El enorme desafío de controlar los incendios forestales
¿Desde hace cuánto tiempo hablamos de la necesidad de un equipo especializado en materia de prevención, control y extinción de este tipo de fenómenos? ¿Estamos preparados?
Por Lourdes García U.
Servindi, 14 de agosto, 2020.- En el 2019 grandes incendios azotaron a países hermanos como Brasil y Bolivia, la Amazonía ardió en llamas durante días sin que hubiese una rápida intervención de los Estados por frenar el avance infernal del fuego.
Estudios científicos indican que los incendios forestales para el 2020 podrían ser incluso más dramáticos de los que se vivió en el 2019.
No solo es culpa del cambio climático —altas temperaturas y meses de severas sequías— sino también el incremento de la deforestación, para las plantaciones de monocultivos de árboles y la ganadería a gran escala y hasta la minería, son factores que hacen propicio este escenario.
Ante ello, existe la necesidad de un enfoque nacional, regional (América Latina) e internacional para abordar el tema. Es de vital importancia crear planes e impulsar, de manera coordinada, gestiones y procesos de consulta, comunicación y trabajo en conjunto con el objetivo de establecer un mecanismo de respuesta eficaz, rápida y apropiada para los incendios forestales.
Como sabemos, los incendios no solo arrasan con los árboles, sino con todo lo vivo que habita por donde corren las llamas.
En la Amazonía, una de las regiones con mayor biodiversidad en el mundo, existen más de 390 millones de árboles con más de 14 mil especies diferentes.
Foto: PNAS
Según el World Wildlife Fund (WWF) en la Amazonía se registran 427 especies de mamíferos, 1.300 aves, 378 reptiles, más de 400 anfibios y alrededor de 3 mil peces de agua dulce; como también, un aproximado de 40 mil variedades de plantas.
Además, en ella habitan también más de 400 pueblos indígenas —35 millones de personas— incluyendo a los pueblos indígenas en aislamiento voluntario y contacto inicial (PIACI); todos estos poseedores de saberes ancestrales, conocimientos tradicionales y con una gran diversidad, lingüística y cultural, que debe ser protegida.
Todo este gran ecosistema, «el pulmón del mundo» —como muchos lo conocen— es el que se encuentra en mayor riesgo ante el incremento de los incendios forestales. Pero, ¿qué hay detrás de ellos?
Foto: WWC
Las verdades sobre los incendios forestales en Latinoamérica
La mayoría de los incendios registrados en la Amazonía no son incendios forestales comunes. Como ya hemos visto, no solo es cuestión del cambio climático, en gran medida los incendios son a causa de la deforestación y otras actividades extractivas.
Los incendios de deforestación han quemado el Amazonas por décadas y junto a ellos a los pueblos que habitan el Amazonas que han sufrido la destrucción de la selva tropical.
A pesar de que Brasil era el país «pionero en la protección del clima», el año pasado fue terriblemente malvado.
«Por primera vez desde 2009, más de 10.000 kilómetros cuadrados fueron deforestados de nuevo, un 30 por ciento más que en 2018. Además, hubo 30.000 incendios, tres veces más que en agosto del 2018, la mayor cifra desde 2010», según señala un artículo de la Deutsche Welle (DW).
Los incendios en la Amazonía aumentaron en un 85% bajo el gobierno de Jhair Bolsonaro. Junto a él, la burguesía agrícola de Brasil también es culpable de la destrucción de la selva Amazónica.
«Importantes compañías imperialistas también están detrás de la deforestación: Credit Agricole y BNP Paribas (Francia), grupos financieros como Blackrock y Capital Group (Estados Unidos), y compañías farmacéuticas como Johnson & Johnson también tienen negocios en el área», refiere Ana Rivera, en Left Voice.
«Otras compañías multinacionales responsables de hacer negocios con esta devastación son los productores de granos; Cargill, Bunge y Archer Daniels Midland (ADM) controlan el 60% de la industria de la soja en Brasil y se benefician directamente de los incendios forestales, al igual que las empresas agroquímicas como Monsanto y Bayer», reporta Rivera.
Asimismo, «Francia y Alemania, quienes tienen intereses directos en la minería en la región», concluye.
Ante esas amenazas, no solo la selva tropical es dañada, sino que más de un millón de vidas indígenas están en peligro.
