Tiempo de lectura: 13 minutos

Un grupo de científicos españoles coordinado por el Dr. José Enrique de la Rubia Ortí asegura que el aceite de coco virgen ayuda en las patologías neurodegenerativas afirmando haber conseguido mejoras cognitivas en enfermos de Alzheimer en solo 21 días con la mera administración de 40 ml diarios. Un 68’38% en orientación, un 50% en cálculo-concentración, un 29’77% en construcción del lenguaje, un 25% en memoria y un 14% en fijación. De hecho ha publicado ya dos investigaciones sobre ello y están preparando gracias a la financiación económica de la Fundación José Navarro -dedicada a la promoción de una «alimentación inteligente»- otros estudios para valorar su utilidad en otras enfermedades neurodegenerativas, como el parkinson en todas sus fases de desarrollo. Trabajos que se suman a los centenares que avalan su eficacia terapéutica en numerosas patologías.

A las cualidades del aceite de coco ya dedicamos un amplio artículo en el n° 171 –Propiedades nutritivas y terapéuticas del aceite de coco– en el que explicamos que el secreto de su eficacia parece estar en el hecho de que las dos terceras partes son triglicéridos de cadena media que se digieren y metabolizan mucho mejor que los de cadena larga al no necesitar ser transportados por las lipoproteínas -los quilomicrones y las conocidas LDL, HDL, IDL y VLDL- a través del sistema linfático y la sangre hacia las células y el hígado, sino que van directamente a éste que las convierte en moléculas de adenosín trifosfato (ATP), fuente principal de energía del cuerpo. Por eso su consumo aumenta rápidamente la energía orgánica potenciándose las funciones metabólicas y mejorando los mecanismos de regeneración. De hecho, su principal grasa -entre el 44% y el 52%- es ácido láurico, bien estudiado por estar presente en la leche materna y ser esencial para la supervivencia y desarrollo del sistema inmune del bebé.

En ese mismo artículo -puede leerlo en nuestra web: www.dsalud.com– hablamos además de sus propiedades antimicrobianas, antioxidantes y antiinflamatorias y de su utilidad en la diabetes y las patologías cardiovasculares y neurodegenerativas (en este caso al convertir el cerebro los ácidos grasos de cadena media en cetonas que utiliza como fuente de energía).

Dato importante porque como explicamos el mes pasado cada vez más investigadores postulan que la principal causa del Alzheimer podría ser el déficit de insulina en el cerebro ya que sin ella las neuronas no pueden obtener la glucosa que precisan deteriorándose o muriendo. Hipótesis fundamentada que explica por qué gran parte de quienes padecen la enfermedad sufren diabetes y por qué uno de los primeros síntomas del Alzheimer es la pérdida de memoria al ser el hipocampo especialmente sensible a ese déficit. En Estados Unidos por ejemplo el 80% de quienes padecen Alzheimer padecen diabetes tipo 2 y/o «resistencia a la insulina». En suma, consideran el Alzheimer una patología metabólica causada por el déficit de insulina en el cerebro y de hecho, proponen que se la considere un nuevo tipo de diabetes (puede leer el texto íntegro -se titula ¿Es el déficit de insulina en el cerebro la principal! causa del Alzheimer? en el n° 203).

Pues bien, un equipo conjunto de investigadores españoles de la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir y la Universidad Europea de Valencia dirigido por el doctor José Enrique de la Rubia Ortí ha evaluado durante los dos últimos años el impacto que tiene el consumo de aceite de coco en enfermos de Alzheimer con distintos grados de afectación publicando sus conclusiones en la revista Nutrición Hospitalaria. El primer trabajo apareció en 2015 con el título Aceite de coco: tratamiento alternativo no farmacológico frente a la enfermedad de Alzheimer y su objetivo era determinar si mejora o no su estado cognitivo y si éste puede estar condicionado por el sexo, grado de demencia o el hecho de padecer diabetes mellitus tipo 2. El segundo se publicó en abril pasado y su título habla por sí mismo: Influencia del aceite de coco en enfermos de Alzheimer a nivel cognitivo.

