Actualizado 18 Diciembre 2018
Javier Jiménez @dronte
«Llego, cojo un tomate, lo parto por la mitad y me lo como con sal». Ricki López tenía una canción titulada «El hombre más feliz del mundo» que contenía esa frase. De hecho, esa es toda la letra de la canción. Y, en cierta forma, siempre he pensado que resume una de las grandes promesas de la agricultura ecológica.
Traer de vuelta aquella verdura de nuestra infancia que huyó de los supermercados por la fuerza (y el precio) de las variedades comerciales modernas. La otra gran promesa pretendía hacer una agricultura más respetuosa con el entorno y el medioambiente. Ahora sabemos que la segunda promesa es (al menos parcialmente) mentira: la agricultura orgánica tiene un mayor impacto climático que la agricultura convencional.
Midiendo el coste de oportunidad el carbono
Ese es el resultado de una investigación de la Universidad de Tecnología de Chalmers (Suecia) que ha desarrollado nuevos métodos para estimar y comparar el impacto climático de las distintas agriculturas. Han calculado el “coste de oportunidad” del carbono: han desarrollado metodologías para estimar cuánto carbono deja de fijarse en un terreno según su uso.
“Nuestro estudio muestra que los guisantes orgánicos tienen un impacto climático aproximadamente un 50 por ciento mayor que los guisantes de cultivo convencional. Para algunos productos alimenticios las diferencias son aún mayores; por ejemplo, con el trigo de invierno orgánico, la diferencia se acerca al 70 por ciento“, explicababa Stefan Wirsenius, profesor asociado de Chalmers y uno de los responsables del estudio.
El motivo, como os podéis imaginar, es más sencillo de lo que parece: los cultivos orgánicos, por sus propias características, tienen rendimientos por hectáreas más bajos que los convencionales. Es decir, para la misma producción el enfoque orgánico necesita más terreno y eso conlleva un impacto climático mayor. «El mayor uso de la tierra en la agricultura orgánica conduce indirectamente a mayores emisiones de dióxido de carbono, gracias a la deforestación», explica Stefan Wirsenius.
En la vida hay que elegir
Evidentemente, esto parte de la presunción de que esa deforestación no se va a dar. Estamos comparando hectáreas de bosque con hectáreas de cultivo. Si las comparáramos con hectáreas de aparcamiento, la agricultura ecológica saldría mejor parada. Pero más allá de esta cuestión técnica, el estudio es interesante porque pone de relieve que en la agricultura, como en la vida, hay que tomar decisiones.
Es algo que también ocurre con la carne ecológica o con la pesca sostenible porque, aunque a nivel público se ha vendido que el ecologismo, la lucha contra el cambio climático y el antiespecismo van de la mano, lo cierto es que son programas que chocan constantemente. La agricultura orgánica (sobre todo, si se confronta con una agricultura industrial sin controles) puede ser menos lesiva con el entorno cercano, pero tiene efectos mayores a nivel climático.
Y eso es algo que ya intuíamos, pero que ahora somos de cuantificar con detalle. Ahora viene la parte compleja: tomar esas decisiones, ser conscientes de que las grandes promesas siempre acaban, más tarde o más temprano, confrontándose con la realidad
2/03/2022
4 Comments
Rubén Torres
3 años agoPor enésima vez Javier Jiménez no tiene ni idea de lo que habla. No entiendo cómo se atreve a hablar de lo que no entiende ¿acaso no se cansa de hacer el ridículo? Dicho esto, este palurdo debería saber que las comparaciones que hace sobre el cultivo orgánico y el convencional son falsas. Los cultivos se hacen en terrenos ya deforestados, por lo tanto, no está perjudicando al medioambiente. Eso lo hicieron los que talaron los bosques hace varios siglos, al menos aquí en Europa.
Por otro lado, una vez más como es habitual en mis respuestas, ante un problema lo primero que se debe hacer es buscar qué lo causa. Y como también es habitual el culpable es el gobierno por no aplicar las soluciones que llevo décadas publicando; imponer requisitos para tener descendencia. Todos sabemos que el que no existe es el que menos alimentos precisa, el que menos contamina, el que no genera basura, no precisa agua potable, no precisa vivienda, carreteras y un largo etc.
Así pues, con una significativa reducción de humanos sí es posible que la agricultura ecológica sea factible.
teresacriado
3 años ago18 Dic. 2018, 22:58
Lo único que demuestra este artículo es que quien lo escribe no tiene ni idea de lo que habla. La agricultura ecológica utiliza en muchas ocasiones asociaciones de cultivo, por ejemplo, lo que hace que se multiplique la capacidad del terreno y producir dos, tres o cuatro productos donde la convencional solo produce uno. Eso para empezar. El artículo da por hecho que la convencional a iguales condiciones de monocultivo produce mas, lo cuál es completamente falso. Sin hablar de la erosión de los terrenos que produce la convencional con su psicosis por matar todo lo que haya alrededor, incluidas las inofensivas plantitas que sujetan el terreno y la materia organica para que no se las lleve la lluvia. No menciona el uso indiscriminado de químicos que utiliza la convencional y que envenena todo lo que toca, agua, cielo, tierra y todos sus habitantes condenados a llevar la huella de los venenos en la sangre y para siempre, aunque no hayas estado cerca de ninguno de los botes de esa sádica religión y su obsesión por «curar» y hacer del campo un polígono industrial
vasfield
3 años ago18 Dic. 2018, 15:13
El problema de todo es que en este planeta somos muchos, y nadie tiene los huevos para decirlo abiertamente porque es tratado de nazi.
Saludos
Mario Rossi
3 años ago¡Vaya! Veo que no soy el único que es capaz de ver dónde está el verdadero problema