Ecológica versus industrial
La cría ecológica de animales se asienta en el principio del fuerte vínculo entre los animales y el medio físico. Esta necesidad de vínculo con la tierra obliga a que los animales tengan acceso a zonas al aire libre y a que la alimentación sea ecológica, preferentemente producida en la propia explotación. Además se rige por disposiciones estrictas relativas al bienestar animal y al cuidado veterinario. En el lado opuesto, la ganadería industrial cosifica al animal y lo transforma en una máquina sin alma al servicio de la locura consumista de la modernidad. No hay color.
La producción ecológica trata al animal con humanidad y esto repercute positivamente en muy diversos aspectos. En el propio bienestar del animal y en la calidad nutricional y organoléptica de su producción. Por otro lado, el medio ambiente también es favorécido de muy diversas formas, directa e indirectamente.
GANADERÍA ECOLÓGICA
Los protocolos de la ganadería ecológica son muy claros. La principal exigencia para desarrollar la ganadería ecológica es cumplir el principio de complementariedad entre el suelo y los animales, por lo que se excluye la producción en establos cerrados (ganadería intensiva). El hecho de que la producoón esté ligada al suelo implica también que los animales dispongan de espado al aire libre y que la densidad de animal por hectárea esté limitada. Todos los animales criados en la misma granja deben criarse cumpliendo las normas de producción ecológica. Deben selecionarse las razas que mejor se adapten al entorno y las más resistentes a las enfermedades según el clima y la idiosincrasia local. En cuanto a la alimentación, debe hacerse con productos ecológcos. preferentemente producidos en la propia explotación. Los cuidados veterinarios deben priorizar la prevención y si se precisan tratamientos, debe darse preferencia a los tratamentos naturales sobre los tratamientos con antibióticos. Se puede utilizar homeopatía, hierbas medicinales, etc. Está prohibido el uso de sustancias destinadas a estimular el crecimiento, como las hormonas, y a centrolar la reproducción. Por otro lado, algunas prácticas, como el corte de rabos, recorte de dientes y pico o el descuerne se emplearán únicamente por motivos de seguridad, higiene y salud. Está prohibido mantener los animales atados y se establecen normas muy precisas sobre las características que deben tener las instalaciones de cría. El transporte debe realizarse respetando el bienestar animal, de tal forma que el estrés sea mínimo.
GANADERÍA INDUSTRIAL
A lo que han leído en el párrafo anterior… imaginen su opuesto y encontrarán lo que es habitual en la ganadería industrial, salvo muy raras excepciones. Los animales viven en condiciones infraanimales, muchas veces sin ver ni siquiera la luz del sol, hacinados, bañados en sus propias heces, hiriéndose los unos a los otros debido al estrés y la violencia en la que habitan. Se seleccionan las razas más productivas, a veces hasta extremos realmente grotescos. Se les alimenta con productos que son cualquier cosa menos alimento. ¿Ya no se acuerdan de por qué se volvieron ‘locas» las vacas del Reino Unido? Se deforesta selva amazónica para plantar soja transgénica para engordar a cerdos, vacas, de todo el mundo. Como viven en esas condiciones y comen lo que comen, enferman continuamente y para evitar las plagas son sometidos a durísimos tratamientos químicos constantes, que pasan a la producción que el consumidor come ya sea en forma de bistecs, huevos, lácteos, chuletas, embutidos. .. Más que por veterinarios estos animales son tratados por dispensadores habituales de productos químicos ai servicio de los lobbies farmacéuticos. La práctica de ‘dopaje’ con hormonas, para acelerar el crecimento por ejemplo, es ilegal, pero se practica más habitualmente de lo que sería aconseable Además, a los animales se les cortan los rabos, los picos, los cuernos… de forma completamente inhumana, para que no se agredan, pues el medio en que habitan es hostil y violento, Y se les transporta con sórdida bestialidad. ¿Quieren ustedes comerse esos productos? Señores, los animales son seres sintentes. Sienten. Sufren. ¿Por qué les tratamos así? Vale, sí. también hay “fábricas” de producción cárnica en la que todo está extraoranariamente “controlado” aséptico, sin suciedad. No sabemos qué es peor. Se sabe, por cierto, que los brotes de E. Coli tendrían que ver, paradójicamente, con las producciones tan asépticas de ciertas industrias cárnicas. Las bacterias y los virus se hacen resistentes a la esterilización y por tanto, también se hacen más virulentos.