Recordemos que los enfermos de Alzheimer padecen episodios de memoria episódica anterógrada -incapacidad de memorizar acontecimientos recientes- dificultando sus estudios y su trabajo y, a veces, de realizar las actividades cotidianas más simples. Pueden incluso ver afectado su sentido de la orientación temporal, después la espacial y finalmente la personal. Pudiendo llegar a dejar de saber quiénes son, quiénes son sus familiares y amigos, no recordar en qué trabajan o trabajaron, cuáles son sus gustos y aficiones, si están casados o tienen hijos… Hasta pueden sufrir un claro deterioro del habla y en las fases más avanzadas ser incapaces de controlar sus cuerpos, padecer agnosia visual y no reconocer objetos y caras.

RESULTADOS ESPERANZADORES

El caso es que el estudio del que hablamos apenas duró 21 días y se valoró a 44 enfermos de Alzheimer de entre 65 y 85 años con afecciones leves, moderadas y -mayoritariamente- profundas que están siendo tratados en centros especializados de la comunidad valenciana a los que se dividió en dos grupos dando a un grupo 40 mi diarios de aceite de coco -20 ml en el almuerzo y 20 en la comida- durante tres semanas y a los del otro grupo no. Procurando que ambos grupos tuvieran las mismas características: grado de demencia, media de edad, sexo y medicación además del número de enfermos con y sin diabetes tipo 2. En cuanto al aceite de coco se trató de un virgen extra suministrado por la Fundación José Navarro -dedicada a fomentar una «alimentación inteligente«, es decir, ecológica, sostenible y saludable- y se les administró directamente en la boca usando una jeringuilla.

Cabe añadir que el grado de deterioro de los pacientes se efectuó mediante un conocido test de evaluación cognitiva sencillo, rápido y fácil de realizar que se emplea habitualmente para conocer sus niveles de orientación, concentración, cálculo, fijación, memoria y construcción del lenguaje: el Minimental Test de Folstein. Test cuya valoración máxima es de 35 puntos y considera que hay deterioro cognitivo si se obtienen menos de 23. Pues bien, antes de empezar la prueba la media global de las cinco áreas valoradas fue de 11,61 entre quienes fueron adscritos al grupo que iba a tomar el aceite de coco y de 11,42 en el grupo de control. Y nada más terminar los autores concluyeron que su ingesta es sin duda «positivo» a nivel general pero especialmente en el caso de los pacientes con un Alzheimer más avanzado y aun mejor si no sufren diabetes mellitus tipo 2; mejorando también más las mujeres aunque no de forma muy significativa. Y es que si bien todas las funciones cognitivas mejoraron ello fue más significativo en las áreas de orientación, cálculo- concentración y lenguaje. Siendo la puntuación media al finalizar el estudio de 16,13 en el grupo tratado y de 11,56 en el de control. Luego hubo una mejora del 38’92% en el que tomó aceite de coco y de apenas un 1’22 % en el de control. Siendo la mejora en la orientación del 68’38%, en cálculo-concentración del 50%, en construcción del lenguaje del 29’77%, en memoria del 25% y en el de fijación -repetir las palabras que les dicen- la menor: un 14%.

Ahora bien, recordemos que estamos hablando de resultados obtenidos en apenas ¡21 DÍAS!

