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El tomillo es antibiótico, antivírico, antifúngico, antiparasitario, antiespasmódico, antioxidante, antiinflamatorio, antitrombótico, antirreumático, antiobesidad, ansiolítico, emenagogo y antitumoral aunque se utiliza desde hace siglos sobre todo como antitusivo para calmar la tos en catarros y bronquitis. Ahora bien, ¿usado de qué manera? ¿Ingerido, olido o aplicado tópicamente? ¿En forma de infusión, decocción, emplaste o aceite esencial? ¿Hay trabajos publicados en revistas científicas que así lo demuestren? ¿Cuál es su eficacia real? Se lo contamos en detalle.
Aunque la mayoría de la gente conoce el tomillo y lo agrega a muchos platos por su singular e intenso aroma lo cierto es que posee numerosas propiedades terapéuticas habiendo unas 350 especies del género Thymus de las que la más utilizada en la península ibérica es la Thymus vulgaris al ser la más abundante; y eso que es en España donde se da la mayor biodiversidad siendo muchas las especies presentes en nuestro país, especialmente las T serpyllum, T. willkomii, T carnosus, T grandulosus, T villosus, T camphoratus, T moroderi y T capitellatus. Propiedades terapéuticas conocidas en todo el mundo pues hay ya miles de trabajos científicos sobre el género Thymus que han permitido conocer sus centenares de principios activos -presentes sobre todo en las hojas- y los efectos de su ingesta sinérgica. Sustancias entre las que destacan el timol -hay hasta un 60% en el aceite esencial-, el carvacrol -isómero del timol presente entre un 0,5% y un 20%,- el cineol o eucaliptol -entre un 0,2% y 14%-, los tres isómeros del cimeno -del 9% a 22%-, el linalol -del 2% al 5%-, el borneol, el alfa-pineno, el geraniol, el tuyanol y el alcanfor habiendo asimismo otros eficaces principios activos como la naringenina, la luteolina, la apigenina y los ácidos cafeico y rosmarínico. En cuanto al nombre Thymus proviene del griego thumos que significa «coraje» y se debe a la costumbre de los antiguos guerreros griegos de llevar encima ramas de tomillo en las batallas para desinfectar las heridas.
En España la especie preponderante es la Thymus vulgaris pero hay muchas otras especies y variedades del tomillo que a veces reciben nombres confusos; como el de mejorana para referirse al Thymus mastichina, frecuente entre los encinares y járrales pringosos característicos de los suelos ácidos de la mitad occidental de ambas Castillas, muy especialmente en los montes de Toledo, Zamora y Salamanca. Járrales en los que predomina la Cistus ladanifer cuyas hojas están impregnadas del pegajoso ládano, oleorresina muy apreciada en perfumería que ya antiguamente se usaba tanto para aliviar problemas respiratorios como de la menstruación.
Por lo que se refiere a sus principios activos y la cantidad en que están presentes debemos decir que es difícil definirlo pues depende de las especies y del medio ambiente. Un ejemplo: los tomillos con altos contenidos en linalol, geraniol y tujanol se dan solo en zonas de entre 1.000 y 1.200 metros de altitud, algo que se infiere puede deberse al porcentaje de rayos ultravioleta de luz solar que reciben. Y los expertos los denominan «tomillos suaves» en contraposición a los «tomillos rojos» ricos en timol y carvacrol que crecen en las riberas del Mediterráneo y que al contener antisépticos muy potentes deben utilizarse diluidos para no irritar las pieles sensibles.
Dicho esto cabe agregar que el primer principio activo en aislarse e identificarse fue el timol y lo hizo el químico Caspar Neumann en 1719 comprobando que destruye numerosos parásitos. No empezaría sin embargo a usarse masivamente tomillo como antiparasitario hasta mucho después y fue para combatir una epidemia de anquilostomiasis -patología que provoca el gusano Ancylostoma duodenale– que afectó a cientos de trabajadores que horadaban un túnel en los Alpes entre 1879 y 1880. Dolencia que hoy se trata por cierto con fármacos de síntesis que provocan numerosos efectos secundarios y daños colaterales cuando el humilde tomillo los elimina con más o igual eficacia pero de forma inocua.
