Cóndor andino sobrevolando el Valle del Colca en Perú / Wikimedia Commons

El cóndor andino, uno de las especies voladoras más grandes del mundo, es un ave simbólica de países sudamericanos como Argentina, Chile, Perú y otros más. Casualmente, este país es donde reside un grupo ganaderos que, con temor a que los cóndores devoren a sus animales, los envenenan.

Mapa de distribución del cóndor / Wikimedia Commons

¿Qué está sucediendo?

Imagina a una de estas sorprendentes aves surcando el cielo cuando súbitamente capta el aroma distintivo de la carne en descomposición. Este olor es de particular atractivo para los cóndores debido a que son amantes de la carroña. El animal muerto atrae a otros ejemplares más y todos vuelan en círculos sobre el cadáver.

Las aves aterrizan sobre la fuente del olor: una oveja o cabra muerta sospechosamente tendida en medio de un campo. Las aves empiezan a alimentarse como cualquier otro carroñero lo haría: desgarrando la piel y la carne con sus picos.

De pronto, los cóndores empiezan a desorientarse, tropiezan, convulsionan y finalmente mueren. Se vuelven comunes escenas de un animal de ganado muerto rodeado de varios cóndores, todos cadáveres.

Condor macho. / Wikimedia Commons

¿Quién los está envenenando?

En 2018, un incidente que involucró a más de 60 cóndores muertos en Argentina en 2017 llegó a los titulares internacionales. Este fue un duro golpe para la especie que tan solo cuenta con una población estimada de 6.700 individuos maduros.

Ahora, nuevamente, los señalados son algunos propietarios de ganado, quienes temen innecesariamente a que estas imponentes aves devoren a sus animales. ¿Por qué no deberían temer? Porque estas aves no comen animales vivos, solo se alimentan de carroña: cuerpos en descomposición.

Con el temor en la cabeza, estas personas atraen a las aves con ovejas u otros animales muertos a los cuales les pusieron potentes pesticidas ilegales como carbofurano y paratión. Según The Reveletor, ellos saben que cualquier cosa que coma los cadáveres morirá rápidamente, dejando a los otros animales “a salvo” de estas aves.

Los cóndores no son los únicos animales en el blanco. Estos propietarios de ganado también usan los cuerpos llenos de pesticida para envenenar pumas, zorros, linces, águilas y otros depredadores que suelen atacar al ganado.

 

Cóndor joven hembra en el Cañón del Colca, Perú / Wikimedia Commons

El envenenamiento es una amenaza

A pesar que los cóndores no son los únicos afectados, parecen sufrir mucho más las consecuencias. Un nuevo artículo publicado hace poco en Biological Conservation considera que los envenenamientos son “la mayor amenaza para el cóndor andino”.

“Este problema puede conducir a la extinción de la especie si no tomamos medidas con urgencia”, advirtió en el referido medio Carlos Piña, autor principal del estudio y biólogo de la Universidad Autónoma de Entre Ríos.

El equipo de Piña estudió a 301 aves tratadas o reunidas por el Centro de Rescate Cóndor Andino en Argentina entre 2001 y 2018. Con esta información, concluyó que las intoxicaciones aumentaron en frecuencia desde principios de 2017, representando el 79% de las muertes reportadas al centro de rescate.

Las muertes por envenenamiento no son la única amenaza que tienen que enfrentar los cóndores. En la lista tenemos la caza ilegal, intoxicación por plomo, las colisiones con líneas eléctricas, entre otros.

Si esto no fuera poco, la población de cóndores crece relativamente lento. Estos animales alcanzan la madurez sexual hasta los 9 o 10 años, criando a un solo polluelo cada dos años.

Esto hace que estas aves no tengan una tasa de reproducción tan alta, haciendo que mueran más cóndores que los que nacen. “Estas muertes ocurren a un ritmo y en una escala que no permite la recuperación natural de la población”, dice Piña.

Cóndor hembra en Argentina. / Wikimedia Commons

Problemas colaterale

No tener cóndores suficientes en el ecosistema podría ser un gran problema. Los cóndores “ocupan un papel fundamental en el ecosistema, ya que eliminan los cadáveres de animales muertos que, si no se eliminan, pueden convertirse en focos infecciosos y afectar la salud humana”, menciona Piña recalcando su labor de limpiadores naturales.

Los cóndores además tienen importancia cultural. “Para los pueblos nativos de América del Sur, es el ave sagrada que conecta el mundo en que vivimos con el cosmos. Vemos cóndores en los emblemas, escudos y banderas de los países andinos. La pérdida de estas aves también representa una gran pérdida cultural para nuestra sociedad”, advierte Piña.

¿Qué hace Argentina al respecto?

Afortunadamente, Argentina no parece tomar el problema a la ligera. El país lanzó la “Estrategia Nacional contra Cebos Tóxicos. “Este (programa) tiene como objetivo mejorar la detección y el tratamiento de casos de intoxicación, minimizando el riesgo para el personal involucrado en estos procesos”, mencionó Piña. “También tiene como objetivo generar un conocimiento más preciso de los sitios de mayor conflicto a fin de guiar los esfuerzos de conservación, divulgación y educación de la comunidad”.

Según Piña, existe un enfoque en tres niveles para solucionar este grave problema. En primer lugar, se necesita educar a la población en relación a los cóndores y estos pesticidas. Luego, encontrar maneras menos peligrosas de proteger el ganado de posibles depredadores. Y finalmente, involucrar la ley para que actúe en el caso de estos pesticidas ilegales.

Es claro que aún queda mucho trabajo por hacer para salvar al cóndor andino de esta amenaza. Es momento de que Argentina, y los países vecinos, actúen para que estas grandes aves perduren en los andes.

https://nmas1.org/news/2020/02/13/condor-argentina

15/09/2020