Bolsonaro llama a los países amazónicos a «resistir» frente a la «mentira» de los incendios en la selva
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha instado a los países amazónicos a «resistir» frente a la «mentira» de los incendios en la selva tropical, así como de la deforestación de la misma, reivindicando una vez más su explotación industrial.
«Esa historia de que la Amazonía arde en fuego es mentira y debemos combatir eso con números reales, es lo que estamos haciendo en Brasil», dijo durante la cumbre de la Amazonía celebrada de forma virtual el martes entre el gigante suramericano, Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú, Guyana y Surinam, según informa la Secretaría de Comunicación brasileña.
Bolsonaro consideró que los estados de la cuenca amazónica son «criticados de forma injusta» en base a una realidad que, según defendió, «es bien diferente a la que la prensa y algunos gobiernos extranjeros presentan».
El líder ultraderechista aseguró que su Gobierno tiene una política de «tolerancia cero» no solo para la delincuencia común sino también para «la cuestión medioambiental», destacando en este sentido la puesta en marcha de la ‘Operación Brasil Verde’ contra la tala y la minerías ilegales en la Amazonía.
Sin embargo, reivindicó una vez más el derecho de los países amazónicos a explotarla, ya que se trata de «una región muy rica, prácticamente todo lo que queda en el mundo en lo tocante a la cuestión medioambiental pero también a las riquezas minerales y la biodiversidad, entre otras».
En la misma línea, se quejó de que a Brasil se le critique que no quiera ampliar el territorio que tiene catalogado como indígena y, por tanto, sujeto a una especial protección, del 14 al 20 por ciento. «Eso haría inviable nuestra economía, que se basa en gran medida en el agronegocio», subrayó.
En su opinión, «combatir las actividades ilegales es esencial para la preservación de la Amazonía, pero no es lo único». «También debemos estimular el desarrollo sostenible», incidió. En el caso de Brasil, apuntó, hay más de 20 millones de personas en las regiones selváticas: «No podemos abandonarlos».
Así las cosas, hizo un llamamiento a los demás presidentes a «resistir». «El hecho de que la mayor parte de la flora de la Amazonía permanezca intacta es la prueba de que nuestros estados son perfectamente capaces de cuidar de ese patrimonio con atención a los aspectos ambientales, sociales y económicos», sostuvo.
Bolsonaro expresó además la «permanente apertura al diálogo y a la cooperación» por parte de Brasil en este tema. «Siempre entendiendo que seguiremos siendo nosotros, los países amazónicos, los dueños de nuestros territorios», apostilló.
La deforestación de la Amazonía brasileña destruyó entre 2018 y 2019 más de 10.000 kilómetros cuadrados de bosque, lo que equivale aproximadamente al tamaño de Líbano, según datos del Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE).
8/11/2020
2 Comments
Rubén Torres
3 años agoTipos como Bolsonaro son los culpables de la gran deforestación que padece la selva amazónica.
El negar la evidencia es demostrar ser un hipócrita. Las zonas deforestadas e incendiadas se pueden contemplar en las imágenes que nos envía los satélites. Por mucho que ese patán pretenda negarlo.
El problema de los incendios viene de muy atrás. Con toda seguridad desde antes que aparecieran los primeros animales. Con esto quiero decir que hemos tenido tiempo más que suficiente como para que sepamos controlarlos rápidamente. Es cierto que no se pueden evitar, pero sí podríamos extinguir las llamas tan rápidamente como para que no provoque daños significativos. Una vez más, abogo para que se elijan personas competentes y dejar a los ineptos en el banquillo, solo así se pueden encontrar soluciones efectivas.
¿Quién no ha visto helicópteros con una especie de recipiente colgando que apenas son capaces de apagar una fogata hecha por unos excursionistas? También hemos visto los típicos hidroaviones amarillos vertiendo unos litrillos de agua que apenas hacen retroceder las llamas. Además, que cuando recogen agua salada y la vierten en el campo, la sal hace estragos en la vegetación y no vuelven a prosperar las especies que existían antes del incendio. A las pruebas me remito cuando en las noticias se habla de miles de hectáreas calcinadas. Eso demuestra año tras año que esos sistemas no son eficaces. Cuando algo no funciona seguir haciéndolo es de idiotas, son ganas de gastar millones de euros a lo tonto.