¿Y cuáles son los trabajos que se han hecho sobre sus propiedades medicinales? Pues como ya adelantamos hay miles, pero la mayoría se centra en sus propiedades desinfectantes o antibióticas -usado tópicamente en heridas e inflamaciones superficiales-, antiparasitarias -por ejemplo contra los nematodos intestinales- y antitusivas, anticonvulsivas y relajantes de las vías respiratorias altas -y de ahí su indicación en catarros, tos y bronquitis-. Pero asimismo posee otras; veámoslas de forma resumida explicando que el tomillo es:
ANTIBIÓTICO, ANTIVÍRICO Y ANTIFÚNGICO. Como se sabe muchas bacterias y hongos se rodean de capas protectoras o biofilms para protegerse de antibióticos y antifúngicos. Pues bien, un grupo de la Universidad de Poitiers (Francia) coordinado por S. Dalleau probó in vitro que al menos diez de los terpenos del tomillo inhiben el crecimiento y desarrollo de los biofilms de tres especies de la Candida albicans resistente a los antifúngicos farmacológicos siendo tres de ellos los más eficaces: el geraniol, el carvacrol y el timol (estos dos últimos presentes en gran cantidad en el aceite esencial de tomillo). Lo dieron a conocer en un trabajo publicado en 2008 en International Journal of Antimicrobial Agents.
Un equipo de la Escuela de Medicina de la Universidad de Milán (Italia) coordinado por P. C. Braga publicaría ese mismo año y en la misma revista nuevos ensayos in vitro demostrando que solo el timol inhibe ya el desarrollo del biofilm… y lo destruye si ya se ha formado. Dos años después -en 2010- el mismo equipo publicaría en Arzneimittelforschung un trabajo demostrativo de que el timol actúa de forma similar sobre los biofilms de la bacteria Gardnerella vaginalis.
También en 2010 se publicaría en Phytomedicine el trabajo de un grupo de investigadores de la Tarbiat Modares University de Teherán (Irán) coordinado por el doctor A. Tohidpour según el cual tanto el aceite esencial de tomillo como el de eucalipto son eficaces in vitro ante la bacteria Staphylococcus aureus resistente a los antibióticos farmacológicos.
Y ese mismo año un equipo de la Universidad de Manitoba (Canadá) dirigido por la Dra. Kavitha Palaniappan y el Dr. Richard A. Holley publicó en International Journal of Food Microbiology un trabajo según el cual combinar timol y carvacrol con antibióticos -probaron in vitro con ampicilina, tetraciclina, penicilina, bacitracina, eritromicina y novobiocina- permite con menores dosis de éstos combatir eficazmente la Salmonella typhimurium, el Streptococcus pyogenes, el Staphylococcus aureus y la Escherichia coli. Su trabajo se titula Use of natural antimicrobials to increase antibiotic susceptibility of drug resistant bacteria (Uso de antimicrobianos naturales para aumentar la sensibilidad a los antibióticos en las bacterias resistentes).
Ya en 2017 un equipo de la Monastir University de Túnez y de la Taibah University de Arabia Saudita coordinado por Hanene Miladi comprobó que el timol, el carvacrol y el eugenol -terpenos presentes en el extracto de tomillo- inhiben la formación de biofilms de las cepas más comunas de la Salmonella entérica que a veces infectan el acero inoxidable y el polietileno de los quirófanos permitiendo destruirlas demostrando así su potencial para desinfectarlos. El trabajo se publicó en Microbial Patogénesis.
Ese mismo año un grupo de la Universidad de loannina (Grecia) coordinado por Chrissanthy Papadopoulou y H. Sakkas publicó en Journal of Microbiology and Biotechnology un trabajo de revisión concluyendo que los aceites esenciales de tomillo, orégano y albahaca constituyen una alternativa eficaz ante la resistencia bacteriana a los antibióticos convencionales.
