¿Cuándo debería ser aplicado el ozono en casos de cáncer?

-Todo enfermo de cáncer debería recibir al menos un ciclo con ozono intraperitoneal ¡desde el primer día de diagnóstico! Piénsese que el ozono, además de un potente germicida, aumenta la transferencia de oxígeno a los tejidos, actúa sobre la cascada inflamatoria-antiinflamatoria regulándola de forma favorable, genera citoquinas como el interferón gamma, el TNF alfa y otros eicosanoides «buenos» como la prostaciclina -todos ellos con capacidad antitumoral y fabricados de forma biológica en el propio organismo en lugar de sintéticamente- y activa sistemas enzimáticos antioxidantes (la superóxido dismutasa, la catalasa y el sistema glutation peroxidasa). Siendo por cierto la generación extra de prostaciclina una característica constante de los tratamientos con ozono intraperitoneal y posiblemente el quid de su efecto antitumoral.

Por otro lado, un ambiente rico en ozono inhibe el crecimiento de las células tumorales. Y nosotros insuflamos ozono intraperitoneal en grandes cantidades de forma que haya en la zona del tumor oxígeno durante varios días. Lo que además inhibe la neovascularización o neoangiogénesis porque ésta la estimula o pone en marcha la falta de oxígeno.

¿Por qué son los enfermos con «cáncer avanzado» el principal campo de ensayos de la Oncología?

-Porque al tratarse de casos presuntamente incurables constituyen los pacientes idóneos para experimentar, ensayar y probar líneas, ciclos o combinaciones de quimioterápicos. El problema es que, lamentablemente, son quienes sufren los efectos secundarios -no descubiertos antes- de los fármacos y tratamientos probados en ellos. Porque a día de hoy los oncólogos no han encontrado ni un solo fármaco que actúe exclusivamente sobre la célula tumoral sin afectar negativamente a las sanas.

La mayoría de esos pacientes cree que se están probando con ellos productos y/o tratamientos que podrían llegar a curarles y así lo piensan igualmente muchos médicos pero la realidad es otra. Ciertamente la experimentación en humanos es necesaria, pero lo lamentable es que se realice casi siempre con drogas de descomunales efectos secundarios negativos que terminan haciendo que gran parte de los enfermos muera por su causa y no por la enfermedad.

Tengo siempre en mente la dramática muerte de mi padre. Tenía un Síndrome de Sezary, un cáncer cutáneo de células T. Duró dos meses. Los leucocitos cayeron a cero y no consiguió reponerse en ningún momento. Sin tratamiento hubiera vivido mucho más, pero aceptamos un producto novedoso que según el laboratorio permitía vivir más a quienes lo tomaban. La realidad es que cuando lees los estudios que sustentan los permisos de venta de novedosos y costosos antitumorales ves que se basan en que el grupo de tratamiento que recibió el nuevo medicamento tuvo una «esperanza de vida» superior de apenas unos pocos días o semanas; como mucho de un par de meses. Es el caso del Sorafenib para el cáncer de hígado avanzado o el Riluzol para la esclerosis lateral amiotrófica por citar algunos ¡Y sin mejorar la calidad de vida! Al contrario. Los quimioterápicos solo ofrecen poco más de tiempo de vida pero a un coste altísimo. Es así con todos los productos que usan en el tratamiento del cáncer avanzado incurable.

OZONO INTRAPERITONEAL Y CÁNCER

¿Y qué resultados se obtienen con el ozono intraperitoneal?

-Tras haber tratado a más de 50 pacientes y realizar más de 350 sesiones tenemos muchos datos que nos permiten afirmar que hay respuestas positivas incuestionables, medibles clínica y analíticamente. Repercute favorablemente en la calidad de vida, en el aumento de la esperanza de vida y en frenar la progresión metastásica, además de favorecer una mejor respuesta al tratamiento con quimio y radioterapia. Hemos tratado muchos tipos de cáncer y el ozono funciona en todos. Obviamente para que nuestra investigación fuera más rápida y de mayor contenido lo ideal sería que pudiéramos tratar al menos a 50 pacientes con el mismo tipo de cáncer porque eso nos daría mucha más información y se podría concretar todo con más precisión pero mientras no vengan a nosotros no podemos hacerlo. En todo caso bien está que se sepa que existen ya muchos trabajos serios y bien realizados publicados en reconocidas revistas médicas; como los efectuados en la Universidad de Marburgo de Alemania por el Dr. Schulz.

