En el 2004 tenía 41años. Me encontraba en Ecuador y me ligué con una chica de 17, me enamoré de ella. Tenía un hijo de 2 años. Su pareja la abandonó al saber que estaba embarazada. Como era menor de edad, tuve que presentarme ante sus padres para pedirles autorización para llevármela a vivir conmigo. Aceptaron. Su madre de vez en cuando me tría twper con comida y charlábamos un buen rato. Ellos vivían a varios kilómetros de mi casa (alquilada). Contraté una criada para que limpiara la casa y cuidara del crío para que ella pudiera salir de compras sin la carga del niño. Después de varios meses me enteré que me la pegaba con chicos mucho más jóvenes que yo. Cuando se enteró su madre le pegó con una especie de pellejo endurecido. Lo sé porque ella vino a suplicarme que la perdonara y me enseñó las marcas en los brazos y piernas, pero como soy muy celoso, esas cosas jamás las perdono. No la dejé entrar en casa y le tiré toda su ropa por la ventana. Ella se quedó en la puerta todo el día y la noche sin comer. Hasta que por fin se largó y nunca más la volví a ver.
Más tarde me ligué a otra chica de 19 años, pero esta tenía dos hijos. La relación no duró mucho porque tuve que regresar a mi país y no podía llevarlos conmigo. Pero seguimos unos meses en contacto por teléfono hasta que me dijo que ya salía otra persona.
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Rubén
7 días agoEn el 2004 tenía 41años. Me encontraba en Ecuador y me ligué con una chica de 17, me enamoré de ella. Tenía un hijo de 2 años. Su pareja la abandonó al saber que estaba embarazada. Como era menor de edad, tuve que presentarme ante sus padres para pedirles autorización para llevármela a vivir conmigo. Aceptaron. Su madre de vez en cuando me tría twper con comida y charlábamos un buen rato. Ellos vivían a varios kilómetros de mi casa (alquilada). Contraté una criada para que limpiara la casa y cuidara del crío para que ella pudiera salir de compras sin la carga del niño. Después de varios meses me enteré que me la pegaba con chicos mucho más jóvenes que yo. Cuando se enteró su madre le pegó con una especie de pellejo endurecido. Lo sé porque ella vino a suplicarme que la perdonara y me enseñó las marcas en los brazos y piernas, pero como soy muy celoso, esas cosas jamás las perdono. No la dejé entrar en casa y le tiré toda su ropa por la ventana. Ella se quedó en la puerta todo el día y la noche sin comer. Hasta que por fin se largó y nunca más la volví a ver.
Más tarde me ligué a otra chica de 19 años, pero esta tenía dos hijos. La relación no duró mucho porque tuve que regresar a mi país y no podía llevarlos conmigo. Pero seguimos unos meses en contacto por teléfono hasta que me dijo que ya salía otra persona.