Y otro grupo de la Shiraz University of Medical Science de Shiraz (Irán) dirigido por los doctores M. Fani y J. Kohanteb que el aceite esencial de tomillo es eficaz para combatir las infecciones bucales de diversos hongos y bacterias; como la Candida albicans, el Streptococcus pyogenes, el Streptococcus mutans, el Porphyromonas gingivalis y el Aggregatibacter actinomycetemcomitans. Y lo logra con diluciones de apenas 9 miligramos de extracto de tomillo por litro de solución hidroalcohólica. Dan cuenta de ello en un artículo aparecido en 2017 en Journal of Evidence Based Complementary and Alternativa Medicine.
En cuanto a la conocida actividad antivírica del tomillo vamos a limitarnos a recordar que un equipo de la Universidad de Heidelberg coordinado por A. Astani demostró in vitro que el timol y otros terpenos presentes en el aceite esencial de tomillo son eficaces incluso contra el virus del herpes (HSV-1); así lo dieron a conocer en 2010 en Phytotherapy Research. Constatando posteriormente un grupo de la Zagazig University de Egipto dirigido por S. Abdel-Shafi que se consiguen los mismos efectos in vitro utilizando una simple decocción o infusión de tomillo; lo explicaron en un trabajo aparecido en 2013 en Journal of Plant Pathology & Microbiology–
Dicho esto, no queremos terminar este apartado sin recordar que muchas de las infecciones bucales -especialmente las denominadas «liqúenes»- las sufren a menudo quienes padecen hipotiroidismo o tienen déficit de vitamina B-12.
ANTIINFLAMATORIO. La ingesta de timol diluido con la alimentación habitual -entre 10 y 100 miligramos por kilo de peso- de 3 a 10 días después de una lesión muscular reduce la inflamación muscular en la zona afectada y acelera la reparación del tejido. Lo constató un equipo de la Universidad Federal de Sergipe (Brasil) dirigido por el doctor E. S. Cardoso mediante ensayos murinos cuyo trabajo se publicó en 2016 en Journal of Pharmacy and Pharmacology.
EMENAGOGO Y REGULADOR DE LA MENOPAUSIA. Un grupo de médicos de la Babol University of Medical Sciences de Irán dirigido por el doctor H. Salmalian comparó clínicamente el efecto analgésico del tomillo con el del ibuprofeno comprobando que ambos reducen el dolor y los espasmos de la menstruación de forma similar; con la diferencia de que el tomillo carece de los efectos iatrogénicos del ibuprofeno. Lo constataron tras dividir en tres grupos a 84 universitarias de 21 años de edad media y dar cada seis horas a las componentes de uno 25 gotas de aceite esencial de tomillo, a otro 200 miligramos de ibuprofeno y al tercero un placebo en cuanto comenzaban las molestias. El trabajo se publicó en 2014 en Caspian Journal of Internal Medicine.
Un grupo de la Chung-Ang University de Corea dirigido por el doctor Y. H. Noh ha comprobado por su parte que una mezcla de extractos de Thymus vulgaris y Cirsium japonicum (cardo japonés) disminuye significativamente los típicos síntomas de la menopausia: insomnio, nerviosismo, fatiga, sofocos, sequedad vaginal y otros. Se trató de un ensayo clínico aleatorizado sobre 62 mujeres menopáusicas a las que se dio 500 miligramos diarios de ese extracto durante 12 semanas. El trabajo se publicó en 2016 en Journal of Medicinal Food y sus autores infieren que se debe a que el extracto potencia la expresión del estrógeno y disminuye la osteoporosis al aumentar la actividad de la osteocalcina y la fosfatasa alcalina según comprobaron en un estudio murino similar.