¿Cómo se aplica el ozono intraperitonealmente?

-Introduciéndolo a través de un catéter tras anestesiar al paciente. Existen pues inicialmente algunos efectos secundarios, los derivados de la anestesia y la cirugía, pero al término del tratamiento todo órgano tratado mejora su funcionamiento. Y cuando se aplica en la zona de un tumor se crean condiciones adversas a la progresión metastásica y al crecimiento tumoral. El enfermo mejora pues clínicamente y aumenta su esperanza de vida. Es más, es útil si alguien opta por darse quimioterapia ya que aminora sus efectos secundarios. Como ayuda si alguien se somete a Radioterapia porque el ozono mejora la oxigenación tisular.

¿Y siendo así, ¿por qué los oncólogos no lo usan al menos como terapia coadyuvante?

-Porque son excluyentes en sus tratamientos. El oncólogo se «excluye» y «excluye» al resto de los médicos porque cree que el cáncer sólo debe tratarlo él. Hasta los enfermos acaban creyéndose que su enfermedad solo sabe tratarla un oncólogo. Aunque lo más inconcebible es que cuando un paciente mejora y presenta una evolución favorable debido a terapias no oncológicas el oncólogo no se interesa por ellas, no muestra ningún interés en saber; es más suelen reñir al enfermo por seguirlas y mantienen a ultranza que cualquier posible mejora tiene que deberse a sus fármacos.

¿Cuáles han sido los pasos más importantes dados en el uso que usted hace del ozono intraperitoneal desde que hablamos hace ahora cuatro años?

-El paso más importante ha sido el de consolidar el equipo médico. Se ha incorporado a él el doctor Marqués de Magallanes Regojo, médico internista que hoy comparte con nosotros la convicción de que el ozono es una terapia imprescindible en numerosas patologías, especialmente en cáncer. Por otra parte, entonces habíamos tratado sólo a 14 pacientes de cáncer y hoy son ya más de 50 los que han recibido ozono intraperitoneal. Pocos aún y de distintos «tipos» de cáncer pero que acumulan más de 350 sesiones que nos han proporcionado mucha información, datos que sin duda nos ayudarán a ir avanzado y mejorando los protocolos para ganar en tolerancia sin perder efectividad. Tenemos en suma muchos datos e información que estamos trabajando para poder publicar y experiencias importantes que servirán para futuros proyectos y que esperamos despierten el interés de los que se dedican expresamente a tratar el cáncer. Ya sabemos cómo responden el hígado, el riñón, la médula ósea y otros órganos a grandes dosis de ozono intraperitoneal, cómo evolucionan sus constantes. Lo que ponemos a disposición de los médicos que quieran saber.

Y paralelamente hemos realizado, gracias a Marilis Urueña, tratamientos intraperitoneales en perros. A una perra doga con osteosarcoma le hicimos por ejemplo dos ciclos de ozono intraperitoneal, el primero con anestesia estándar que toleró muy mal y el segundo con anestesia por electroacupuntura y el resultado de éste fue fantástico.

¿Alguno de sus casos es especialmente significativo?

-Bueno, la mayoría de nuestros pacientes de cáncer recibe ozono como tratamiento complementario -vía rectal o sanguínea- y pocos intraperitonealmente pero en todos ellos la respuesta es favorable y significativa. Evidentemente existe una diferencia sustancial entre administrar ozono por el recto o a través de la sangre y recibirlo por vía intraperitoneal. Es mucho mayor la eficacia de esta última técnica tanto a nivel sintomático como a la hora de constatarlo con parámetros bioquímicos.

David, por ejemplo, era un chico de 33 años entrañable que vino con su madre, Susana, una mujer admirable y luchadora como jamás vi cosa igual, que tenía un melanoma con metástasis en cerebro, pulmones, peritoneo, vejiga, páncreas e hígado y permanecía permanentemente en la cama o en el sofá «esperando». Le administramos ozono intraperitonealmente y, ¿cuál fue la respuesta? Que poco después David iba a pescar, hacía la compra, salía y entraba. En una palabra, vivía. Pasó de esperar la muerte tumbado a vivir la vida. Mejoró mucho y algunas metástasis desaparecieron mientras otras se redujeron. Esperamos unos meses y su madre lo volvio a traer desde Sevilla para recibir un segundo ciclo que igualmente le fue bien. Su madre, sin embargo, seguía probando además otros tratamientos y unos meses después recibimos una nueva llamada suya para realizar un tercer ciclo solo que David estaba ingresado y no pudimos hacerlo. Falleció en el hospital. Habría deseado que David pudiera haber recibido el tratamiento con ozono intraperitoneal ahora porque sabemos mucho más y tenemos más experiencia pero en cualquier caso él y su madre reforzaron sin duda todo lo que hoy hacemos. Y es que cada caso es una gran historia en la que el tratamiento con ozono intraperitoneal fue favorable.

