Las poblaciones de vertebrados de agua dulce se redujeron en un 83 por ciento, según el informe Planeta Vivo 2018 realizado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). Suramérica y Centroamérica fueron los continentes que registraron la disminución más dramática. Colombia debe encender las alarmas.

2018/10/30

El oso de anteojos es uno de los animales en vía de extinción. Esta especie ayuda a la renovación de los bosques, de ahí su importancia de salvaguardarlo. Foto: archivo/Semana.

«Estamos llevando al planeta al límite». Esa fue una de las conclusiones que entregó el Fondo Mundial para la Naturaleza en su informe Planeta Vivo 2018.

Según esta organización en un periodo de 44 años, comprendido entre 1970 y 2014, las poblaciones globales de peces, aves, mamíferos, anfibios y reptiles se redujeron en un 60 por ciento. 

Suramérica y Centroamérica fueron los continentes que registraron la disminución más dramática en las poblaciones de especies, al llegar al 89% en el mismo periodo de tiempo.

Aún más preocupante resulta el hecho de que las especies de agua dulce hayan disminuido en un 83% desde 1970, así como el área de hábitat adecuado para mamíferos, que se redujo en un 22 por ciento, siendo el Caribe la región que presentó la mayor reducción, al superar el 60 por ciento.

El estado de las especies, tras medir las tendencias de 16.704 poblaciones, de 4.005 tipos de vertebrados, fueron los parámetros utilizados por la WWF para adelantar el informe.

Para el Fondo Mundial para la Naturaleza la forma en que los humanos se alimentan, proveen de energía, financian sus economías y, en últimas, consumen, está llevando a la naturaleza a su límite y pone en riesgo los servicios y los recursos que permiten su sustento.

«Preservar la naturaleza no es solo proteger a los tigres, pandas, ballenas, que apreciamos. Es mucho más: no puede haber un futuro sano y próspero para los hombres en un planeta con el clima desestabilizado, los océanos agotados, los suelos degradados y los bosques vacíos. Un planeta despojado de su biodiversidad«, señaló Marco Lambertini, el director del WWF, quien afirmó que la enorme presión ejercida sobre la naturaleza está amenazando la estructura viva que sostiene a la humanidad.

El estudio señala que los principales motores detrás de los cambios planetarios sin precedentes que se están viviendo y que tienen una implicación directa en la pérdida de biodiversidad y en los beneficios que la naturaleza provee, son el consumo desenfrenado y el sistema actual de producción. 

«En los últimos 50 años, nuestra huella ecológica, la cual mide el impacto de nuestro estilo de vida en el planeta, ha aumentado por el uso de los recursos casi en un 190%, generando fuertes transformaciones sobre las poblaciones globales de especies de vertebrados”, explica el informe.

Principales amenazas 

 

En solo 50 años ya ha desaparecido el 20 por ciento de la Amazonía según el informe de WWF. Foto: archivo/Semana.

La sobrepesca y la deforestación, causada especialmente por la agricultura y la ganadería extensiva, se han constituido en las principales amenazas para las especies identificadas en el informe.

El estudio destaca, por ejemplo, como en solo 50 años ya ha desaparecido el 20 por ciento de la Amazonía y se han perdido aproximadamente la mitad de sus corales de aguas poco profundas, en las últimas tres décadas.

Asimismo, resalta la creciente amenaza en la que están polinizadores como las abejas y la disminución entre un 30 y 50 por ciento de los manglares.

Estas cifras encienden las alarmas, pues tan solo los manglares atrapan casi cinco veces más carbono que los bosques tropicales. Entre tanto, el 75% de los cultivos más importantes del mundo se benefician de la polinización.

«Los polinizadores son responsables de la generación de hasta 577.000 millones de dólares en la producción de cultivos cada año», indica el informe, que además advierte cómo el clima cambiante, las prácticas agrícolas intensivas, las especies invasoras y las enfermedades emergentes han impactado la abundancia, diversidad y salud de las especies que cumplen esa función.

El 75% de los cultivos más importantes del mundo se benefician de la polinización que realizan especies como las abejas. Foto: archivo/Semana.

Esta debacle ambiental también genera repercusiones económicas ya que la naturaleza genera cerca de 125 billones de dólares anuales, a partir de sus servicios ecosistémicos.

Para el continente Suramericano, por ejemplo, los beneficios terrestres que provienen de la naturaleza tienen un valor aproximado de 24 millones dólares al año, equivalentes al Producto Interno Bruto (PIB) de la región, según la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES, por sus siglas en inglés).

“Hemos sabido durante muchos, muchos años que estamos llevando el planeta al límite. Esta no es una historia de fatalidad y pesimismo; es la realidad. De kilómetro en kilómetro y de especie en especie, el deterioro de los sitios naturales y las poblaciones de vida silvestre son un indicador del enorme impacto y la presión que estamos ejerciendo sobre el planeta, amenazando la estructura viva que nos sostiene a todos: la naturaleza y la biodiversidad”, explicó Marco Lambertini, director General de WWF Internacional.

Colombia también debe estar alerta 

La mitad de los 85 ecosistemas clasificados en el país se encuentran amenazados (en estado crítico o en peligro) debido a su nivel de deterioro.

Así lo indicó el Informe Colombia Viva, publicado por WWF Colombia en 2017. Según este estudio, el 31% del área de estos ecosistemas estratégicos  ha sufrido alguna transformación por las actividades humanas, debido principalmente a la deforestación y la conversión del suelo.

«Solamente entre 1985 y 2005, la tasa anual de pérdida de los ecosistemas de páramo alcanzó un 17 por ciento», señala el informe.

Entre las mayores amenazas para los ecosistemas terrestres del país se encuentran: la ganadería extensiva, la especulación de tierras, la deforestación y el uso para cultivos ilícitos. Mientras que, en ecosistemas de agua dulce como los humedales, una de las principales causas de pérdida se debe a la intervención humana.

Según el IDEAM, Colombia se encuentra dentro de los 10 países con mayores tasas de deforestación en todo el mundo.

En el año 2017 fueron deforestadas en Colombia 220.000 hectáreas de bosque. Foto: archivo/Semana.

A pesar de los esfuerzos por reducir este fenómeno, este aumentó entre 2016 y 2017 en un 23%, con una tasa creciente de 178.000 hectáreas deforestadas en 2016, y 220.000 hectáreas en el último año.

En lo referente a la pérdida de especies, el Instituto Humboldt advirtió el año pasado que cerca de 2.194 especies de plantas y 503 de animales están amenazados en Colombia por la desaparición de bosques y selvas.

Ante este desolador panorama, Mary Lou Higgins, directora de WWF Colombia, hizo un llamado a las personas, empresas y gobiernos para que se movilicen y cumplan con un acuerdo de marco sólido y exhaustivo para la naturaleza y las personas, que impulse la acción pública y privada para proteger y restaurar la biodiversidad a nivel mundial, y cambie estas tendencias devastadoras.

“Colombia, como país megadiverso y consciente de la necesidad de revertir las tendencias actuales de deforestación y conversión de ecosistemas, tiene una gran oportunidad para fortalecer su liderazgo en el marco de la agenda nacional e internacional, consolidando al 2020 una agenda integrada para la conservación de la biodiversidad, la lucha frente al cambio climático y el desarrollo sostenible”, manifestó.

Humanos acabaron con el 60% de los animales salvajes en menos de 50 años (semana.com)

19/12/2020