MUCOLÍTICO Y ANTITUSIVO. La combinación de hojas de tomillo y de hiedra (Hedera helix) reduce la tos improductiva en las bronquitis agudas. Se constató mediante el seguimiento de 361 personas afectadas de bronquitis aguda que sufrían fuertes ataques de tos a las que se administró durante 10 días, bien un jarabe de ambas plantas, bien de un placebo. La investigación la efectuó un equipo del Practice for Internal Medicine and Pneumology de Munich (Alemania) coordinado por el doctor B. Kemmerich y se publicó en 2006 en Arzneimittelforschung
Un año después un grupo de investigadores del Instituto de Química Medicinal de Münster (Alemania) dirigido por N. Wienkótter estudiaría la actividad del extracto de tomillo sobre los receptores beta-2 y su acción sobre los cilios del epitelio bronquial. Basándose en la conocida acción mucolítica del tomillo decidieron realizar una serie de ensayos murinos que revelaron la acción relajante que el extracto de tomillo produce sobre los receptores de las células ciliares de la tráquea y troncos bronquiales. Lo explicaron en 2007 en Planta Medica avalando así el uso ancestral de la inhalación de tomillo como descongestionante de las vías respiratorias altas merced a sus efectos bronquiolíticos y secretomotores.
Otro grupo de expertos del mismo instituto dirigido por Frank Begrow estudió por su parte el efecto antiespasmódico sobre los músculos lisos de la tráquea del timol y el carvacrol contenidos en el vapor del tomillo mediante ensayos murinos comprobando que actúa de forma dosis-dependiente. Lo dieron a conocer en 2010 en Planta Medica destacando que el timol aislado tiene efectos notablemente inferiores a los que se obtienen con los vapores de la planta completa. De lo que cabe deducir que hay otras moléculas activas que potencian la acción antiespasmódica y no es pues la cantidad de timol del extracto líquido de tomillo lo que indica su eficacia antiespasmódica y bronquiolítica.
Cabe agregar que en 2018 un equipo de la Guangdong Pharmaceutical University de China coordinado por el doctor L. Wan estudió en ratones los efectos del timol en pulmones gravemente dañados con dificultad respiratoria aguda y según el trabajo que publicó en febrero de 2018 en Inflammation en los tratados con dosis de 100 miligramos de timol por kilo de peso -tanto antes como después de manifestada la enfermedad- se redujo la activación del factor proinflamatorio NF- kB al tiempo que se potenciaba la segregación de superóxido dismutasa (SOD) mejorando sensiblemente así su capacidad respiratoria.
ANTIASMÁTICO. Un equipo de la Jilin University de China coordinado por E. Zhou publicó en 2014 en Fitoterapia un trabajo titulado Thymol attenuates a allergic airway inflammation in ovalbumin (OVA)-induced mouse asthma (El timol atenúa la inflamación de origen alérgico de las vías respiratorias en ratones OVA con asma inducida mediante ovoalbúmina) según el cual una vez inducido el asma en los ratones se les administró oralmente timol -en dosis de 4 a 16 miligramos por kilo de peso- y una vez sacrificados se observó que había disminuido la segregación de varias interleuquinas proinflamatorias y mejorado el epitelio pulmonar además de inactivarse la vía proinflamatoria del NF-Kb.
ANSIOLÍTICO. Un grupo de investigadores de la Hamadan University de Irán coordinado por A. Komaki publicó en 2015 en Journal of Traditional and Complementary Medicine un artículo sobre un experimento realizado con cuatro grupos de ratones a los que se administraron bien distintas dosis de extracto seco de tomillo bien un placebo dando a todos la misma alimentación durante siete días. Pues bien, al cabo de ese tiempo se comprobó que en los primeros se producía un claro efecto ansiolítico -de forma dosis-dependiente- cuando la dosis era mayor de 100 miligramos de extracto alcohólico de tomillo (Thymus vulgaris) por kilo de peso. Efecto ansiolítico que atribuyen a la actividad antioxidante del tomillo y vinculan con los resultados de varios experimentos murinos anteriores que evidencian las relaciones entre ansiedad y estrés oxidativo; en especial en los casos de dietas ricas en sacarosa.
