Hay una frase muy extendida que dice:  deja poco a la imaginación. La suele utilizar gente descerebrada que le molesta que existan personas que no les importa mostrar partes de su cuerpo. Pues no tienen más argumentos que ese. Por supuesto que son incapaces de ver que con esa crítica se une a las narrativas de los malos dictadores que no admiten otros pensamientos o ideas diferentes a las suyas y que no les importa restringir la libertad de pensamiento, actos o de expresión.

Pero es el sentido común y la objetividad desmorona esa frase con suma facilidad. Se imagina usted que pretende adquirir un piso y quien se encarga de mostrarle el piso le dice que hay tres puertas que no se las quiere abrir para ver que hay detrás de ellas, que entonces dejaría poco a la imaginación. ¿Con qué cara lo miraría? Pues es exactamente lo mismo con quienes critican a las que no les importa enseñar su cuerpo y la gente las critica.

Lo dicho, hay que ser un monumental gilipollas para criticar sin motivos objetivos.

 

En estos días estoy viendo a feministas que dicen; no necesitamos a los hombres para nada.

Ya de entrada sin la existencia de nosotros la especie humana no existiría

Tampoco esas descerebradas ha pensado que prácticamente todo lo que ven lo han inventado y construido los hombres, por lo que las mujeres sin nosotros estarían todavía en la edad de piedra suponiendo que fuesen ellas las que dominaran el clan/tribu y solo nos dejasen como sementales.

Las cosas importantes no se logran con la diplomacia, hay que usar la fuerza o casos más graves hay que acudir a las armas de guerra. Miren lo que sucedió para conseguir que los negros dejasen de ser esclavos, de nada sirvió las protestas o las manifestaciones. Tuvo que haber una guerra para conseguirse. También hay que recordar al inútil que decidió imponer la ley seca en EE.UU ¿qué pasó? Pues que fue una cagada monumental, hubo miles de muertos, entre ellos muchísimos policías, las extorsiones a los comerciantes estaban a la orden del día, muchísima gente encarcelada que les costaba mucho dinero a los contribuyentes mantenerlos en la cárcel. Al final no les quedó más remedio que claudicar y permitir su venta. Pero esas vidas perdidas jamás regresarán.

Retomando el caso de las feministas, se solucionaría en pocos meses si una buena cantidad de mujeres se dedicaran a dar una tremenda paliza a toda mujer que tenga atisbo de feminista. Unas buenas patadas en las costillas y en la barriga les hará con toda seguridad olvidar el ir por ahí presumiendo de feminista.

17/01/2025