La Fiscalía lo bautiza como «efecto rebote», una perdida generalizada de conciencia vial entre los conductores tras liberarse de un año de encierro y confinamiento
Alfonso Torices. Madrid. Martes, 12 julio 2022
La pandemia ha tenido muchos efectos negativos. Hoy se ha conocido otro. Decenas de miles de españoles, tras meses de encierros, confinamientos perimetrales y limitación de movimientos, han perdido parte de su conciencia vial y están infringiendo gravemente el código de circulación, con acciones temerarias e irresponsables, como no lo habían hecho en muchos años. Han reaccionado con «un mal entendido sentimiento de recuperación de libertad» a la retirada del corsé con el que les atenazó durante meses la pandemia.
La pregunta que se hace Luis del Río Montesdeoca, fiscal coordinador de Seguridad Vial y autor de este análisis, es si este desprecio por las normas de circulación será algo temporal o se asentará, como parece que puede haber comenzado a ocurrir, aumentando los accidentes, los heridos y los muertos.
El resultado de esta inédita proliferación de imprudencias graves es un crecimiento desaforado de los delitos de tráfico, que a lo largo de 2021 han alcanzado unas cifras y unas proporciones desconocidas desde hace al menos una década.
Las investigaciones abiertas en España por violaciones del Código Penal al volante aumentaron un 10% con respecto a antes de la llegada del coronavirus, pero además varios de los delitos que generan un mayor riesgo de siniestro en las carreteras alcanzan aumentos «exponenciales».
Alerta de que estas graves imprudencias se pueden estar traduciendo ya en un alza de pérdida de vidas
El año pasado se abrieron un 67% más de procedimientos judiciales por conducción temeraria que en 2019 y un 23% más de causas por guiar el coche o la moto narcotizado por un consumo excesivo de alcohol o drogas. Pero también acabó ante el juez otro 23% más de ciudadanos que conducían el vehículo sin permiso de circulación y aumentaron un 28% los automovilistas que se negaron a someterse a la prueba de alcoholemia o drogas como consecuencia de un accidente a cuando les pararon en un control.
Esta explosión de irresponsabilidad al volante dejó en 2021 una huella evidente en los tribunales. Una de cada tres causas penales que el año pasado instruyó y sentenció un juez, el 34% en concreto, fue un delito contra la seguridad del tráfico. En la Fiscalía el fenómeno fue idéntico. De todos los escritos de acusación que el Ministerio Público dirigió contra delincuentes el año pasado un 33% fueron por infracciones muy graves y peligrosas del código de circulación.
75% de condenas
Los fiscales presentaron 96.244 escritos de acusación por este capítulo de delitos y los jueces pusieron 94.942 sentencias condenatorias contra conductores irresponsables. Se trata de números que no se recordaban desde 2011 o 2012.
La parte más positiva de este preocupante balance es la efectividad de policías, fiscales y jueces con este grupo de infracciones. El grado de condenas por delitos contra el tráfico es muy alto. Tres de cada cuatro denunciados son declarados culpables. Estos fallos provocaron en 2021 la retirada o suspensión de más de 60.000 permisos de conducir, unas 67.000 multas y 25.905 penas de trabajo en favor de la comunidad, entre otras sanciones.
Luis del Río no ocultó que el mayor miedo de la fiscalía especial que dirige desde marzo pasado es que esta avalancha de conducciones temerarias tenga un reflejo directo y negativo en la siniestralidad. Hasta finales de 2021 era evidente el aumento de delitos por comportamientos peligrosos, pero las cifras anuales de víctimas fueron inferiores a las de 2019. Este año las tornas parecen haber cambiado. En los seis primeros meses ha habido 40 muertos más en carretera que antes de la pandemia, con un repunte del 33% en vías rápidas. La mayor temeridad pueden estar ya costando vidas.
https://www.hoy.es/sociedad/conduccion-temeraria-bajo-20220712161458-ntrc.html
1 Comment
Rubén Torres
2 años ago“la pandemia ha tenido muchos efectos negativos”
Las investigaciones abiertas en España por violaciones del Código Penal al volante aumentaron un 10%.
R. Alfonso Torices ya empieza muy mal este artículo al admitir la existencia de una falsa pandemia.
Ante unas normas ridículas y absurdas de circulación, un aumento del 10% es poquísimo, deberían ser como poco un 90%. Pues prácticamente la totalidad de esas normas deberían cambiarse.
La gente tiene todo el derecho de elegir los caminos correctos; si un camino da un precipicio y otro da a un lugar seguro, uno debería tener la libertad de poder elegir el que le venga en gana. Lo que es intolerable es aguantar tanta opresión por parte de unos incompetentes descerebrados que nos obligan a obedecer normas estúpidas. Si uno se ha gastado una pasta gansa en un vehículo con un motor de muchos caballos para poder disfrutar de la velocidad, no se le debería privar de esa sensación. Que no me venga nadie con el chascarrillo de es por la seguridad de todos. Si realmente se preocuparan por nuestra seguridad, por qué hay tantos muertos en carretera. (Esto es una pregunta retórica). Evidentemente es el chasis el responsable de las heridas o muertes producidas al volante, no son las drogas ni el alcohol como pretenden hacernos creer. Eso es absurdo, a no ser que uno se pase tres pueblos con las dosis, pero eso ya es otro tema.
Retomando el tema de la seguridad, está comprobado que las normas impuestas no son todo lo eficaces que deberían ser. Sin embargo, construir coches a prueba de choques, eso sí sería efectivo, pues daría lo mismo si un conductor ebrio choca de frente o contra un árbol, etc. el resultado siempre sería salir todos ilesos. Hace varias décadas que expliqué cómo se tenían que construir los coches para ir seguros.
Total, que en este artículo no hacen más que criticar a los que desobedecen las normas de circulación y sin embargo nadie se mete con los fabricantes de coches ni con las normas obsoletas e idiotas que nos enseñan el las autoescuelas. ¡Una vergüenza!