaces, etc. todo eso solo en España) Nadie se acuerda del gallo de Virgia extinguido en 1932 o del dodo. Por todo ello me indigna que me incluyan, a los 9 años fui miembro de ADENA y desde entonces soy ecologista y he participado en reforestaciones y en extinciones de incendios, he recogido basura desperdigada por el campo y un largo etc. Por ello, culpen a los verdaderos responsables, si hubiesen elegido a los ecologistas en vez de a gente inepta que no sabe los que un Quercus nos veríamos en una situación muy diferente.

Si se exceptúan unas pocas extinciones imputables a erupciones volcánicas, a ciclones o a otros cataclismos naturales, se puede afirmar que la intervención humana, directa o involuntaria (caza, introducción de animales y plantas exóticas, alteración de biotopos), ha sido la causa principal de la desaparición de especies animales.

La colonización agrícola, que destruye irreversiblemente los medios naturales originales, se ha extendido a todo el planeta. Estamos muy lejos de darnos cuenta de la amplitud de estos estragos que continúan día a día en todos los continentes. Pero ahora no me voy a extender hablando de las extinciones, esto ha sido porque una buena gestión de cría en cautividad y una gestión por parte de expertos ecologistas sobre el medio ambiente podrían haber evitado todas las extinciones mencionadas.

Todavía recuerdo cuando era niño cómo mucha gente se burlaba de los ecologistas, algunos nos llamaban maricones. Pues ahora nadie duda de que tuviéramos razón, pero ya es tarde, se han extinguido demasiadas especies animales y vegetales y el ritmo de extinciones no va a parar porque los daños son irreversibles.

En cuanto al tema de los zoológicos, creo que se trata de otro tremendo error. Yo no soy de los que está en contra porque ahí sufren, que también. Yo optaría por mantener a las especies más vulnerables en semilibertad, donde puedan dar rienda suelta a sus instintos, donde los depredadores puedan cazar  las presas habituales.

En los zoos siempre se los alimenta con carroña a los grandes felinos, a los osos, a los cetáceos, etc. cuando lo normal sería darles peces vivos a las focas y que estas  los persigan.

La idea es poder devolverles la libertad a medida que se encuentre una zona adecuada en sus países de origen y solventados los problemas que llevaron a estar en peligro.

En lo que si estoy de acuerdo es que las decisiones que se toman en los zoos sí adquieren importancia sin precedentes por las consecuencias que tienen en el futuro.

Tenemos unos ejemplos de animales donde sus últimos días de existencia fueron en zoos mal gestionados:

El uro, era el antecesor de nuestro buey doméstico europeo habitaba en los bosques de Europa. La última hembra murió de vieja en la reserva polaca de Jakotorowka en 1627.

El lobo de Tasmania murió en el zoo de Hobart, Australia.

En 1871 se calculaba en más de 130 millones las palomas viajeras que buscaban abrigo en los bosques de Wisconsin. Pues bien, el último individuo de esta especie murió de vejez el 1 de septiembre de 1914 en el zoo de Cincinnati.

El cuaga, una subespecie de cebra con un rayado especial murió en 1883 en un zoo de Amsterdam.

El bucardo, una subespecie de nuestra cabra montés endémica de la península ibérica

Esos ejemplos demuestran que no están preparados para impedir la extinción de la mayoría de especies que están en peligro.

23/10/2020