Existen unos aviones de gran capacidad como el Global SuperTanker, que es capaz de liberar hasta 20.000 galones (75.000 litros aprox.) de agua, helicópteros de doble hélice (militar de carga) parados en Alcorcón que se podrían modificar para verter millones de litros de agua o de arena, depende del tamaño de las llamas. Si tuviésemos suficientes aparatos de los que les he hablado, en una sola pasada podríamos extinguir cualquier incendio ya sea con o sin viento, de día o de noche. Estaríamos hablando de incendios de menos de una hectárea si esos aparatos estuviesen bien repartidos.
Por supuesto que todo ello sin una buena vigilancia precoz no podría llevarse a cabo. Para que sea rentable, los vigilantes no deben recibir ni un euro por su trabajo, hay miles de personas que están en deuda con la sociedad, algunas están cumpliendo condena en prisión, otras se declararon insolventes y se ríen de la Justicia, otra se libran porque su delito ha prescrito, pues de hacerse realidad este sistema nadie quedaría inmune de sus delitos. Todas las que hayan hecho delitos menores (sin sangre) podrían hacer ese trabajo para compensar los delitos cometidos (castigo).
Belinda
2 años agoTipos como Bolsonaro son los culpables de la gran deforestación que padece la selva amazónica.
El negar la evidencia es demostrar ser un hipócrita. Las zonas deforestadas e incendiadas se pueden contemplar en las imágenes que nos envía los satélites. Por mucho que ese patán pretenda negarlo.
El problema de los incendios viene de muy atrás. Con toda seguridad desde antes que aparecieran los primeros animales. Con esto quiero decir que hemos tenido tiempo más que suficiente como para que sepamos controlarlos rápidamente. Es cierto que no se pueden evitar, pero sí podríamos extinguir las llamas tan rápidamente como para que no provoque daños significativos. Una vez más, abogo para que se elijan personas competentes y dejar a los ineptos en el banquillo, solo así se pueden encontrar soluciones efectivas.
¿Quién no ha visto helicópteros con una especie de recipiente colgando que apenas son capaces de apagar una fogata hecha por unos excursionistas? También hemos visto los típicos hidroaviones amarillos vertiendo unos litrillos de agua que apenas hacen retroceder las llamas. Además, que cuando recogen agua salada y la vierten en el campo, la sal hace estragos en la vegetación y no vuelven a prosperar las especies que existían antes del incendio. A las pruebas me remito cuando en las noticias se habla de miles de hectáreas calcinadas. Eso demuestra año tras año que esos sistemas no son eficaces. Cuando algo no funciona seguir haciéndolo es de idiotas, son ganas de gastar millones de euros a lo tonto.
Existen unos aviones de gran capacidad como el Global SuperTanker, que es capaz de liberar hasta 20.000 galones (75.000 litros aprox.) de agua, helicópteros de doble hélice (militar de carga) parados en Alcorcón que se podrían modificar para verter millones de litros de agua o de arena, depende del tamaño de las llamas. Si tuviésemos suficientes aparatos de los que les he hablado, en una sola pasada podríamos extinguir cualquier incendio ya sea con o sin viento, de día o de noche. Estaríamos hablando de incendios de menos de una hectárea si esos aparatos estuviesen bien repartidos.
Por supuesto que todo ello sin una buena vigilancia precoz no podría llevarse a cabo. Para que sea rentable, los vigilantes no deben recibir ni un euro por su trabajo, hay miles de personas que están en deuda con la sociedad, algunas están cumpliendo condena en prisión, otras se declararon insolventes y se ríen de la Justicia, otra se libran porque su delito ha prescrito, pues de hacerse realidad este sistema nadie quedaría inmune de sus delitos. Todas las que hayan hecho delitos menores (sin sangre) podrían hacer ese trabajo para compensar los delitos cometidos (castigo).