La pandemia incrementa el uso del plástico que ahoga los océanos
Ecologistas mexicanos advierten que un incremento de la producción de la industria plástica elevará el riesgo de contaminación en los mares, debido al depósito de enormes cantidades de bolsas y materiales de un solo uso.
2020/06/08
Incremento de plástico en los mares y océanos. Foto: Getty Images
Ciudad de México le declaró la guerra al plástico a comienzos de este año, pero la pandemia del nuevo coronavirus ahondó la problemática en un país que desecha anualmente 9.000 millones de envases en los océanos, aseguran organizaciones ambientalistas.
Hospitales, comercios y hogares han echado mano de este viejo enemigo: los plásticos de un solo uso, en un intento por evitar los contagios de la covid-19. Sin embargo, expertos advierten que esto es una falsa creencia porque el virus puede permanecer en las superficies de recipientes y bolsas hasta por tres días.
«Comprar envases desechables da la falsa creencia de que te estás protegiendo del virus, cuando en realidad no sabes quién lo tocó y puede ser un medio para propagarlo», dijo a la AFP Ornela Garelli, activista de océanos de Greenpeace México.
Los ecologistas advierten que un incremento de la producción de la industria plástica elevará el riesgo de contaminación en los mares, depósito de enormes cantidades de bolsas y materiales de un solo uso. México tiene unos 9.300 kilómetros de costas sobre el Atlántico y el Pacífico.
Más basura al mar
En abril pasado, en plena expansión de la covid-19, la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (ANIPAC) pidió a varios gobiernos estatales, incluido el de Ciudad de México, revertir la prohibición del uso de bolsas, al considerarlas útiles para frenar la propagación.
Para Esteban García-Peña, director de campañas en pesquerías de Oceana en México, una organización internacional centrada en la conservación y protección de los océanos, dicha solicitud resulta impensable.
«Todavía no existen los estudios ni las cifras suficientes para saber cuánto plástico adicional ha llegado a los océanos durante la pandemia. Pero si la ley mexicana ya prohibió el uso de plásticos, no se puede ir atrás», opinó.
La ley de Residuos Sólidos de Ciudad de México, en vigor desde este año, busca reducir el consumo frenético del plástico en la urbe de unos nueve millones de habitantes.
La restricción, que por ahora se limita a las bolsas, se ampliará en 2021 a pitillos, vasos, cubiertos, cápsulas de café, globos y tampones.
Aunque no hay cifras oficiales sobre el incremento del uso de desechables durante la crisis, trabajadores de limpieza, citados por el diario La Jornada, aseguran que solo en abril recogieron unas 3.000 toneladas más de basura en la capital. Los desechos incluyen una importante cantidad de tapabocas y otro material de protección.
García-Peña sostiene que los residuos plásticos que se vierten en aguas mexicanas equivalen a un camión de basura de plástico por minuto. «México desecha al año más de un millón de toneladas de basura plástica, incluidos 6.000 millones de envases de PET (polietileno tereftalato)» utilizado para fabricar botellas, detalla.
Arte para sensibilizar
En el Día Mundial de los Océanos, instaurado por la ONU en 2009 y que se celebra este lunes, activistas buscan recordar con un mural a los senadores mexicanos su responsabilidad de legislar contra la crisis de contaminación plástica que sufren los mares.
Titulado Chalchiuhtlicue Diosa del Agua, la obra de unos 30 metros de altura y ubicada frente a la sede del Senado en la capital, fue pintada por la mexicana Vera Primavera. En ella retrata a una mujer llorando mientras reconforta a un lobo marino en su regazo.
«Esperamos que el arte por fin inspire y convenza a los senadores para que no llegue más plástico al océano», afirmó García-Peña.
Destacó que en el Congreso mexicano existen unas 40 iniciativas para reformar las leyes sobre reducción y confinamiento de plásticos, que se sumarían a la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de Residuos. Dicha norma, promulgada en 2003, es la máxima ley en México en materia de gestión de residuos y abarca el manejo de material peligroso.
6/10/2020
1 Comment
Rubén Torres
3 años agoLa concienciación, la educación medioambiental y la sensibilización por no arrojar la basura al suelo o al mar no surten el efecto esperado. Las cifras lo confirman; México desecha al año más de un millón de toneladas de basura plástica.
No es que sea imposible solucionarlo, pero sí lo es mientras no se solucione el principal problema; la gente con el poder de decidir qué se hace o no en cualquier tema.
Los alcaldes, ministros y gobernadores incompetentes son los que lo deciden todo. Todos ellos ya han demostrado lo que saben hacer (empeorar los problemas), es hora que los reemplacen los que sí saben lo que se debe hacer.
Por desgracia, la creencia popular y arraigada de creer que la democracia es la solución, paraliza cualquier posibilidad de mejorar cualquier problema. Unos votantes neófitos son muy perjudícales para cambiar a los dirigentes ineptos. Llevamos décadas con la democracia y los problemas se agravan día a día. La solución es una dictadura dirigida por personas resolutivas y competentes.
Los ayuntamientos han distribuido miles de contenedores por varios países de Europa y sin embargo la gente guarra sigue tirando la basura por doquier. No queda otra que tomar decisiones más contundentes.
Como ocurre ante cualquier otro problema, lo primero que se debe hacer es encontrar el origen, después buscar las posibles soluciones. En la mayoría de los casos tienen un origen común; la gente con el poder de decidir qué se hace o no.
El plástico ha contribuido muchísimo en hacernos la vida más fácil. El problema no es cómo gestionarlo ni cómo eliminarlo. Se puede reciclar muchas veces, se puede extraer combustible de él y se puede destruir definitivamente con hornos especiales. Pero para eso se tiene que tener voluntad de querer hacerlo. El problema está en las personas que le importa un bledo el medioambiente, no lo reciclan, o lo vierten en el contenedor incorrecto o lo lanzan al suelo directamente, que cuando coincide con las lluvias el agua los arrastra y van a parar al mar.
Quizá si la gente en vez de verlo como un residuo que hay que desprenderse de él, lo viese como un potencial negocio no lo tiraría y, con suerte recogería los que los demás han tirado. Como he mencionado antes, se puede convertir en combustible. Existe una máquina que lo convierte en tres tipos de combustibles; gasolina, gasoil y queroseno. Para ello posee un selector. Aproximadamente se consigue un litro por cada kilo de plástico. También se debe permitir la venta de esos combustibles. De esta forma se generaría empleo a los desempleados. Si esto no los convence habrá que tomar medidas más contundentes, una sanción de 100 pesos por cada gramo de plástico que no se coloque dentro del contenedor amarillo. Por supuesto los ayuntamientos deben distribuir suficientes contenedores como para facilitar el reciclaje a los ciudadanos.
Felicito a todos los voluntarios que hayan colaborado en la limpieza de los mares, pero lo encuentro injusto. Habiendo tantos cerdos y tanta gente en prisión viviendo del cuento, y tanta gente que tiene deudas con el estado, y como se han declarado insolventes se libran de pagar, pues todos ellos deberían ser los que se encargaran de recoger toda esa basura, tanto en tierra como en los ríos y en las playas. A los que están cumpliendo condena se podría conmutar las penas por trabajo, por ejemplo; 5 días trabajados por tres días de permiso para que puedan visitar a sus seres queridos.