La Fiscalía pide condenar a uno de los agentes por un delito leve de lesiones por propinarle “un tortazo” pero el juzgado abre juicio por seis presuntos delitos por cada uno de los policías
Imagen de archivo de una pareja de agentes policiales en los juzgados de Sevilla EP
Javier Ramajo
17 de marzo de 2024
Un juzgado de Sevilla ha abierto juicio oral contra dos agentes de la Policía Nacional de Sevilla por presuntos delitos contra la integridad moral en concurso con delito leve de lesiones, falsedad documental en concurso con un delito de denuncia falsa, falso testimonio y detención ilegal. El auto de apertura de juicio oral, al que ha tenido acceso SevillaelDiario.es, está dictado conforme a lo solicitado por la acusación particular y coincidente con lo marcado por la Audiencia Provincial, que obligó al juzgado a reabrir el caso. Pese a que en la descripción de los hechos no se recoge que el joven cometiese ningún delito como para que lo detuvieran (y de haber sido absuelto de presunta resistencia en otro proceso judicial paralelo), la Fiscalía solo solicita que uno de los agentes sea condenado por un delito leve de lesiones por el “tortazo” que captó el vídeo unido a las actuaciones, mientras que pide el sobreseimiento para el otro.
Será la Audiencia de Sevilla la que juzgue a los policías por todos los presuntos delitos, por los que se enfrentan a más de 12 años de prisión, aparte de la inhabilitación para ejercer cargo público por diez años. Estamos hablando del caso de un joven de 25 años de Sevilla que fue zarandeado y agredido por la Policía Nacional en febrero de 2022. Durante los hechos, de los que entonces se hizo eco este periódico, el joven fue golpeado por un policía detrás de un coche patrulla. Varios jóvenes fueron testigos y alguno de ellos grabó la escena. Según su relato, que ahora recoge el auto de apertura de juicio oral, estaba tratando de que los agentes llamaran con urgencia a una ambulancia para que se llevaran a otro joven que salía de la fiesta y que se encontraba en estado de semiinconsciencia. El joven estaba espetando la falta de colaboración de los policías ante el estado del chico. “Todo fue rapidísimo, vino hacia mí, me dio un porrazo en la muñeca izquierda y dos puñetazos”, indicó en su momento a este periódico.
El relato de los hechos que hizo recientemente el juzgado coincide en líneas generales con la denuncia que en su momento interpuso el joven, en contra de lo manifestado por los agentes, que incluso le llevaron a juicio por un presunto delito de resistencia del que salió absuelto. “No me pegues más, que no te estoy haciendo nada”, expuso el joven a este periódico horas después de lo sucedido. La Audiencia de Sevilla había revocado el archivo del caso de una manera contundente, señalando que “un sistema que no investiga adecuadamente las denuncias de abuso a cargo de funcionarios estatales es un sistema que facilita la consolidación de la cultura del abuso”.
La Fiscalía en su escrito de acusación, al que ha tenido acceso a este periódico, relata que el joven, en aquel contexto, “se sentó en medio de la calle” y uno de los agentes “lo levantó del suelo y lo llevó a un lateral del vehículo policial,”de forma enérgica pero sin agredirlo“ante la actitud del joven “a colaborar“.
Ya junto el coche, el joven se “opuso” a situarse y girarse a la posición que le indicaba el policía. En un momento dado, “metió sus brazos por debajo de las axilas” del joven, “levantándolo un poco y consiguiendo tirarlo al suelo, quedando boca arriba, propinándole un tortazo, con la mano izquierda abierta, en la zona derecha de cuello y mandíbula derecha” del joven, quien mantuvo acto seguido una “actitud pasiva para evitar su identificación”.
17/06/2024
1 Comment
Rubén Torres
5 meses agoLos agentes de policía deberían ser el ejemplo de la conducta como referencia, pero no es el caso de estos abusones. Sí, lo digo en plural porque la pasma nunca va sola. Por lo tanto sus compañeros debieron ver todo lo que ocurrió y dejaron que abusara del joven sin intervenir. Por lo que todos ellos deberían ser castigados con la máxima pena posible.