«No se cumplen las normas ambientales, en algunos casos hasta se han derogado, además que abiertamente se han señalado pautas regionales y nacionales para beneficiar la especulación de tierras, la ganadería y la agricultura industrial. Los cambios de política representan una oportunidad para transformar la selva», indica Liliana Dávalos, bióloga e investigadora de la Universidad Stony Brook de Nueva York.
Foto: Greenpeace
Además de ello, las consecuencias ambientales de los incendios son desastrosas y lamentables.
La gran cantidad de territorio quemado en la selva amazónica tiene efectos drásticos en el medio ambiente. Como se sabe, la Amazonía produce el 20% del oxígeno total en la atmósfera y su destrucción puede acelerar el calentamiento global, elevando la temperatura del planeta.
Otro de los efectos directos es la pérdida de biodiversidad, muchas especies de flora y fauna se ven afectadas por el dióxido de carbono, compuestos químicos y el mismo fuego que provoca quemaduras en los animales vivos que no han podido escapar de los incendios.
Foto: Deutsche Welle
Los científicos latinoamericanos explican que no es posible predecir completamente los efectos de los incendios, pero sí saben que los incendios indudablemente darán lugar a una profunda transformación en el suelo y el medio ambiente.
«Los estudios científicos todavía no nos dicen cuántos años tardarán en recuperarse, pero son décadas, incluso siglos, para que recuperen algo de lo que fueron. Aun así, no volverán a ser iguales», dice Dolors Armenteras, bióloga colombiana y profesora de la Universidad Nacional de Colombia que lleva varios años trabajando con focos de calor e incendios en el bioma amazónico para Mongabay Latam.
En Bolivia, donde incluso existe una ley a favor de la quema controlada; en Paraguay y en Colombia la realidad es semejante.
Foto: AFP
El escenario en Perú
En lo que va del 2020 Perú registra 922 casos de incendios forestales en diferentes partes de su territorio, según el reporte del Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI).
De julio a noviembre de cada año ocurre la mayor incidencia de incendios forestales en el Perú: principalmente en la alta montaña de Piura, Lambayeque, Cajamarca, La Libertad, Áncash, Cusco, Apurímac y Puno. Además, en las regiones amazónicas de Loreto, Amazonas y Madre de Dios.
Si bien existen condiciones naturales favorables para la propagación del fuego; como la temperatura ambiental, el número de días sin lluvias o el tipo y el estado de la vegetación; el 98 % de los incendios forestales se originan por prácticas humanas, como las quemas para la agricultura, indica un análisis del Ministerio del Ambiente (MINAM)
Hasta el miércoles 12 de agosto la reserva paisajística de Nor Yauyos Cochas, perteneciente a los distritos de Laraos y Alis, ubicados entre las regiones de Lima y Junín, llevaban ocho días ardiendo dejando una gran cantidad de ha afectadas —extensiones de pastizales, bosques de eucaliptos y vegetaciones nativas en la zona protegida—.
El 10 de agosto, personas desconocidas habrían causado un incendio forestal en en Caravelí, Arequipa. El siniestro dejó en cenizas árboles añejos de Molle y Huarango, en la zona de «Soccospampa».
En la provincia de Quispicanchi, Cusco, un incendio forestal registrado el viernes 7 de agosto, dejó ocho muertos, entre ellos cuatro niños y 35 heridos. Además de las comunidades afectadas, se destruyeron más de 100 hectáreas de pastos naturales, eucaliptos y pinos.
Asimismo, hace una semana, en Áncash, un incendio forestal de gran magnitud dejó una persona fallecida, seis damnificados y destruyó 731 hectáreas de pastizales, en el distrito de San Marcos, provincia de Huari.
En Puno, otro incendio forestal registrado el 31 de julio en el centro poblado de Chocco Chocco, distrito de Ayapata, provincia de Carabaya, dejó 25 hectáreas de cobertura natural destruidas.
Esos han sido los últimos reportes en distintas regiones. ¿Por qué es tan difícil controlarlo?
El MINAM ha implementado un modelo de monitoreo predictivo, que permite conocer las condiciones que favorecen la ocurrencia de incendios (CFOI) en espacios de cobertura vegetal a escala nacional, instrumento que toma en cuenta el análisis de condiciones físicas, biológicas y climáticas del territorio.
Sin embargo, nuestra capacidad de control depende mucho de la prevención, de un equipo multidisciplinario de respuesta y de los recursos necesarios para combatir el fuego.
Como sabemos, el Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú (CGBVP) es la única autoridad competente en materia de prevención, control y extinción de incendios; de acuerdo al Decreto Legislativo Nº 1260, aunque éstos, en su mayoría, están capacitados para responder a incendios urbanos.