UNA FUENTE DE ENERGÍA ALTERNATIVA

El resultado nos pareció ciertamente llamativo, así que quisimos conocer más detalles por lo que nos pusimos en contacto con el doctor José Enrique de la Rubia y éste accedió rápida y amablemente a ser entrevistado. Una opinión que nos merecía crédito porque es Profesor Titular de Fisiopatología en la Universidad Europea de Valencia y Profesor Agregado de Farmacología en la Universidad Católica de Valencia:

Díganos, doctor, ¿por qué decidió usted investigar las posibilidades del aceite de coco en el Alzheimer? Porque no es habitual que en España se investiguen las posibilidades terapéuticas de los productos naturales…

-Una de las teorías más novedosas sobre el origen del Alzheimer -que está adquiriendo cada vez más relevancia- es la que relaciona la enfermedad con la existencia de desórdenes a nivel metabólico; especialmente con la resistencia a la insulina a nivel cerebral. Se ha podido comprobar en animales que en el cerebro existen receptores de la insulina -en el hipocampo sobre todo- que al ser activados por ésta permiten a las neuronas utilizar la glucosa y activar una serie de enzimas que ayudarían a detoxificar previniendo la formación de placas amiloideas. Y de ahí que ya se piense como opción terapéutica en mejorar el metabolismo de las neuronas mediante la ingesta de nutrientes que ayuden a contrarrestar la muerte neuronal.

Por otra parte, nosotros sabíamos por trabajos anteriores -in vitro y en animales- que los triglicéridos de cadena media -abundantes en el aceite de coco- actúan como antioxidantes y neuroprotectores al mejorar la actividad mitocondrial los primeros e inhibir la expresión de algunas enzimas que promueven la oxidación los segundos. Y era pues previsible que en enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer -que finalmente estudiamos por ser la más prevalente en la actualidad- el aceite de coco pudiera obtener mejoras cognitivas.

Sabíamos que hay un medicamento, el Axona, cuya base es el ácido caprílico -otro triglicérido de cadena media- que se administra a enfermos de Alzheimer de grado leve pero que no tiene buena aceptación por los problemas intestinales -como diarreas y flatulencias- que provoca; por eso nos pareció que un producto natural e inocuo como el aceite de coco podría funcionar mejor dándolo a unas dosis determinadas y siguiendo una dieta básica equilibrada.

Las grasas siguen teniendo mala fama y tener en sangre un alto nivel de triglicéridos se considera perjudicial. ¿Por qué no es así en el caso de los triglicéridos de cadena media, por qué son beneficiosos?

-Porque representan una fuente de energía directa al absorberse mucho más fácilmente. Esto se debe a que no necesitan la síntesis de colecistoquinina que estimula que llegue la bilis al intestino ni de lipasa pancreática por lo que no es necesaria la secreción de jugo pancreático. De modo que la absorción es directa en la vena porta y su metabolismo en el hígado es muy rápido, generándose cuerpos cetónicos que sirven de fuente alternativa de energía para las células cuando falta glucosa. Piénsese que el 90% del aceite de coco es grasa saturada de la que un 45% es ácido láurico y, ya en menor proporción, ácidos grasos palmítico, esteárico, mirístico y oleico aunque de éste último apenas hay un 6%. Pueden ser por tanto una alternativa a los hidratos de carbono para las neuronas alteradas en las enfermedades neurodegenerativas. De hecho el aceite de coco es el alimento que más triglicéridos de cadena media contiene, es nutricionalmente completo y no hay constancia de que su ingesta provoque efecto secundario alguno.

En ese caso se avalan los beneficios de las dietas cetogénicas ya que dan lugar a la formación de cuerpos cetónicos.

-Sí. De hecho actualmente se está profundizando en los beneficios de las dietas cetogénicas en muy distintas patologías. En Estados Unidos diversos grupos de investigación están tratando de relacionar estas dietas con prácticamente todas las enfermedades neurodegenerativas. Y es posible que funcione en casi todos los casos porque suministran una energía muy útil a las neuronas con problemas de metabolismo y actividad. Por tanto no podemos descartar que en un futuro próximo este tipo de dietas se imponga. Se ha comprobado ya in vitro y en animales que mejoran la utilización del oxígeno y la actividad mitocondrial.

MEJORAS COGNITIVAS SIGNIFICATIVAS

¿Cuáles fueron los objetivos que se plantearon en sus trabajos con los enfermos de Alzheimer?