Y asimismo funciona inhalado: un grupo de la Universidade Federal do Rio de Janeiro coordinado por la doctora Flavia Negromonte publicó en 2011 en Pharmacology, Biochemistry and Behaviour un trabajo titulado Anxiolytic-like effects of inhaled linalool oxide in experimental mouse anxiety models (Efectos de tipo ansiolítico por inhalación de óxido de linalol en ratones experimentales de modelo ansiedad) según el cual la inhalación por ratones de linalol -y el tomillo contiene entre un 2% y un 5%- ejerce un efecto ansiolítico ¡similar al del diazepam inyectado! Sin los efectos colaterales de éste.
ANTITROMBÓTICO. La trombina y el ácido araquidónico, moléculas orgánicas presentes en el tomillo, inhiben la agregación y adherencia de las plaquetas. Lo constató un grupo de investigadores de la Kagawa Prefectural Fermentation and Food Experimental Station de Japón coordinado por K. Okazaki cuyo trabajo se publicó en 2002 en Phytotherapy Research proponiendo estudiar cuanto antes su uso preventivo en las personas con tendencia a formar trombos y en quienes ya han sufrido un accidente cardiovascular.
ADELGAZANTE. En 2017 un equipo de la Daegu University de Corea coordinado por el doctor J. H. Choi publicó en European Journal of Nutrition las conclusiones de unos experimentos según el cual el timol promueve in vitro la transformación de las grasas blancas acumuladas en los adipocitos en grasas pardas, algo importante porque éstas juegan un papel clave en el metabolismo de la glucosa, la resistencia a la insulina y la regeneración ósea y su cantidad disminuye con la edad. Y lo hace actuando sobre el metabolismo mitocondrial por vía de la expresión del gen PPAR y por lo que además de trasformar la grasa blanca en parda aumenta la lipólisis, la termogénesis y la oxidación de las grasas a la vez que se reduce la lipogénesis. De ahí que los autores del trabajo terminen diciendo: «El timol desempeña múltiples funciones moduladores en la forma de inducir el fenotipo marrón y mejorar el metabolismo de los Iípidos. El timol debería ser investigado por ello como prometedor aditivo alimentario con potencial para prevenir la obesidad».
ANTICANCERÍGENO. El aceite esencial de Thymus broussonettii -tomillo muy utilizado y apreciado en Marruecos como especie aromática- destruye en ratones las células tumorales del carcinoma de ovarios (IGR-OV1) resistente a la quimioterapia convencional. Reduce la masa tumoral e incrementa el tiempo de supervivencia siendo el carvacrol del aceite esencial de tomillo -según infieren los investigadores- el principal agente citotóxico aunque no el único. Así lo asevera un grupo de médicos de la Universidad Cadi-Ayyad de Marruecos coordinado por Ait M’barek tras realizar un estudio murino publicado en 2007 en Brazilian Journal of Medical and Biológical Research.
Un equipo de la Universidad de Georgia (EEUU) coordinado por los doctores W. Yi y H. Y. Wetzstein constató por su parte la actividad anticancerígena in vitro de cinco hierbas medicinales de uso gastronómico habitual criadas en invernadero, algo que según los autores implica mayor contenido en polifenoles y por tanto mayor capacidad antioxidante que las plantas que crecen de forma natural; concretamente extractos de tomillo, romero, menta (hierbabuena), salvia y menta piperita. Y entre sus conclusiones está la de que el tomillo posee -de forma dosis-dependiente- una clara actividad antiproliferativa en células de adenocarcinoma de colon. El trabajo se publicó en 2011 en Journal of the Science of Food and Agriculture.