¿Y con resultados tan llamativos como los que han obtenido cómo se explica la indiferencia de los oncólogos?

-Para nosotros es incomprensible. Las multinacionales farmacéuticas llevan invertidos miles de millones de euros en investigaciones y ensayos clínicos buscando antitumorales que aumenten la esperanza de vida y resulta que están buscando algo ¡que ya existe! Y lo más chocante es que se niegan a investigarlo y a realizar ensayos «serios». ¿Por qué? Pues porque no es patentable. Así que han optado por enviar el mensaje de que no hay estudios que demuestren la eficacia del ozono… ocultando que si no hay más es porque ellas no quieren.

Aunque lo más lamentable es que la Administración tampoco quiere saber nada de ello. No se molestan ni en estudiar lo que se sabe hasta ahora. Prefieren mirar hacia otro lado y seguir financiando con miles de millones de euros productos iatrogénicos que no logran más que aumentar la supervivencia de los enfermos unas pocas semanas en el mejor de los casos. Quizás por eso tantos altos cargos de la Administración pasan luego a ocupar cargos fantásticamente remunerados en esas multinacionales. Claro que también es habitual que los altos cargos en la Administración sanitaria procedan de los cuadros de mando de esas mismas empresas. Y otro tanto ocurre con los llamados «líderes de opinión» en el ámbito médico.

¿Tan seguro está de que el ozono es superior en eficacia a los quimioterápicos?

-Evidentemente. Como he dicho, existen algunos cánceres que se curan con quimioterapia pero en el caso de los enfermos de la mayoría de los canceres avanzados, los que progresan a pesar de cada línea o ciclo de quimioterapia, le puedo asegurar que si tuviéramos ocasión de ensayar, de hacer dos grupos, uno con ozono y otro con los cócteles de quimioterapia, apostaría que la mayor esperanza y calidad de vida la encontraríamos en el grupo del ozono. Y no se trata de contemplar el ozono como una alternativa, sino como un tratamiento complementario.

Mire, está demostrado que el ozono tiene un potente efecto germicida y que al liberar oxígeno en los tejidos aumenta la capacidad antioxidante enzimática del cuerpo sin provocar estrés oxidativo, posee una clara acción antiinflamatoria y analgésica y es un potente inmunomodulador capaz de liberar sustancias con poder antitumoral. Y todo ello sin efectos secundarios. Luego, ¿alguien puede creer que un producto que es capaz de hacer todo eso no está realmente indicado para tratar el cáncer?

-Y por si fuera poco el tratamiento es mucho más económico por lo que el estado se ahorraría la ingente cantidad de dinero que hoy se gasta en productos y tratamientos ineficaces además de iatrogénicos.

-Cierto. El ahorro para el sistema sanitario sería multimillonario; pero, claro, eso chocaría con los

intereses de las multinacionales y de sus testaferros en la Administración. Por eso no se pone en marcha ninguna iniciativa que permita demostrar que el ozono y otros productos y tratamientos naturales e inocuos pero no patentables son eficaces.

Pero el ozono tampoco es una panacea en casos de cáncer…

-No lo es. El cáncer debe tratarse de forma integral. Lo que sin embargo es evidente es que la Ozonoterapia tiene un porcentaje de mejorías muy elevado. En muy variadas patologías y enfermos, no sólo en cáncer.

EL INEXPLICABLE DESINTERÉS DE LOS RESPONSABLES GUBERNAMENTALES

¿Alguna administración sanitaria ha mostrado interés en escuchar las posibles aportaciones de los ozonoterapeutas en alguna ocasión?

-No. Es más, hasta hace bien poco perseguía y sancionaba a quienes practicaban la Ozonoterapia. Quienes la ejercemos hemos vivido de hecho atemorizados ante cualquier inspección de Sanidad. Resulta grotesco pero a muchos inspectores sanitarios el simple hecho de extraer la sangre a un paciente, ozonizarla y volvérsela a insuflar les parece cosa de brujas, algo «horrible». Son incapaces de entender y asumir siquiera que se trata de una práctica médica habitual en muchos países avanzados.