-Quisimos medir diferentes variables. El primer trabajo fue más general pero ya vimos que mejoraban más los enfermos de Alzheimer graves y los no diabéticos; y entre ellos más las mujeres. Y en el segundo estudio quisimos ver qué variables cognitivas en concreto mejoraban más, empleando para ello el test MMSE que se usa para clasificar a la población según la gravedad de la enfermedad pero que de un modo sencillo también permite conocer el grado de orientación, la concentración, las capacidades de cálculo, fijación y memoria y la corrección del habla, datos interesantes porque cada uno de esos aspectos depende de una zona cortical del cerebro. Obviamente todas las redes corticales están comunicadas entre sí pero unas áreas pueden funcionar mejor que otras.

¿Y qué grado de enfermedad padecían los pacientes con los que trabajaron?

-Hemos trabajado con enfermos de grado leve, moderado y profundo porque asumimos que podía haber diferencias en las respuestas. A priori pensamos que los pacientes de grado leve mejorarían más porque hay en ellos más neuroplasticidad pero resulta que son los que menos mejoraron. Los que más mejoraron fueron los de grado profundo. Pienso por ello que la mejora obedece a una combinación de acciones. Por una parte, la actividad metabólica se ve incrementada por una fuente de energía diferente que es la de los cuerpos cetónicos, pero por otra también hay un componente antioxidante que evita la oxidación prematura que se produce en estos enfermos y un efecto neuroprotector a través de la expresión de las sirtuinas (enzimas muy importantes para evitar el envejecimiento).

Obviamente para confirmar estos resultados se necesitaría replicar el experimento con una población mayor y durante más tiempo.

Entonces el aceite de coco actúa resolviendo mejor unos parámetros que otros…

-Sobre todo la orientación, el cálculo y la construcción del lenguaje; variables que a nivel de envejecimiento prematuro -como pasa en el Alzheimer- son las que menos empeoran. En cuanto a las razones la mejora podría deberse a un aumento del metabolismo por mayor utilización de energía gracias a los cuerpos cetónicos en las diferentes zonas corticales de las que dependen o por una mejora en la resistencia a la insulina en ellas.

En las funciones de fijación y memoria hay, asimismo, mejoría pero no tan significativa. Probablemente porque a pesar del aumento metabólico que se dé en las áreas cerebrales de las que dependen -los lóbulos temporoparietales- y/o una mejor utilización de la insulina, al ser zonas más dañadas son más difíciles de recuperar.

Otra posible explicación es que en las zonas de las que dependen las funciones que más mejoran aumente más la actividad metabólica al proporcionársele mayor energía. Sería interesante poder comprobarlo con una resonancia o un PET. De hecho, tenemos previsto hacerlo más adelante. Así podremos ver en imágenes qué zonas de la corteza cerebral experimentan mayor actividad metabólica tras ingerir el aceite.

MEJORA DE LA RESISTENCIA A LA INSULINA

¿Por qué se plantearon desde el principio comprobar si había diferencias de resultados entre diabéticos y no diabéticos?

-Para valorar la postulada relación entre Alzheimer y resistencia a la insulina. Y lo cierto es que aunque mejoraron todos fue más llamativo entre los no diabéticos. Luego la diabetes parece deteriorar más el cerebro. Obviamente es una apreciación muy inicial porque para sacar conclusiones hay que contar con una muestra bastante mayor. Apoya en todo caso la teoría apuntada por algunos investigadores de que en un porcentaje importante los problemas neurodegenerativos pueden deberse a una deficiente utilización de la glucosa a nivel cerebral, independientemente de cómo el organismo la utilice en el resto del organismo. Nuestros resultados, como señalan otros autores y reflejaron ustedes recientemente en uno de sus artículos, parecen indicar que estamos ante una especie de diabetes cerebral tipo III. Y en tal caso el aceite de coco podría disminuir la resistencia a la insulina de quienes padecen este problema y mejorar.

