María Gómez
La más extendida: los animales son «buenos». Los animales no son ni buenos ni malos, solo animales.
Otra que también se oye mucho: los lobos no atacan a las personas. Pues sí, los lobos atacan a los seres humanos y también se los comen.
Hace años, en su primer viaje en barco mi padre coincidió con un repostero de Lugo. Contaba que siendo joven había ido hasta casa de su tío y por la tarde decidió regresar. Su tío intentó convencerle de que se quedase pero él no quiso, así que le entregó su escopeta ya que había lobos, por si llegaba a necesitarla.
En el camino de vuelta este hombre empezó a notar que lo seguían. Eran tres lobos que corrían paralelo a él intentando esconderse detrás de los arbustos al lado del camino. Cuando le faltaba algo más de un kilómetro para llegar a su casa dos de esos lobos se le colocaron delante y el tercero detrás. Comenzaron el ataque.
Uno de los de delante saltó sobre la escopeta y con la mandíbula impedía que el hombre pudiera colocársela para disparar. Otro se le agarró con los dientes al muslo y el tercero, el que estaba detrás, le agarró uno de los tobillos. Con ese panorama, sin poder usar el arma mientras era atacado, hubo un momento en esa desesperación que entra cuando tienes que luchar por tu vida en la que consiguió sacarle el seguro a la escopeta y se disparó. Fue un disparo al aire ya que el lobo la seguía sujetando con la boca. Ese disparo los asustó y huyeron. Fue lo que le salvó la vida. Arrastrándose consiguió llegar a su casa. Entró gritando y se desmayó. Desde entonces le acompañaba un perro, incluso en el barco, un pastor alemán. Si bien la historia es impactante las cicatrices que les enseñó lo fueron mucho más.
El verano de 1974 fue fatídico para San Cibrao das Viñas (Ourense). El lobo atacó a tres niños matando a dos. Comenzó con una niña que logró salvarse. Tres días más tarde atacó a los dos hijos de Luisa Pérez. Ella estaba trabajando en la finca mientras los niños jugaban. El lobo consiguió agarrar al pequeño de solo 11 meses. A los gritos de auxilio de su madre acudieron los vecinos que lograron arrebatar el niño al lobo en medio de la maleza aún con vida, falleciendo más tarde. Se llamaba José Tomás.
El tercer ataque se produjo cuatro días después. Esta vez un niño de tres años, Pedro Javier Iglesias. Sus padres habían emigrado a Alemania encargándose de su cuidado su abuela. Mientras ella cultivaba patatas el niño jugaba en el otro extremo del terreno. Saladina, la abuela, intentó salvar a su nieto y el lobo llegó a soltarlo pero volvió a echarle la boca y se lo llevó. Estos dos niños fueron las últimas muertes producidas por el lobo en España.
Llama la atención que en ese mismo ayuntamiento de San Cibrao resida desde hace años Marcos Rodríguez Pantoja. Con siete años fue adoptado por una loba de Sierra Morena a la que se refiere como su madre (su madre real murió siendo él muy pequeño) formando parte de la manada durante doce años.
Los últimos censos hablan de unas 300 manadas en toda España concentrándose más de la mitad en Castilla-León, seguido por Galicia en cuanto a número de ejemplares. La situación del covid con los confinamientos ha disparado el número de animales salvajes. No solo lobos, también jabalíes, corzos, zorros, jinetas, etc que además no dudan en acercarse a las viviendas.
El lobo es precioso y muy inteligente pero un animal salvaje además de depredador. Mucho cuidado si te lo encuentras.
25/03/2021
1 Comment
Rubén Torres
2 años agoLlamar asesinos a los lobos es como decir que todos los humanos también lo somos.
Las excepciones existen. Pero lo común es que los lobos huyen de las personas. Además, está el factor hambre quien suele determinar el comportamiento. Si a los lobos se les roba su alimento, es probable que su instinto de huir ante las personas cambie y decida vernos como presas. Por lo que ese ataque es posible que lo hayamos provocado nosotros.
En el relato solo se habla de los ataques a niños, pero no dice nada de cuántos lobos asesinan cada año ni cuántos han matado hasta ahora. Tampoco dicen qué hacía esa gente viviendo en territorio de lobos.
Las ciudades son para las personas, el campo es para los animales. No deberían quejarse de los ataques si entran en sus territorios. ¿Cuántos lobos se ven por las ciudades?