Forestales: manejo del fuego
Los incendios forestales son fenómenos cuyos orígenes son remotos o diversos, los que pueden ser por causas naturales aunque en su mayoría suelen ser por actividades humanas.
Estos son bastante complejos de manejar, sobre todo por la tipografía de los lugares donde se inician y de los factores meteorológicos que no se pueden controlar.
Las medidas de control para este tipo de incendios pueden ser de ataque directo o indirecto.
El ataque directo consiste en enfriar el combustible con agua, productos químicos o tierra, como también cortar la continuidad del combustible (árboles en su mayoría) próximo a las llamas empujando el material ardiente hacia el área quemada, evitando de esa manera que se siga expandiendo y construyendo una línea de defensa.
«El ataque inicial es toda acción tomada por los primeros recursos que llegan a la emergencia para proteger la vida y prevenir la propagación del incendio», explicó Naomi Mills, bombero y paracaidista del Servicio Forestal de los Estados Unidos con base en el Estado de Montana, en una charla para Perú.
En base a su experiencia, Mills detalló que este ataque puede durar un par de horas hasta un par de días. «Depende de la magnitud del incendio y el tipo de material combustible que se está consumiendo».
Mientras que el ataque indirecto consiste en aplicar un ‘contrafuego’. Encender un fuego de gran magnitud desde una línea de defensa o control, con el propósito de que el fuego provocado avance hacia el incendio y lo controle.
Para aplicarlo se requiere tener conocimientos, experiencia y un plan bien elaborado atendiendo a las variables meteorológicas y de combustible, ya que podría originarse un segundo incendio que complicaría más la situación.
Cabe recordar que para todos estos tipos de respuesta se necesita un personal altamente entrenado en teoría y práctica. También se debe contar con los recursos humanos para el relevo y de equipos especializados para trabajar a demanda en un nivel muy alto.
Asimismo, los guardaparques o administradores del parque son de vital importancia, debido a sus conocimientos del lugar. «La administración del bosque dice cuándo se usa el ataque inicial, es decir, combatientes. Se usan sobre todo para proteger valores (como personas, viviendas, etc.)», señaló Nills.
«Ellos tienen el derecho de decidir el tipo de supresión que utilizaremos para controlar un incendio», agregó.
¿Qué se está haciendo?
Después de los incendios forestales sucedidos el 2019 en Brasil, que impactaron en el escenario político internacional, se buscó reaccionar frente al tema.
Siete países de la Amazonía, entre ellos Perú, acordaron el Pacto de Leticia. Un acuerdo firmado por Colombia, Bolivia, Ecuador, Brasil, Surinam, Guyana y Perú, que pretendería ser más eficiente que el Tratado de Cooperación Amazónica de 1978.
Algunos de los puntos acordados consisten en fortalecer la acción coordinada para luchar contra la deforestación; establecer mecanismos de cooperación regional y de intercambio de información; crear la Red Amazónica de Cooperación ante desastres naturales.
Los acuerdos más importantes relacionados a la gestión de riesgos y manejo del fuego fueron los siguientes:
Crear la Red Amazónica de Cooperación ante desastres naturales entre los Centros de Operaciones de Emergencias para coordinar y articular los sistemas nacionales de prevención y atención de desastres con el objeto de atender de manera efectiva las emergencias de impacto regional, como incendios forestales de gran escala.
Intercambiar e implementar experiencias en el manejo integral del fuego, fomentando el desarrollo de políticas, instrumentos y acciones técnicas, basadas en la prevención de incendios forestales, la promoción de alternativas al uso del fuego en el medio rural y el fortalecimiento de capacidades técnicas, científicas e institucionales.
Concretar iniciativas de restauración, rehabilitación y reforestación acelerada en las zonas degradadas por incendios forestales y actividades ilegales incluyendo la extracción ilegal de minerales con miras a la mitigación del impacto y recuperación de especies y funcionalidad de ecosistemas.
Foto: Mongabay Latam
Además del Pacto de Leticia, existe una programa en el que vienen trabajando países de América Latina junto con la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés).
El manejo del fuego en gestión de riesgos se está tratando de estandarizar creando cursos para bomberos forestales, para que puedan responder en cada país y prestar ayuda cuando se requiera en países vecinos.
A finales del 2019 en Perú se anunció la creación del Sistema de Calificación y Certificación en el Manejo de Incendios Forestales para la formación de brigadistas forestales en el país.