¿Podría la resistencia a la insulina ser también causa de una mayor prevalencia de la enfermedad en mujeres con Alzheimer?

-Podría ser una de las razones, porque el nivel de testosterona entre las mujeres sanas y enfermas parece ser distinto y eso puede plasmarse a nivel cerebral, pero se trata de una teoría en la que estamos trabajando a nivel muy preliminar. Hay investigaciones que indican que con bajos niveles de testosterona los problemas derivados de la insulina son mucho más serios; aumenta la resistencia a la insulina. Los niveles altos se asocian en cambio a un menor riesgo de padecer diabetes tipo 2.

¿Qué pretenden investigar ahora?

-Queremos profundizar en las variables que mejoran más y utilizar aceite de coco en una población mayor y durante más tiempo a fin de valorar si el efecto positivo obtenido se mantiene, aumenta o disminuye a largo plazo. También queremos analizar a nivel bioquímico qué marcadores cambian para poder explicar a qué se debe la mejora clínica.

¿Solo con enfermos de Alzheimer o también en otras patologías neurodegenerativas?

-Queremos estudiar también el efecto del aceite de coco en enfermos de parkinson ya que es una patología de gran prevalencia; en todos los grados de la enfermedad. Y si es positivo ampliar las investigaciones a otras enfermedades neurodegenerativas.

No deja de llamar la atención que la gente en general -médicos incluidos- crea que el aceite de coco es perjudicial al ser básicamente grasa saturada…

-Cierto Y en realidad hemos constatado que baja el colesterol y mejoran la mayoría de los marcadores bioquímicos, Es pues un buen alimento… siempre que se ingiera de forma moderada; como pasa con el aceite de oliva virgen. Nosotros pensamos que a partir de 60 ml diarios podría provocar diarrea y enlentecer el tránsito intestinal y el vaciamiento gástrico en un pequeño porcentaje de la población. De hecho ningún participante en nuestros trabajos -consumiendo 40 ml diarios- tuvo problemas; ni digestivo ni de ningún otro tipo.

Sus trabajos son preliminares pero la verdad es que hay muchos otros publicados. ¿Usted recomendaría consumirlo a toda persona con problemas neurodegenerativos teniendo en cuenta que es inocuo a dosis razonables?

-Pues la verdad es que sí, dado todo lo que ya se sabe de él. Podría incorporarse por ejemplo en el desayuno tomando una o dos cucharadas soperas. Este se puede administrar solo o mejor como aliño de ensaladas u otros platos.

Una última pregunta: ¿sabe si los pacientes que se sometieron al experimento siguieron ingiriendo aceite de coco luego y si han mejorado aún más?

-No se ha hecho un seguimiento de ellos, pero me consta que muchos de sus familiares siguieron administrando el aceite a nivel individual aunque ignoro si los centros continuaron dándoselo a los enfermos.

Francisco San Martín

RECUADRO

Propiedades del aceite de coco

Como en su día explicamos en el reportaje Propiedades nutritivas y terapéuticas del aceite de coco que apareció en el n° 171 hay numerosos trabajos de investigación según los cuales puede afirmarse que el aceite de coco de primera presión en frío…

…es el único aceite vegetal que no se oxida al calentarlo lo que le convierte en el más apropiado para freír.

…es antimicrobiano, antioxidante y antiinflamatorio.

… mejora la absorción de las vitaminas, minerales, aminoácidos y otros ácidos grasos.

…aumenta el nivel de energía potenciando el metabolismo.

…no aumenta en sangre los niveles de colesterol y triglicéridos; y,

…no solo protege el cerebro ayudando en casos de Alzheimer, parkinson, ataxia cerebelosa, esclerosis múltiple, ELA y otras patologías neurodegenerativas, sino el corazón, los riñones, el páncreas, el colon y otros órganos estando constatadas sus propiedades en casos de problemas cardiacos, diabetes y cáncer.

 

Fuente; Revista Discovery Salud. Número 205-Junio 2017

19/05/2024