Cinco países donde aún existe trabajo infantil

  • 30-05-201

Quizá te cueste imaginarlo, pero todavía hay niñas y niños en el mundo que no van a la escuela, no juegan o no tienen tiempo libre por tener que ir trabajar. Es muy triste, pero lo es más saber que en su mayoría son actividades dañinas para su salud (tanto física como mental), les impiden tener un desarrollo adecuado y perpetúa situaciones de pobreza y desigualdad.

Según datos publicados por la OIT, más de 160 millones de niñas y niños de entre 5 y 17 años se encuentran en esta situación (casi 1 de cada 10). De ellos, casi la mitad ejercen alguna de las formas más inhumanas de trabajo infantil como es la esclavitud, trata, la prostitución, trabajo forzoso o reclutamiento para conflictos armados.

Pero no todas las tareas o actividades que realizan las niñas y los niños se pueden considerar trabajo infantil. El Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) lo define como todo aquel “que priva a los niños de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico”. Por tanto, cuando se habla de trabajo infantil, no se contemplan las tareas o actividades que desarrollan fuera del horario escolar o durante las vacaciones para ganar una paga extra. O las que realizan para ayudar a sus madres y padres en el hogar o negocio familiar y que, por otro lado, se consideran positivas para su desarrollo personal.

Yemen

Yemen es uno de los peores lugares para vivir si eres niño o niña. En la actualidad, existe una grave situación económica y humanitaria provocada por los conflictos armados que asolan el país. Algo que también ha afectado al acceso de la infancia a la educación ya que más de la mitad de las escuelas han sido dañadas.

El trabajo infantil ha aumentado los últimos años debido precisamente al conflicto armado y sus consecuencias como son el desplazamiento interno y el deterioro de las condiciones de vida de la población. En este país, lo más preocupante es el incremento de los casos de reclutamiento de jóvenes (varones) de entre 12 y 17 años. Según la OIT, se debe más a la necesidad económica de las familias que a la cultura tribal local, ya que la paga que reciben proporciona una fuente estable de ingresos a las familias.

Nepal

En el caso nepalí, más del 25% de las niñas trabajan, frente al 17% de los niños. Esta diferencia se debe a que los varones representan el futuro de la familia y, por ello, se apuesta por su formación y educación.

La trata es uno de los problemas más graves a los que se enfrenta Nepal que afecta a más de 20.000 personas al año. Y las niñas y las mujeres son las peor paradas: 2 de cada 3 menores son niñas y que, junto a con las mujeres, representan el 70% del total de víctimas de trata en el mundo, según datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).

Las mafias de trata se aprovechan de la vulnerabilidad de las familias, agravado por la falta de oportunidades, los contextos de pobreza y exclusión y los desplazamientos forzosos.

Ayuda en Acción trabaja desde el año 2015, junto a su socio local Maiti Nepal, dando apoyo a más de 33.000 personas a través de campañas de sensibilización y prevención, casas de acogida de menores o el rescate, asistencia legal y la rehabilitación de víctimas.

Myanmar

En el caso birmano, el trabajo infantil afecta a más de 1,2 millones de niñas y niños de entre 5 y 7 años. Y trabajan jornadas interminables, con una media de 51 horas semanales en sectores como el agropecuario, forestal y pesquero pero también en el sector servicios. Algo que es ilegal en el país, ya que los menores de edad pueden comenzar a trabajar a los 14 años pero la jornada no puede exceder las cuatro horas.

Muchos menores que trabajan para ayudar a sus familias lo hacen vendiendo flores, sirviendo té o como empleados domésticos. Otros lo hacen en las fábricas textiles que en los últimos años han proliferado en este país asiático.

En el caso de los que trabajan el ámbito doméstico o locales de masajes, suelen hacerlo en condiciones de servidumbre, es decir, sus padres reciben por adelantado el salario equivalente a seis meses.

Perú

La buena noticia es que el trabajo infantil en América Latina y el Caribe se han reducido a la mitad en los últimos ocho años. La mala noticia es que en Perú el ritmo ha sido más lento; de hecho, encabeza los países de Sudamérica con mayores tasas de trabajo infantil. A día de hoy, aún hay más de 21,8% de niñas, niños y adolescentes que trabajan.

Y esto es especialmente preocupante en las zonas rurales (donde la principal actividad económica sigue siendo la agropecuaria), ya que las cifras son cuatro veces mayores que en las zonas urbanas.

Bolivia

En 2018 la Asamblea Legislativa de Bolivia suprimía un apartado de la Ley Niña, Niño Adolescente que establecía que las niñas y niños entre 10 y 14 años podían trabajar, medida que fue muy criticada cuando fue aprobada en 2014. Gracias a esta modificación, solo se autoriza el trabajo desde los 14 años de forma excepcional, se prohíbe el trabajo infantil después de las 22.00 horas y nunca puede exceder las ocho horas.

Sin embargo, esto esconde otra cara: la de las niñas y niños que han abandonado sus estudios por tener que trabajar para ayudar a sus familias. Solo 6 de cada 10 de los menores que trabajan está escolarizado, lo que hace que les resulte casi imposible salir del círculo de la pobreza.

https://ayudaenaccion.org/ong/blog/infancia/paises-trabajo-infantil/