Por Jhon Barros

Casos raros

A mediados de 2015, varios de los ambientalistas voluntarios que conforman Humedales Bogotá encontraron un peculiar panorama mientras realizaban recorridos por los ecosistemas de la capital: aves comiendo peces.

En Juan Amarillo, los expedicionarios vieron a una garza real cazando a una carpa, una especie de pez exótica y nativa de Europa. Luego de picotearla, la dejó en una isla flotante, alimento que fue visto por una tingua azul.

Tingua pico rojo comiendo un pez carpa en el humedal Juan Amarillo. Foto: Fundación Humedales Bogotá.

“Al ver al pez muerto, la tingua azul lo atrapó en su pico y lo arrastró hasta el buchón para picotearlo. Cuando sació su hambre, dejó el cadáver aún con carne y abandonó el lugar. A los pocos minutos apareció una tingua pico rojo, que siguió con el picoteo de la carpa”, recuerda Escobar.

Una tingua pico amarillo se percató del panorama. Sin pensarlo dos veces, aprovechó su temperamento territorial y agresivo para desplazar a la de pico rojo. Cuando terminó de alimentarse, su familiar regresó a comerse la poca carne que le había dejado.

La pico amarillo también comió del pez carpa en Juan Amarillo. Foto: Fundación Humedales Bogotá.

Aunque la imagen deleitó a los ambientalistas, ya que es atípico ver tinguas alimentándose de peces, la presencia de las carpas en un humedal bogotano genera un desequilibrio en el ecosistema por su tendencia a degradar el hábitat y la productividad. 

Según Escobar, las carpas son peces invasores que han sido introducidos por algunos ciudadanos, una situación que genera pérdida en la riqueza de especies de peces nativos.

“El plan de manejo del humedal Juan Amarillo menciona que las poblaciones de peces que debería tener el ecosistema son la guapucha, capitán enano y capitán de la sabana, actualmente extinguidas. Sin embargo, hemos visto varias carpas en el tercio alto del humedal. Algunos ciudadanos se acercan a arrojarles comida”.

Tingua azul picoteando un pez carpa en un humedal de la localidad de Suba. Foto: Fundación Humedales Bogotá.

En los humedales de Bogotá también han aparecido tortugas hicoteas, reptil que no hace parte del ecosistema. “Las tortugas no llegan a un humedal por sí solas. La gente que las tiene como mascotas las lleva a estos sitios cuando ya no pueden mantenerlas en sus casas, pensando que eso está bien”, anota Escobar.

Estos casos de tortugas se han registrado en humedales como Salitre, Santa María del Lago, Jaboque y Córdoba. “Siempre nos comunicamos con la Secretaría de Ambiente para que retiren las tortugas de estos ecosistemas, ya que les quitan el alimento a las especies nativas de los humedales”, indica el director de la fundación.

Los ciudadanos han introducido tortugas hicoteas en los humedales bogotanos. Foto: Fundación Humedales Bogotá.

Daniel Bernal, experto en calidad del aire y miembro de Humedales Bogotá, informó que tortugas como la hicotea tienen un potencial colonizador que llega a constituir una amenaza grave para las especies autóctonas, los hábitats o los ecosistemas.

“En nuestros humedales capitalinos, donde la hicotea es una especie foránea, genera problemas graves ya que en la adultez no tienen un depredador y son muy voraces en su apetito, consumiendo huevos de tinguas y sobre todo peces, que son escasos en los humedales. En Santa María del Lago encontramos seis hicoteas y en Salitre cinco”.

Las tortugas no hacen parte de los ecosistemas de humedal en Bogotá. Foto: Fundación Humedales Bogotá.

 

https://www.semana.com/impacto/informe-especial/articulo/especial-la-resistencia-biodiversa-de-la-cuenca-media-del-rio-bogota/50198/