Al año siguiente -2012- un equipo de la Universidade Nova de Lisboa (Portugal) dirigido por la doctora Joana Gordo publicaría en Natural Products Communications un trabajo según el cual en el extracto de Thymus mastichina -conocida incorrectamente en España como «mejorana»- hay al menos nueve moléculas -entre ellas la luteína, el beta-sitosterol y los ácidos oleanólico y rosmarínico- que poseen in vitro actividad anticancerígena frente a las células HCT del cáncer de colon incluso a diluciones de solo 3 miligramos por litro.
Comprobando ese mismo año un equipo de la Universidad de Manisa (Turquía) coordinado por el doctor E. Bozkurt que el extracto de Thymus serpyllum lleva a la apoptosis a las células malignas mamarias al destruir in vitro la ADN metiltransferasa y la histona deacetilasa (HDAC) sin afectar negativamente a las sanas. Lo explicaron en un artículo aparecido en 2012 en Nutrition and Cancer.
Cuatro años después -en 2016- un grupo de investigadores de la Universidad de Camerino (Italia) coordinado por doctor M. Oliviero realizó una serie de ensayos in vitro con distintas diluciones de extracto hidroalcohólico de tomillo sobre distintas líneas de células epiteliales sanas de bronquios y tráquea así como sobre células tumorales de cáncer de pulmón comprobando en las primeras sus efectos antiinflamatorios -lo que explica la acción mucolítica y antiespasmódica del tomillo en las vías respiratorias altas- y en las segundas que lleva a la muerte a las células cancerosas tipo H460 por inhibición de la expresión de los factores NF-Kb. En el artículo que en 2016 publicaron en Chemico-Biological Interactions aseveran pues que el tomillo es eficaz en el tratamiento de las enfermedades respiratorias a la vez que induce la expresión de citoquinas proinflamatorias en las células tumorales de pulmón.
Un año después -2017- aparecería en Biochemical and Biophysical Research Communications un trabajo con un significativo título: Thymol inhibits biadder cáncer cell proliferation via inducing cell cycle arrest and apoptosis (El timol inhibe la proliferación de las células tumorales del cáncer de vejiga induciendo la detención del ciclo celular y la apoptosis). Lo efectuó un numeroso grupo de investigadores de la Zhejiang University School of Medicine coordinado por el doctor Y. Li. y según se explica en él, el timol inhibe in vitro la proliferación de las células tumorales de cáncer de vejiga de forma dosis-dependiente; induciendo su apoptosis mediante varias vías de regulación si bien se considera que el factor fundamental es la generación de especies reactivas de oxigeno que bloquean la actividad de la N-acetilcisteína.
Terminamos este apartado indicando que un equipo de la Bezmialem Vakif Universit de Estambul (Turquía) dirigido por A. Günes-Bayir probó por su parte los efectos citotóxicos, genotóxicos y apoptóticos in vitro del tomillo -a distintas diluciones- en células de adenocarcinoma gástrico constatando que aumenta los niveles de especies oxígeno-reactivas (ROS) y disminuye el de glutatión. De ahí que concluyan en el artículo aparecido en 2018 en Alternative Terapies in Health and Medicine que el tomillo debería usarse terapéuticamente en los casos de cánceres de estómago.
CONCLUSIONES
Como el lector habrá comprobado el tomillo ha pasado de ser una modesta planta utilizada en la antigüedad por los guerreros por sus propiedades antisépticas a ser cultivado con especial esmero durante la Edad Media por los monjes que valoraron tanto sus propiedades culinarias como terapéuticas, especialmente tras comprobar su eficacia en las enfermedades respiratorias contraídas en los rigurosos inviernos europeos. Fue pues paradójicamente su uso culinario lo que ha contribuido durante siglos a atajar desde las gastroenteritis bacterianas hasta las infecciones víricas y parasitarias además de proteger el estómago de la proliferación de células tumorales. Y según lo que empezamos a saber gracias a las modernas investigaciones un eficaz remedio también en las patologías cardiovasculares, pulmonares e intestinales así como un posible preventivo de la obesidad. Vamos, casi una panacea.
Paula M. Mirre
Fuente; Revista Discovery Salud. Número 221 – Diciembre 2018
7/05/2024