Ese es un sistema electrónico, técnico y operativo de gestión institucional e interinstitucional de recursos humanos en una organización de Gestión del Riesgo ante Incendios Forestales.
Se basa en los principios y características del Sistema de Comando de Incidentes (SCI), que suele usar cualquier Cuerpo de Bomberos para poder atender una emergencia.
Su estructura operativa no es la misma estructura administrativa o institucional de puestos o posiciones en una estructura organizacional normal. Ello, debido a que se activa dicha estructura respondiendo al tipo y complejidad del incidente.
Además de fomentar la seguridad del personal que atiende los incendios forestales, el sistema aumenta la eficiencia y eficacia en las operaciones de Gestión del Riesgo ante Incendios Forestales, en específico en la supresión del fuego.
Según informó el ingeniero agroforestal y Subteniente C.B.P Markristian Madariaga Pareja, el programa ya se ha ido realizando en Guatemala, Costa Rica, México, Colombia y ahora está llegando a Perú. Con él se busca que la formación de los bomberos forestales y brigadistas sea uniforme a nivel regional.
Unidades de Aprendizaje en cada uno de los cuatro (4) niveles de la estructura propuesta, a saber:
Por su parte, Oscar Rodríguez, experto internacional en manejo de fuego del Servicio Forestal de los Estados Unidos, dirigió en noviembre de 2019 un taller en el que participaron diferentes instituciones del sector forestal, la Intendencia Nacional de Bomberos del Perú (INBP) y el Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú (CGBVP).
«Con la creación del sistema se busca la articulación interinstitucional para una adecuada gestión de riesgos ante incendios forestales de acuerdo con estándares internacionales que incluya el manejo de fuego y una adecuada estructura de capacitación en los diferentes niveles de actuación según las competencias», manifestó Rodríguez respecto al nuevo programa.
Foto: Facebook del Missoula Smokejumper Visitor Center
Finalmente, el grupo de bomberos conformados en el CGBVP para el manejo de fuego en gestión de riesgos viene trabajando en requerimientos para equipos y recursos que se necesitarán para abordar estas nuevas emergencias.
Para dichos requerimientos la INBP debe asignar parte del presupuesto destinado al CGBVP –adscritos al Ministerio del Interior– en la compra de equipos especializados.
De igual manera SERFOR, el CGBVP e INDECI deberán continuar trabajando de la mano, cada uno respetando las funciones establecidas que les competen con el fin de poder mantener un buen nivel de respuesta en esta materia.
Para el presente informe especial se han consultado diversas fuentes como: Mongabay, Deutsche Welle Akademie, Left Voice, Semana Sostenible, SPDA Actualidad Ambiental, El Comercio, Andina, Gestión, La República, CGBVP, SERFOR, SERNANP, INDECI.
https://www.servindi.org/actualidad/06/08/2020/Perú-y-el-combate-de-incendios-forestales
12/09/2020
1 Comment
Rubén Torres
3 años ago¿Bosques de eucaliptos y vegetaciones nativas en la zona protegida?
R. ¿Desde cuándo los eucaliptos son considerados árboles autóctonos de Perú?
Esos han sido los últimos reportes en distintas regiones. ¿Por qué es tan difícil controlarlo?
R. No es que sea difícil apagar incendios, lo difícil es conseguir que gobiernen las personas adecuadas.
(CGBVP) es la única autoridad competente en materia de prevención, control y extinción de incendios.
R. ¿Prevención? ¿Qué pueden hacer ante personas que deliberadamente prenden fuego a los bosques?
Mientras que el ataque indirecto consiste en aplicar un ‘contrafuego’. Encender un fuego de gran magnitud desde una
línea de defensa o control, con el propósito de que el fuego provocado avance hacia el incendio y lo controle.
R. Existiendo métodos capaces de extinguir un incendio por grande que sea en menos de una hora, es absurdo provocar otro para que se extinga el primero, aparte que existe la posibilidad de que el viento sople en contra de donde esté el incendio.
Hasta donde yo sé, el fuego se combate de cuatro formas: con agua, porque acaba con el material combustible, con arena o tierra y porque se le acaba el oxígeno. ¿Por qué nunca veo en las noticias usan el último método? Transportar millones de litros de agua es complicado y muy costoso, pero bombardear las llamas con miles de bombas de CO2 resulta más barato y mucho más eficaz. También se puede utilizar explosivos, hacen lo mismo. Ya se sabe que cuando hay una explosión disminuye mucho el oxígeno.