Caso omiso de las súplicas de un preso
Carta enviada al director de la Vanguardia; mdgarcia@lavanguardia.es (que nunca la publicaron)
¡Hola! Me llamo xxxxxxxxxxxxxxxx, les estaría muy agradecido si me hicieran el favor de publicar mi humilde opinión.
Como me he excedido de las 15 líneas permitidas para publicarla como carta al director, le pido por favor si usted puede incluirla en su periódico de alguna forma.
También quisiera saber si le interesaría hacernos una entrevista por teléfono usando una grabadora y firmando después el documento conforme les autorizo publicarla. Se trata de destapar la realidad de lo que sucede en la cárcel, nada que ver con el circo de los 5 programas que se emitieron por TV. Aquí hay gente inocente cumpliendo condena, compañeros que han sido agredidos sin motivo por funcionarios, compañeros que han estado atados de pies y manos varios días y limpiados con mangueras como si de apagar un fuego se tratase, gente coaccionada para que realicen programas que no necesitan para ganar más dinero, gente que se hace pasar por psicólogos sin estar colegiados (ex funcionarios de prisiones), etc.
Yo mismo no debería estar privado de libertad por el delito que cometí, pues según el Reglamento cumplo los requisitos suficientes como para no ser encarcelado: no soy un peligro para la sociedad, no he causado daño ni perjuicio a nadie y ha sido mi primer delito,. Lo único que hice es algo que la sociedad no ve bien, no lo acepta, pero que antaño no se consideraba delito. Me refiero a tener relaciones consentidas con menores. Si es consentida ¿a quién perjudico?
Pero también sé que tengo el derecho de expresión. En el 2000 me puse en contacto con Iñaki de la Torre, redactor de la revista Quo, quien me publicó un escueto relato, puesto que acababa de entrar en prisión y no tenía la experiencia de los 7 años que llevo ahora entre rejas.
Reciba un cordial saludo de parte de un preso de Granollers.
Carta de un amigo que pasó 9 años en 6 prisiones por el mismo e único delito.