Desde que un bombardeo ruso provocara un incendio en los edificios cercanos a la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, a orillas del río Dniéper, se ha disparado el temor a un conflicto bélico en el que se usen armas nucleares o a las consecuencias de los ataques a centrales nucleares.
Todo ello ha despertado el interés por medicamentos que puedan prevenir los efectos de esa posible radiación nuclear, puesto que el yoduro de potasio es una sal de yodo estable (no radiactivo) que puede ayudar a impedir que la tiroides absorba el yodo radiactivo, por lo tanto, protege a la tiroides del daño que provocaría la radiación. La tiroides es la parte del cuerpo que es más sensible al yodo radiactivo.
Compra masiva
Esta situación, unida a la decisión del presidente ruso, Vladímir Putin, de poner en alerta las fuerzas de disuasión nuclear, ha provocado que en varios países europeos, principalmente en aquellos más cercanos a Ucrania como República Checa, Bulgaria o Polonia, la población haya sobrerreacionado con la compra masiva de pastillas de yodo. Finlandia ha pedido estos días a su población menor de 40 años que adquiera tabletas de yoduro de potasio como medida de prevención en caso de riesgo de radiación nuclear.
Tal y como explica Iván Espada, responsable del Área de Información del Medicamento del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), estas pastillas se utilizan en caso de emergencia nuclear para bloquear la tiroides, de forma que no pueda absorber el yodo radiactivo que se desprende. «Se dan dosis masivas de yodo normal para que la tiroides se llene y no se permita la entrada del radiactivo», detalla.
Dosis mínimas
Sin embargo, los medicamentos que contienen yoduro de potasio y están disponibles en las farmacias bajo prescripción médica distan mucho de estas pastillas: están destinados al tratamiento de personas que necesitan un aporte de yodo, como en casos de hipotiroidismo.
«Tienen una dosis de 0,1 a 0,3 miligramos, una cantidad mínima. Las pastillas de yodo, en cambio, tienen una dosis de 130 miligramos. Se necesitaría de 400 a 1.300 comprimidos para alcanzar la dosis de las pastillas«, ha resumido el experto.
Espada advierte de que tomar estas dosis de fármacos con yoduro de potasio puede ser muy contraproducente: «El yodo es una sustancia que el cuerpo necesita en una muy pequeña cantidad. Dar una dosis tan alta puede llevar a una intoxicación, que puede traer aparejado un efecto sobre la tiroides y bloquearla. Por tomar un día esta dosis no va a pasar nada, pero el problema son las dosis masivas».
Plan gubernamental en caso de ataque
Desde el CGCOF recuerdan que existen planes de contingencia desde el Gobierno en caso de que fuera necesario distribuir estas pastillas de yodo por alerta nuclear. Es decir, que el yodo en grandes dosis se distribuye entre la población en caso de accidentes o explosiones nucleares para colmar las necesidades de este elemento que tiene la glándula tiroides, que así ya no podrá asimilar el yodo radiactivo y con ello se evitará el riesgo de desarrollar cáncer. Normalmente, este tipo de productos se almacenan en el Centro Militar de Farmacia de la Defensa, situado en Colmenar Viejo (Madrid).
Por ello, los expertos no ven ningún sentido en tratar de alcanzar las dosis útiles de forma particular, entre otras razones, por el elevado coste económico que tendría para el ciudadano.
21/05/2023