65 de los 227 asesinatos de ambientalistas registrados en todo el mundo se produjeron en el país andino, según el informe anual de Global Witness
Funeral del líder indígena Edwin Dagua en el municipio de Caloto, quien fue asesinado por buscar proteger la reserva ecológica Huellas, de Colombia. LUIS ROBAYO (AFP)
Inés Santaeulalia
Bogotá – 13 sept 2021
Colombia se coloca como segundo año consecutivo como el peor país del mundo para los ecologistas. Hasta 65 ambientalistas fueron asesinados en el país andino durante 2020, un año que estuvo marcado por la pandemia. La violencia contra los defensores de la tierra se cobró la vida de 227 personas en todo el mundo, por encima de los 212 de 2019. México y Filipinas encabezan, después de Colombia, la lista negra que elabora cada año la organización ecologista Global Witness.
El país que firmó la paz con la guerrilla de las FARC hace casi cinco años aún convive con la violencia en parte del territorio. Bañada por dos océanos, Colombia alberga la mitad de los páramos del planeta y un 30% de su territorio está cubierto por selva amazónica, lo que lo convierte en uno de los países más biodiversos del mundo. Los ecologistas han elevado su voz ante el asedio violento que sufren y la impunidad de los crímenes, que el Gobierno de Iván Duque ha sido incapaz de contener. “Hay un vínculo entre la violencia armada y el modelo de desarrollo económico, eso hace que Colombia sea el país con más líderes ambientales asesinados. No hay posibilidades de acceder a la justicia y cuando lo logramos es lenta e ineficaz”, denunció en febrero de este año a EL PAÍS la ambientalista Francia Márquez, que ha lanzado su candidatura a la presidencia del país para las elecciones de 2022.
El informe habla con especial dureza de Colombia, donde considera que los ataques contra los defensores de la tierra y los líderes sociales se dan en todo el país y suponen una “violencia endémica” a pesar del acuerdo firmado en 2016. El documento achaca la situación a una “lamentable implementación” del proceso de paz por parte del Gobierno. “En muchas de las áreas más remotas, paramilitares y criminales han aumentado su control a través de la violencia contra las comunidades rurales y ante la falta de acción estatal para protegerlos. Aquellos que buscan proteger su tierra y medio ambiente están cada vez más atrapados”, añade. Hasta 17 asesinatos se produjeron en el marco de los programas destinados a promover la transición de los agricultores del cultivo de la coca a cultivos legales, recogido en uno de los puntos del acuerdo de paz.
Global Witness destaca que los pueblos indígenas colombianos son los más afectados por la violencia, una situación que empeoró durante la pandemia. “Los cierres oficiales llevaron a que los defensores de la tierra fueran atacados en sus hogares y se recortaron las medidas de protección del Gobierno”, señala. La Fundación Ideas para la Paz ya había alertado en un informe en abril de 2020 de que, a los retos impuestos por la covid, “se suman los riesgos generados por las amenazas que recibieron funcionarios de los Parques Nacionales de la región de la Amazonia por parte de estructuras disidentes de las FARC”.
En medio del goteo de muertes, más de una a la semana, el Gobierno de Iván Duque ha tratado de presentarse ante el mundo como un defensor del medio ambiente. El país fue elegido en 2020 anfitrión del Día Mundial del Medio Ambiente, un evento promovido por Naciones Unidas que se celebró el pasado septiembre de forma virtual. El presidente destacó la lucha contra la deforestación y aseguró que se incluía “la defensa del medio ambiente como un propósito de seguridad nacional”. El Gobierno ha destinado a 22.000 integrantes de las Fuerzas Militares a la protección de la tierra. Sin embargo, la deforestación supuso perder 171.685 hectáreas de bosque en 2020, en su mayoría en la Amazonia, un 8% más que en 2019, según cifras oficiales.
México fue en 2020 el segundo peor país del mundo para los defensores de la tierra, con 30 asesinatos. La cifra supone un crecimiento del 67% respecto al año anterior. El informe de Global Witness indica que la tala estuvo vinculada a casi un tercio de estos ataques, y que la mitad de todos los crímenes en el país fueron dirigidos contra comunidades indígenas. Además, destaca que la impunidad de los delitos contra los ecologistas “sigue siendo sorprendentemente alta: hasta el 95% de los asesinatos no dan lugar a un enjuiciamiento”.
América Latina sigue concentrando el mayor número de muertes de ecologistas del mundo. En Brasil murieron 20 ambientalistas, en Honduras 17, en Guatemala 13, en Nicaragua 12 y en Perú seis. El informe señala que en Brasil y Perú, casi las tres cuartas partes de los ataques registrados tuvieron lugar en la región amazónica de cada país.
4/11/2021
1 Comment
Rubén Torres
3 años agoSeguramente todas esas muertes se podrían haber evitado si me hubiesen hecho caso de las propuestas que expuse en el artículo; Políticos nefastos