Los tubos de carbono microscópicos estimulan la función fagocítica de los macrófagos, que engullen las células muertas acumuladas en las lesiones ateroescleróticas
Marta Pulido Salgado
30 de enero de 2020
La proteína CD47 es la clave. Expresada en la mayoría de las células del organismo, esta molécula evita que los fagocitos las engullan. Sin embargo, también entorpece la limpieza de los depósitos que se acumulan en las arterias. [iStock/7activestudio]
El endurecimiento de las paredes arteriales y la formación de placas lipídicas caracterizan la aterosclerosis, una afección vascular que precede la aparición de infartos de miocardio así como accidentes cerebrovasculares. En el centro de las placas ateroscleróticas, también se acumulan células muertas, cuya eliminación constituye el objetivo principal de algunas estrategias terapéuticas usadas en la actualidad. Sin embargo, estos tratamientos resultan poco específicos y afectan a tejidos sanos, hecho que conlleva la manifestación de síntomas indeseados.
Ahora, Nicholas J. Leeper y su equipo, de la Escuela Universitaria de Medicina de Stanford, junto con investigadores de la Universidad del Estado de Michigan, presentan unas nanopartículas que podrían resolver el problema.
Estos microscópicos tubos de carbono, recubiertos con una película de polietilenglicol a fin de reducir la probabilidad de rechazo dentro del organismo, contienen un inhibidor de la proteína transmembrana CD47, una molécula que actúa como una suerte de señal capaz de bloquear la acción fagocítica de los macrófagos. Es decir, CD47 evita que dichas células del sistema inmunitario capturen y digieran partículas, patógenos o restos celulares.
En ratones, la inyección directa de los nanotubos en el torrente sanguíneo provoca la acumulación de las partículas en las lesiones ateroscleróticas, donde los macrófagos que rodean las placas las internalízan, de forma específica. Ello, según los resultados, publicados por la revista Nature Nanotechnology, prevendría la aparición de la aterosclerosis. En concreto, los científicos observaron que la administración semanal del tratamiento favorecía la eliminación de las células muertas, a la vez que reducía la respuesta inflamatoria asociada al trastorno vascular.
Pero, ¿cuál es el mecanismo de acción de los nanotubos de carbono? Al parecer, una vez dentro de los macrófagos, las partículas microscópicas liberarían el inhibidor de CD47. Por consiguiente, tras la unión del fagocito a la célula apoptótica, el fármaco silenciaría la expresión de la proteína localizada en el exterior de esta última. Así, la señal «no me comas» desaparecería y la célula inmunitaria procedería a engullirla y digerirla.
De forma interesante, a diferencia de otros tratamientos contra CD47, el presente sistema no ocasionó la aparición de anemia u otras alteraciones sanguíneas. Para Leeper y sus colaboradores, ello supone un avance en cuanto a la seguridad del método. Además, observaron que la secreción del inhibidor de CD47 ocurría de forma gradual a lo largo de 7 días, hecho que permitiría espaciar la administración de las dosis y mejorar la calidad de vida del paciente.
Referencia: «Pro-efferocytic nanoparticles are specifically taken up by lesional macrophages and prevent atherosclerosis», de A. M. Flores et al., en Nature Nanotechnology, publicado el 27 de enero de 2020.
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