MENOS PROTEÍNA
Pero sería de locos cambiar, simplemente un tipo de alimentación convencional, como la actual, por otra orgánica, cimentada sobre las mismas bases. Está claro que comemos demasiada proteína de origen animal. No es sostenible, ni siquiera aunque la produzcamos de forma ecológica. Hay que empezar a pensar que debemos disminuir la ingesta de productos de origen animal y sin llegar al extremo de hacemos vegetarianos (opción muy respetable e incluso aconsejable), podemos valorar ir cambiando nuestra dieta hacia una dieta con más presencia de productos de origen vegetal: fruta, verduras, cereales, tofu, seitán, etc. Nuestro cuerpo también nos lo agradecerá. Y el medio ambiente. El Physicians Committee for Responsible Medicine (PCRM ) llega a unas conclusiones muy interesantes. La dieta media americana contiene carne y productos lácteos. Como resultado, es excesivamente rica en proteínas. Esto puede conducir a una serie de problemas de salud importantes… Por ejemplo, enfermedades renales… O cáncer. Aunque la grasa es la sustancia dietética más a menudo considerada responsable de aumentar el riesgo del cáncer, la proteína también juega su papel. Las poblaciones que comen carne con regularidad poseen un riesgo superior de cáncer de colon y los investigadores creen que influyen tanto la grasa, como la proteína, los agentes cancerígenos naturales y la ausencia de fibra de la carne. En 1982, el National Research Council (Consejo Nacional de Investigación) advirtió una relación entre cáncer y proteína. Pero la excesiva ingesta de carne también puede conducir a padecer osteoporosis, entre muchas otras diversas patologías. Se sabe que las dietas ricas en proteína animal provocan una excreción de calcio a través de la orina superior a lo normal y aumentan el riesgo de osteoporosis. Los países con dietas más bajas en proteína poseen tasas inferiores de osteoporosis y fracturas de cadera. Hay muchos más estudios, estadísticas, recomendaciones de instituciones internacionales….
QUE SEA ECOLÓGICA Y AUTÓCTONA
Lo ideal es que consumamos menos proteína animal y que cuando lo hagamos, que sea ecológica, pues de esta manera evitamos muchos problemas a nuestro organismo y al medio ambiente. Y, si puede ser, que sea de razas autóctonas, algo que es, en cierta forma, necesario en ganadería orgánica. Los autores Carmelo García Romero y Remedios Cordero tienen publicado un libro titulado Ganadería ecológica y razas autóctonas. En él, a decir de la sinopsis del libro, “los autores pretenden dar a conocer los valores bioecológicos y funcionales más importantes de todas nuestras razas autóctonas (desde vacas, ovejas, cabras y cerdos, hasta gallinas, conejos y abejas), sus grandezas zootécnicas, medioambientales y alimentarias, así como resaltar su relevancia en el mantenimiento de los variados agrosilvosistemas españoles, todo ello con una motivación fundamental reflejada en la obra, contribuir a la conservación y fomento de las mismas, uno de los grandes objetivos del modelo ganadero ecológico». Pues eso. Ahora que se habla tanto de especies invasoras, y que hasta las instituciones oficiales nos alertan de sus peligros, ¿no ha estado la ganadería convencional desde hace décadas y décadas invadiendo nuestra alimentación con especies foráneas?
Regresar a las especies rústicas tiene un montón de virtudes desde un sinfín de parámetros. Conservar nuestros paisajes no sólo significa que sigan siendo verdes, sino que además, estén poblados del ganado rústico, y no de vacas u ovejas transgénicas venidas no se sabe de dónde.
Agustín Corvantes
Opinión
¿Transporte o crueldad?
El transporte de anímales de alimentación es una auténtica tortura para estos seres sintientes. A veces, hablamos de los problemas que crea el transporte de alimentos, en lo que atañe a la omisión de gases de efecto invernadero, y nos olvidamos de que miles, y miles, y miles, y miles de animales son transportados cada día entre puntos lejanos de una forma realmente atroz Algunos transportes son realmente crueles. Largas distancias, temperaturas extremas (por lo alto o por lo bajo), condiciones de hacinamiento, trato brutal… ¿A quien le gustaría ser cerdo en un camión microondas transportado de Sevilla a Madrid en pleno mes de agosto? ¿Y qué me dicen de los camiones llenos de gallinas? Muchas de ellas mueren en el camino. Se mire por donde se mire, esta forma de hacer las cosas es despiadada e insostenible No sabemos si el hecho de que una serie de consumidores cambien sus hábitos puede cambiar el mundo, pero es una obligación moral y ética el hacerlo.
EcoActivistas
Revista The ecologist, Enero 2014, Nº 56/12-15
19/04/2024