Si las administraciones sanitarias españolas -en plural porque además del Ministerio de Sanidad hay en nuestro país otras 17 administraciones sanitarias- actúan así inferimos que hacer un estudio riguroso sobre la eficacia de la Ozonoterapia, sea en cáncer o cualquier otra patología, será poco menos que imposible…

-En efecto. Porque ningún laboratorio estaría dispuesto a financiarlo y ni el Gobierno central ni los autonómicos lo harían tampoco. Y los particulares no podemos afrontarlo porque son muy caros. De hecho por eso los cientos de trabajos sobre el ozono publicados en revistas científicas no se quieren tener en cuenta, porque no son masivos. Y nadie financia estudios masivos si el producto o tratamiento no puede patentarse. La salud es un negocio y quienes viven de él desautorizan todo producto o tratamiento que no ha sido hecho con sus normas… a sabiendas de que nadie va a hacerlo. Debo sin embargo decirle que el doctor Marques y yo constituimos hace poco un grupo de investigación sobre el ozono, GIDO, cuyos fondos los ha aportado la Fundación Fabré que preside Juan Ángel Regojo. En suma, el hecho de que algo no haya sido demostrado «científicamente» con los estándares impuestos por las multinacionales no implica en absoluto que no funcione.

¿Ha mostrado interés en su trabajo alguna de las asociaciones de oncólogos existentes cuya subordinación a los laboratorios es bien conocida? ¿Lo ha hecho quizás la Asociación Española contra el Cáncer, entidad privada cuya aportación para vencer a esta enfermedad ha sido nula tras décadas de existencia? ¿Y el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas? ¿Alguna entidad de ésas se ha puesto en contacto alguna vez con ustedes siquiera fuera para informarse?

-No. Ninguna. En cierta ocasión una persona de la sección de la Asociación Española contra el Cáncer de Pontevedra me sugirió dar una charla sobre esto pero ni siquiera consiguió que su invitación se aprobase.

¿Ni siquiera se ha interesado algún oncólogo a título particular?

-No.

¿Y sabe al menos lo que opinan de ello? Porque algún paciente habrá ido a preguntarles sobre las posibilidades de la Ozonoterapia en sus casos?

-Mire, los oncólogos son tan drásticos con sus pacientes en lo que se refiere a los protocolos que éstos les esconden si paralelamente al tratamiento prescrito están haciendo algo más. Tienen miedo de contarles la verdad porque no quieren arriesgarse a que se enfaden con ellos y luego no les hagan las costosísimas pruebas de seguimiento que precisa una enfermedad como ésta. Una minoría en cambio sí ha osado hablarles de lo que hacemos y todos responden más o menos lo mismo: ¡Allá usted, es su dinero; pero eso no funciona! Critican la Ozonoterapia sin conocerla y como si no fuera una práctica médica, como si quienes la usamos fuéramos chamanes y no profesionales de la Medicina. Es más, sé que algunos enfermos han recibido unas descomunales broncas por parte de sus oncólogos que además les dejaron sin tratamiento cuando les confesaron que a la vez hacían un tratamiento con ozono. ¡Pero si muchos oncólogos creen que la terapia consiste en hacer respirar ozono al paciente con una mascarilla! El nivel de ignorancia que tienen sobre esta disciplina es inconcebible.

Y ante tal panorama, ¿aún cree que tiene futuro la Ozonoterapia?

-Sin duda. No albergo la más mínima duda de que su uso se impondrá antes o después porque el ozono es una poderosa herramienta terapéutica que permite tratar eficazmente muchas patologías ahorrando numerosas intervenciones quirúrgicas y generando grandes ahorros en fármacos y consultas a los particulares, al estado y a las sociedades médicas. Es más, ayuda a envejecer de forma saludable y, cuando menos, a que cualquier enfermedad sea más llevadera. Es más, estoy persuadido de que en todas las comunidades de vecinos habrá en el futuro próximo ozonizadores en cada bloque. Algo que sería ya hoy muy económico y sencillo de realizar.

En cuanto al cáncer se convertirá en una terapia imprescindible en cualquier estadio de enfermedad y su uso a nivel intraperitoneal algo básico. Lo que queda es establecer con la mayor exactitud posible los protocolos de tratamiento. El Gobierno de la nación debería pues involucrarse y apostar firmemente por esta terapia. Es el momento.

Antonio F. Muro

Fuente; Revista Discovery Salud. Número 161- Junio 2013