Por Aixa. El 12 Junio 2015
En la última semana, el Departamento de Caza y Pesca de Alaska ha recibido algunas llamadas de los habitantes de Fairbanks alarmados por la presencia de unos extraños peces que parecían caer del cielo. Se trata de lampreas árticas, popularmente conocidas como «peces vampiro» por su exclusiva dieta y particular forma de alimentarse. Su nombre latín, Petromyzon marinus, fue acuñado por Linneo en 1758.
Con un aspecto alargado que puede alcanzar una longitud de 70cm, los peces vampiro son muy similares a una anguila, con cuerpo gelatinoso, cilíndrico, sin escamas y muy resbaladizo. Caracterizados por la ausencia de mandíbulas, su boca es circular, dotada de varios círculos concéntricos de afilados dientes y de una lengua cornea. Los dientes son usados para romper las escamas de los peces, la boca, con forma de ventosa, les permite absorber la sangre (de la que se alimentan) y la lengua funciona como un émbolo: después de hacer el vacío sobre el abdomen de una presa, dentro de su boca, succiona la sangre al retroceder.
Sus presas favoritas son los tiburones, salmones, truchas, bacalaos y mamíferos marinos. La mayoría de peces, tras ser atacados y absorbidos por las lampreas, mueren. Pero en algunos casos sobreviven. Según el Departamento de Pesca y Caza: «Los pescadores de Alaska están muy familiarizados con las cicatrices circulares en los salmones y truchas que han sido víctimas de lampreas».
La lamprea cuenta con una antigüedad de 500 millones de años y es una de las criaturas marinas más primitivas y poco evolucionadas del reino animal.
Este tipo de animal nace en agua dulce y luego se traslada al mar. Sólo vuelve a su lugar originario para reproducirse. Si bien es extraño encontrarlo en tierra firme, los funcionarios de Medio Ambiente sostienen que, probablemente, los ejemplares hallados por los habitantes de la ciudad de Fairbanks fueron arrastrados por gaviotas que habrían recogido a los peces en el río Chena y los habrían soltado, en pleno vuelo, en tierra firme.